Junto a Ultimátum a la Tierra (1951) y El pueblo de los malditos (1960), La invasión de los ultracuerpos (1956) ostenta el título de una de las películas de ciencia-ficción más importantes de la Guerra Fría y una de esas cintas paradigmáticas que se copian y referencian hasta el cansancio. Aparte de los ya tres remakes que se han realizado de la original de Don Siegel (basada en la novela de Jack Finney), son incontables los ejemplos, tanto dentro del cine de horror como de ciencia-ficción, de trabajos que se han inspirado directa o indirectamente de esta historia de invasión alienígena mezclada con la paranoia típicamente humana.
En el caso de la versión original, esta paranoia encontraba su paralelo "real" en el clima de tensión que existía durante los cincuenta ante la para muchos inminente amenaza de una invasión soviética; no en balde el pueblo en el que se desarrolla la acción, Santa Mira, representa el típico paraíso de clase media del modo de vida americano, un lugar aburrido y tranquilo donde el doctor Miles Bennell comienza a investigar una extraña epidemia de orden psicológico: cada vez son más los ciudadanos de Santa Mira que afirman que sus seres queridos "han cambiado", han perdido parte de su personalidad, como si ya no fuesen las mismas personas que conocían. El hallazgo de un cuerpo sin rasgos faciales o huellas dactilares en casa de un amigo le llevará a descubrir la verdad: Santa Mira está siendo invadida por una raza extraterrestre capaz de duplicar a las personas y de usurpar su lugar convertidos en clones sin sentimientos y con una mente colectiva destinada a tomar todo el mundo.
Esa ambientación en un pueblo pequeño es lo mejor de La invasión de los ultracuerpos, y algo que sus posteriores remakes no han explotado. La sensación de desmoronamiento de una comunidad en la que todo el mundo se conoce hace más palpable el conflicto, y más creíble la evolución del personaje de Miles Bennell. Durante muchos años el director Don Siegel restó importancia a las voces críticas que afirmaban que los ultracuerpos eran analogías directas al período de la caza de brujas macarthista de los años cincuenta, y que los alienígenas representaban a los invasores comunistas o a los inescrupulosos investigadores del celoso senador norteamericano, según quien fuera el sesudo crítico. Independientemente de si es cierto o no, la verdad es que la película da alas a dicho juicio: el momento en el que Miles expresa que no quiere vivir en un mundo gris en el que "todos son lo mismo" así lo manifiesta.
Pero si la película funciona no es por su mensaje político. Se trata ante todo de una historia muy bien construida y que va envolviendo al espectador en el creciente misterio de aquello que rodea a su protagonista. Es evidente que en su momento esta película fue realizada como una serie B más, por lo que sus recursos son limitados, y aún así se han sabido aprovechar sabiamente; casi todo ocurre a plena luz del día, sin ningún énfasis en crear ambientes tenebrosos, lo que al final resalta la escalofriante cotidianidad con la que los invasores van logrando su objetivo. El momento cumbre, sin duda, es cuando Miles observa como todo el pueblo, que parecía estar en un día cotidiano, súbitamente se pone a realizar un trabajo perfectamente sincronizado en pos de un objetivo común. Asimismo, la huida del personaje con la turba de alienígenas detrás trae a nuestra mente la imagen de un linchamiento, el terrible miedo a las masas y a la colectivización forzada del individuo. Todo esto es muy sutil y aparentemente sencillo, insisto, pero sin duda alguna efectivo.
De hecho, lo único que en definitiva pierde a la película es el absurdo marco narrativo de Miles contando su experiencia a un grupo de policías, un recurso forzado en aquel entonces por el estudio, que quería dar al final de la historia un matiz más positivo y optimista (curiosamente, ninguna de las versiones de esta película ha utilizado el final de la novela de Finney). De no ser por este marco, estaríamos hablando de una auténtica obra maestra. Vale la pena revisarla ahora que la nueva versión con Nicole Kidman y Daniel Craig está a punto de invadir las carteleras.