Como si hubiese salido de las mentes de los guionistas de Íker Jiménez, White Noise (2005) basa su principal atractivo en la supuesta documentación que existe tras los casos (de nuevo, supuestamente) reales de la psicofonía, es decir, voces del más allá que se manifiestan a través de la estática producida por los equipos de difusión radio-televisiva. Es precisamente en este "ruido blanco" donde Jonathan Rivers (Michael Keaton) comienza a escuchar la voz de su esposa, trágicamente muerta tiempo atrás. Al principio Jonathan atribuye la idea a la morbosa explotación de un psíquico que, en su opinión, busca sacar tajada de su dolor, pero no tarda en rendirse él mismo ante la evidencia, y pronto descubre no solamente que su esposa está comunicándose con él desde "el otro lado", sino que además está intentando advertirle de un peligro que se cierne sobre él. El uso de este fenómeno como piedra angular de la trama es lo único que diferencia a esta cinta del montón de thrillers sobrenaturales que nos han llovido desde que El sexto sentido (1999) se convirtiera en un éxito de taquilla. Lamentablemente no es suficiente para salvarla de ese montón, ya que cuando mucho hablamos de un placer a medias.
Hablemos primero de lo que funciona: White Noise parte, en principio, de una idea bastante buena. No solamente el fenómeno de las psicofonías (que mucha gente considera más que plausible) es muy interesante, sino que el guión incluso plantea una debacle que no se toca por lo general en los programas de corte espiritista: si podemos abrir un portal entre la vida y la muerte para permitir la entrada a nuestro mundo de los espíritus de nuestros seres queridos, ¿qué impide que otras presencias menos benévolas crucen esa misma vía de comunicación? Los hechos que rodean este fenómeno al parecer están bien representados, y se nota que al menos por esta vez ha habido cierta voluntad de documentación (la película incluso utiliza grabaciones de algunos casos "reales" de psicofonías). Pero al mismo tiempo, se agradece que el guión no nos ahogue en una inmensa y pesada apología de estos hechos sobrenaturales y las personas que los investigan (atención Íker Jiménez), error en el que pudo haber caído fácilmente.
Pero a pesar de que sus buenas intenciones y del potencial de su historia, al final White Noise termina hundida por sus defectos. Uno de ellos es esa ambientación realista que ocupa casi por completo la primera hora de metraje. Para el momento en que llegamos a la parte realmente de horror, ya estamos poco menos que dormidos. Ciertamente no ayuda mucho la actuación de Michael Keaton, que se pasa toda la película prácticamente en un estado de sonambulismo histriónico.
El otro problema (y este sí que es bastante grande) es que la cinta trata de combinar géneros sin obtener resultados muy buenos. Parece como si los responsables hubiesen querido una película que funciara como un melodrama del amor más allá de la muerte tipo Ghost (1990) y una historia de terribles espíritus maléficos como The Ring (2002). La mezcla, por desgracia, no funciona, convirtiendo la película en una propuesta cuando menos esquizofrénica. Cuando llega el final, en el que Jonathan previsiblemente llega hasta el fondo del misterio, parece que estamos ante una cinta completamente distinta de aquella que empezamos a ver.
Otro inconveniente que tiene es que, en ocasiones, pierde demasiado tiempo de metraje en situaciones que no llevan a ningún lado. La sub-trama de Jonathan con su hijo, por ejemplo, no tiene ninguna relevancia para la historia, salvo quizá mostrar de una manera bastante obvia cómo el protagonista va descuidando su vida terrena en pos de su búsqueda de ultratumba. Dicha sub-trama, por cierto, nunca se cierra, por lo que al final da más o menos igual y hasta pudieron habérsela ahorrado.
Al final, las pocas cosas que funcionan de White Noise (2005) lo hacen por su atmósfera y por ciertas secuencias bastante inquietantes. A pesar de eso, el resultado final es bastante flojo, una película con un potencial muy desaprovechado, fácil de olvidar y que no merece destacar mucho. De hecho, el inminente estreno en España de su segunda parte es la principal razón de ser de esta reseña.
Realmente casi me quede dormida. recuerdo que el tema me interesaba, pero no podía dejar de roncar. Y eso que el tema me interesaba.
ResponderEliminarSaludines
Yo creo que si las ves con una mentalidad de que no irás a ver una película de terror se disfruta mucho más. Para mí, "White Noise" fue un thriller con algunos tintes sobrenaturales, la disfruté.
ResponderEliminarYo la vi con un amigo en el cine y salimos asqueadisimos.
ResponderEliminarEso si, la secuela entre que tiene a la Starbuck de BSG (Katie Sackhoff) y al Mal Reynolds de Firefly (Nathan Fillion) le propondria de verla en sesion palomitera en sofa con un pack de cervezas.
Muy de acuerdo con tu reseña. El planteamiento y la idea original son excelentes, pero pesismamentes llevadas a cabo, sobre todo en un film que yo tenia la esperanza de que de veras me asustara (el fenomeno de las psicofonias me aterra).
ResponderEliminarLa secuela es una mala pelicula que resulta bastante entretenida... su final es tan ridiculo que es bueno. Se salva por el carisma de Nathan Fillon.
He visto el film y también coincido con tus apreciaciones sobre lo mismo, creo que por momentos es demasiado pretencioso en la mezcla de géneros que propone y se queda en una intención que no llega a concretarse. Saludos!
ResponderEliminarPues la están dando por la TV, y en la pausa para no dormirme he buscado en Google y he encontrado tu blog y acertado comentario...voy a esperarme hasta final para al menos ver cómo termina la cosa...
ResponderEliminarLa acabo de ver en la tele.
ResponderEliminarLa verdad es que no mata y tu critica es MUY acertada.
Saludos.