sábado, abril 14, 2012
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domingo, abril 08, 2012
Reseña: Mientras duermes (2011)
En la que fácilmente podría ser considerada su mejor película hasta la fecha (al menos en solitario), el director Jaume Balagueró consigue con Mientras duermes (2011) zafarse de todas sus limitaciones anteriores y construir no tanto una historia de terror al uso como más bien un excelente thriller que ahonda en la idea del Mal absoluto e inexplicable, un tema que el director ya había asomado en su primer largometraje, Los sin nombre (1999), pero que aquí está sin duda mucho mejor llevado a cabo. Es esta una película, asimismo, que abandona gran parte de la estética filogótica de los trabajos anteriores de Balagueró (extensibles además a gran parte del resto de producciones del padrino de Filmax, Julio Fernández) y abraza por el contrario una estética realista y cotidiana de los viejos edificios de apartamentos del Eixample de Barcelona, algo que el director ya había explotado, evidentemente, en REC (2007).
Pero en esta ocasión el trato que se da a la historia es otro; la ambientación Barcelonesa es únicamente una excusa para construir una atmósfera inseparable del personaje principal, impecablemente interpretado por ese titán llamado Luis Tosar en lo que es sin duda otra actuación memorable. Su personaje es un conserje de comunidad con un gran vacío existencial y una incapacidad patológica para ser feliz, un genio del mal que sólo consigue satisfacción causando la miseria de los demás y que desarrolla una enfermiza obsesión con una joven vecina a la que hará el objetivo de un plan tan siniestro como elaborado. Es sin duda Tosar una de las mejores cosas de la película y razón por sí sola para verla, pero por otro lado no hay que desdeñar el efectivo trabajo de guión de Alberto Marini, un habitual de Filmax que ya se había encargado de otros trabajos como Romasanta (2004) o Para entrar a vivir (2006), esta última también con Balagueró y también ambientada en los horrores residenciales.
Las influenias del thriller polanskiano son evidentes, con referencias nada veladas a obras como Repulsión (1965) o El quimérico inquilino (1976), pero sería un error destacar únicamente este factor referencial y no el trabajo de Balagueró en construir escenas de tensión realmente admirables como una angustiosa fuga de un apartamento o toda esa gloriosa secuencia final que consigue precisamente aquello en lo que Los sin nombre, al menos en mi opinión, fracasaba, y es adentrar al público en la idea del Mal absoluto e injustificable.
Debido a mi actual posición geográfica me perdí en su momento Mientras duermes cuando salió en cines y ahora tras haberla visto me doy cuenta de mi error y me decepciona aún más si cabe el hecho de que fuese completamente ignorada en la última edición de los premios Goya. Vosotros que leéis esto todavía estáis a tiempo. Evidentemente este es uno de los casos en los que el término de "cine de terror" está un poco estirado, pero cualquier duda desaparece una vez que termina esta película. Si Balagueró conseguirá mantener este nivel con el estreno este año (esperemos) de la cuarta parte de REC es algo que todavía está por verse. Yo personalmente creo que sí.
viernes, abril 06, 2012
Reseña: La mujer de negro (2012)
La mujer de negro (2012) tiene todos los elementos necesarios para convertirse en uno de los primeros estrenos importantes del horror comercial de este año, no sólo porque pertenece a una vertiente harto conocida del terror sobrenatural con sus casas embrujadas y su imaginario clásico de pasillos abandonados, antiguas maldiciones y clásica historia de fantasmas, sino también porque el telefilme original de 1989 en el que esta nueva incursión de la (resucitada) Hammer Films se basa es lo bastante conocido como para llamar la atención y al mismo tiempo lo suficientemente modesta para requerir un remake de nuestros tiempos. Ha contado también con un gran empuje publicitario al ser la primera gran apuesta del joven actor Daniel Radcliffe tras su éxito con la saga de Harry Potter, así como por el regreso del director James Watkins, a quien sin duda recordaréis por Eden Lake (2008), la cual ya reseñamos aquí.
Decimos esto porque es necesario hacer un breve paréntesis y decir que la versión original, si bien reverenciada por muchos por ser un buen ejemplo de horror inglés minimalista y sobrio, era poco ambiciosa como película de terror y ciertamente merecía tener una reinvención actual que aprovechara mejor la estética de caserío abandonado en medio de un pantano del que hace gala el argumento. En este sentido, la película de Watkins funciona a la perfección al meternos en situación ya desde el inicio, contando la historia de un joven abogado que viaja a una abandonada mansión en medio de una tenebrosa ciénaga para hacer una tasación de los bienes en ella depositados, y termina metiéndose de bruces en un misterio que alberga (como no) una maldición familiar encarnada en un maligno espíritu vengador que se presenta bajo la forma de una dama vestida de luto. La premisa tiene una estructura y una atmósfera muy similar al Drácula de Bram Stoker, semejanza que ciertamente no pasó desapercibida a los responsables de esta adaptación al hacer del encuentro entre el joven Arthur y la casa el centro neurálgico de la película. Es muy curioso como la exploración inicial del abogado en las penumbras de aquella mansión embrujada ocupa un buen trozo de la película (yo diría que un tercio más o menos) en el que no hay diálogos y en el que el espectador es deleitado con todos y cada uno de los recovecos de la morada del fantasma.
martes, abril 03, 2012
Reseña: The Divide (2011)
Parte de una tendencia cinematográfica cada vez más común (sobre todo en el año que nos ocupa), The Divide (2011) es otro ejemplo de la llamada "ficción apocalíptica", en este caso no tan interesada en mostrar el Fin del Mundo sino más bien lo que sucede con un grupo de personajes que se encuentran de repente con el Apocalipsis y de cómo este va deteriorando lo que en un principio debería ser un esfuerzo de colaboración. Las pretensiones de metáfora de la sociedad humana son evidentes, y sin embargo esta producción tiene más de un detalle interesante que la hace muy atractiva más allá de su premisa de ciencia-ficción y la convierten en una auténtica película de horror a medida que transcurre el metraje.
The Divide, cuyo título original iba a ser Fallout, cuenta la historia de un grupo de vecinos que se refugia en el sótano de un edificio tras una catástrofe nuclear que ha reducido la ciudad a escombros. El origen de la hecatombe no solamente nunca es explicado, sino que toda la película transcurre dentro de este improvisado búnker en el que los personajes van enfrentándose a sus miserias personales y sufriendo una degradación tanto física como mental que irá resquebrajando el grupo y haciendo de ellos un peligro para sí mismos.
Es esta degradación lo que de hecho representa lo mejor de la película, ya que uno de los mayores atractivos que le he encontrado ha sido el inesperado giro que van tomando varios personajes a medida que la locura, el hambre y la sed se van apoderando de ellos, giro dotado de un marcado pesimismo pero que al menos sorprende en cuanto a qué se puede esperar inicialmente de determinados caracteres, sobre todo en el caso de dos personajes cuyo deterioro llega a límites auténticamente escalofriantes y que representan por sí solos la carga de auténtico horror de la película.
El director de The Divide es, por cierto, Xavier Gens, el francés director de la también muy eficiente Frontière(s) (2007). Esta, si bien resulta una película un tanto inferior que no deja de ser dentro de todo un producto mucho más convencional, resulta atractiva gracias a su ingeniosa manera de mostrar el apocalipsis y su valentía al dejar sólo intuir ciertos detalles y dejar ciertas cosas sin respuesta en momentos en los que una película normalmente habría optado por dejarlo todo bien masticado, especialmente teniendo en cuenta su condición mainstream. Aquí en cambio hay una historia bien construida sostenida por unas actuaciones encomiables, una dosificación ingeniosa del misterio que rodea a sus protagonistas (espectacular la secuencia en la que uno de los personajes hace una breve exploración del exterior) y sobre todo un final de esos que te dejan bastante mal (en el buen sentido que le damos en esta página al término). Absolutamente recomendable.