Muy probablemente no sean pocos los que conozcan a los directores Mitchell Altieri y Phil Flores, quienes trabajan bajo el pseudónimo de The Butcher Brothers a pesar de tener apellidos diferentes. En este blog ya hemos reseñado su relativamente reciente remake de April Fool's Day (2008), que no salió muy bien parado pero que de alguna manera tiene cierta continuidad temática con la película de la que hablamos hoy y por la cual se dieron a conocer. Los Hamilton (2006) fue una de las cintas salidas del primer After Dark Horrorfest, y valga decir que de ese año fue la que tuvo el look más amateur (cada quien decidirá si dicho término esconde o no una connotación peyorativa).
En Los Hamilton vemos uno de los arquetipos más conocidos del cine de terror actual en lo que se refiere a la encarnación de familias de psicópatas que se dedican a capturar y torturar desconocidos, preferentemente jovencitas de buen ver. Sin embargo, algo ha de reconocerse a los hermanos Butcher y es su explícita voluntad de romper el lugar común que esto representa y centrarse no tanto en las depravaciones carniceras de los miembros de este clan familiar sino más bien en la representación de la cotidianidad de estos seres desquiciados a través de una perspectiva hasta cierto punto innovadora. La familia Hamilton en cuestión está formada por una camada de jóvenes huérfanos que idolatran a sus padres muertos y parecen protegerse mutuamente de un mundo exterior que depredan pero que al mismo tiempo parecen temer.
La idea central y la forma tan curiosa como los Butcher han usado este arquetipo de terror para elaborar una sátira de la típica unidad familiar de clase media es lo más interesante de una propuesta por lo demás poco atractiva en su desarrollo. El principal problema que veo aquí es la estética plana y aburrida que inunda el metraje producto sin duda de un uso indebido del formato digital. Sorprende en este sentido la existencia de un prólogo puramente "de terror" en el que destaca la presencia de la actriz Brittany Daniel en un brevísimo cameo. La Daniel no es solamente la única actriz conocida de la película (si no contamos la descolocante presencia como actor del productor Joel Silver), sino que encima este breve prólogo tiene una estética, tono y estilo completamente diferentes al resto de la cinta, con lo que se hace evidente que estamos ante un fragmento rodado de forma separada como posible estímulo para inversores.
Este prólogo es además el primer momento en que se nos adelanta el que será tema constante durante la película, y es el misterio que ronda a la familia y que se explica mediante las continuas referencias a una "enfermedad" que acosa permanentemente a los Hamilton y que sienta las bases de una subtrama de intriga con uno de los miembros más jóvenes de la hermandad. La revelación final es, eso sí, bastante predecible (la película prácticamente te la tira en cara más o menos a la mitad) y algo cutre una vez llegado el momento decisivo. Con todo y eso, y a pesar de que Los Hamilton tenga buenas ideas en cuanto a su concepción, su pobre estética y su desarrollo lento y aburrido hace que no me termine de convencer.