Tengo que reconocer que esta película me gustó mucho más de lo que inicialmente esperaba, y creo que el principal motivo es que a pesar de la sencillez de su planteamiento (toda la película transcurre prácticamente en un único escenario de una casa oscura y laberíntica) es sin embargo un trabajo ambicioso que no trata al espectador como idiota sino que le permite ir armando él mismo la historia a través de una estructura de narrativa fragmentada, saltando de una época a otra intentando esclarecer la desaparición. Es en el misterio del niño desaparecido y la madre que lo busca desesperadamente donde se encuentran los únicos elementos de terror, puestos delante del espectador como una cortina ante lo fantástico que únicamente se revela al final. Espectadores más espabilados que yo muy probablemente pillen este desenlace desde mucho antes que se produzca, pero no fue mi caso y aún así creo que el misterio está muy bien construido. Ciertamente ayuda mucho el escenario de la casa, que está muy bien aprovechado, como aprovechada está también la actuación de su absoluta protagonista, Ruddy Rodríguez, quien me sorprendió con un trabajo sumamente natural teniendo en cuenta lo que hasta la fecha le he visto hacer.
No engañamos a nadie si mencionamos las evidentes aspiraciones comerciales de una película como esta, y su estructura es completamente mainstream no sólo por la presentación sino también por sus muy evidentes influencias, de las que sin embargo no abusa para nada. Pero al mismo tiempo se agradece que se haya tomado su argumento y su propuesta en serio y haya conseguido esquivar algunas de las trampas de trabajar con niños y la falta de naturalidad que muchas veces he visto en este tipo de productos, al menos en cuanto a actuación. A nivel técnico se notan a veces las carencias, sobre todo en el intento de envejecer treinta años a su protagonista, pero al mismo tiempo hay una compensación en el empleo de la casa como un sitio sin artificios de ninguna clase. Honestamente, considero que el cine venezolano necesita muchas más películas como esta, y en lo personal me agrada la idea de revitalizar para el cine de terror a mitos eróticos noventeros como Ruddy Rodríguez.
Curiosamente, y a diferencia de lo que suele ocurrir en estos casos, el desenlace es uno de los mejores detalles de La casa del fin de los tiempos, y aunque como decía arriba es probable que muchos lo vean venir (sobre todo si han pillado las referencias de la película) no por eso desmerece. Para mí el principal problema de este final es que desmonta el ambiente de terror tan eficiente que la película había construido, algo que por cierto también pasaba en El orfanato pero que aquí al menos es mucho más interesante. Vale la pena, así que echadle un vistazo.