Olvidando por lo visto la película anterior, esta intenta relatar (una vez más) los orígenes de la muñeca y de cómo esta pasó a ser una fuerza maléfica que se ha cebado con una pareja tras la trágica muerte de su pequeña hija. Aunque los protagonistas en realidad no son estos sino un grupo de niñas de un orfanato que han venido a vivir a esta casa invitados por la pareja para dar nueva vida a su hogar. Tengo que decir que la historia y su planteamiento base son al menos interesantes por sí mismos y que, al menos al principio, prometen un ambiente de terror eficiente gracias a esa combinación entre el estado de aislamiento de la casa y la muy penosa situación por la que pasan las niñas, además del miedo que los más pequeños pueden sentir ante las enfermedades de los adultos. Solamente esto ya hubiese sido un muy buen planteamiento para la trama de una de las crías que descubre la presencia del demonio que habita la muñeca y con ello el secreto que guarda la familia en su pasado.
Si esto queda arruinado es por dos motivos: el primero tiene que ver con las ansias comerciales de la cinta al subrayar de forma ingenua todos sus momentos de terror con subidas de volumen, sustos baratos y demás armas de ese cine de terror de bajas pretensiones que conocemos tan bien, y el segundo con la insistencia por parte del guión de enlazar esta película no solo con la primera parte de Annabelle sino por extensión con todo el universo de The Conjuring. Siendo sinceros, la muñeca en sí no tiene nada que ver realmente con la trama y podría haber estado perfectamente ausente sin que esta se resintiera en lo más mínimo. Por el contrario la cinta no sólo intenta forzar su significado una vez más (incluso, al igual como ocurrió en la película anterior, antes de que dicha muñeca estuviera "embrujada") sino que incluso cuenta con un sonrojante epílogo que conecta sin ningún tipo de sutilezas con la primera entrega, dejando la continuidad con esta bien montada.
Este tipo de estrategia de universo compartido es quizás lo más relevante: las ganas de crear una saga multipolar construida en torno a la obra de James Wan, repitiendo así lo que parece ser la nueva estrategia comercial de los grandes estudios y sus mega-franquicias, algo en lo que todos ellos parecen estar metidos desde que las películas de superhéroes de Marvel demostraran que tal hazaña es posible. En este sentido, la cinta de la que hablamos hoy lo intenta de la forma más evidente posible: una pequeña escena post-créditos ya se encarga de adelantarnos el próximo personaje que pasará por nuestras pantallas en medio de toda esta locura. La segunda entrega de Anabelle puede que no sea lo peor que haya visto, pero es sin duda un trabajo muy olvidable y sobre todo muy inferior a lo que incluso sus propias posibilidades ofrecen.