domingo, febrero 27, 2011

5 cuasi-terrores del 2010

Debido a nuestro intento por tragarnos toda la producción posible del 2010 antes del aniversario de Horas de oscuridad (momento que hemos elegido como la nueva fecha de nuestra lista anual) nos hemos topado con algunas obras que si bien en su momento llegamos a pensar podrían ser incluídas en nuestro minúsculo ránking, al final han terminado por no ajustarse a lo que nuestro cambiante criterio reconoce como cine de terror. No quisiera, sin embargo, que dejásemos pasar la oportunidad de lanzar unos breves comentarios acerca de cinco de esas películas que nos han llamado particularmente la atención y que por uno u otro motivo no pasarán a formar parte de nuestra clasificación anual. Será breve, así que podremos sacarlas en esta nueva entrega de Horas de oscuridad lightning round:
Chatroom
La nueva película de Hideo Nakata, el cineasta japonés ampliamente conocido en esta página por sus películas Ring (1998) y Dark Water (2002). Esta es, sin embargo, una producción británica en la que Nakata intenta darnos un thriller juvenil tejido alrededor de un grupo de adolescentes convocados a un chat cuyo anfitrión parece ser un experto manipulador que llevará las cosas demasiado lejos. Lo interesante de esta película, hay que decirlo, es la escogencia estética de representar Internet como un espacio físico, aunque muchas veces ese recurso muestre salidas un tanto banales y llenas de un efectismo más apropiado para el sci-fi. Es por desgracia lo más destacable que he encontrado, porque la película se hace larga y aburrida, y los conflictos juveniles que muestra son en su mayor parte topicazos de mucho cuidado. La estética, insisto, es lo único que en determinados momentos salva el día. Para thrillers juveniles me quedo mil veces con la también británica The Hole (2001).
Hereafter
Lo nuevo de Clint Eastwood, y una que seguramente ya todos habréis visto. A pesar de que la cinta muestra un claro uso de lo sobrenatural, no es una película de terror; es en realidad un drama de historias cruzadas que tienen en común el tema de la vida más allá de la muerte, y el tratamiento que se le da tiene connotaciones románticas y una filosofía demasiado New Age para mi gusto. Confieso que me acerqué a ella porque era dirigida por Clint Eastwood y porque salía la chica de Alta tensión (2003), no necesariamente en ese orden. Algunos de sus momentos son interesantes, pero las intenciones discursivas de la película son demasiado evidentes como para pasar por alto. Atención, sin embargo, a dos detalles a tomar en cuenta: la espectacular secuencia del tsunami al principio de la película y la aparición de una Bryce Dallas Howard más bella que nunca. Del resto me pareció poca cosa.
Monsters
Por su condición de producción independiente y sus ambiciones de cine de ciencia-ficción "con mensaje", Monsters fue vendida en su momento como la nueva District 9 (2009), algo que no deja de ser curioso porque la película de Neil Blomkamp no era al final lo que se nos había intentado hacer creer que era. Eso no pasa con esta, sin embargo; Monsters es, como su nombre lo indicia, una película de monstruos en la que los monstruos casi nunca aparecen, y no dudo que sus responsables habrán creído que eso es algo bueno en sí mismo. De hecho los alienígenas que en ella aparecen son accesorios, y podrían perfectamente haber sido una amenaza más terrena y el resultado habría sido el mismo. Personalmente, me ha parecido una tomadura de pelo aburrida, pretenciosa, interminable, y con un mensaje político tan obvio y evidente que resulta ofensivo. Claro, es cierto que District 9 también tenía una carga política bastante obvia, pero al menos no te lo machacaba a cada momento.
Black Swan
Black Swan, lo nuevo de Darren Aranofsky, parte como una de las favoritas para los Oscar esta noche, y debo decir que personalmente es una película que me ha gustado mucho, más allá de que sus referencias a Cronenberg y De Palma (al menos en sus inicios) sean casi tan evidentes como sus juegos de simbolismo para principiantes (blanco=bueno, negro=malo... nadie se partió aquí la cabeza). Aquí, sin embargo, reconozco mi parcialidad, ya que Aranofsky es un director que personalmente me gusta mucho (ya hablé una vez de La fuente de la vida (2006) como esa película que por lo visto sólo me gusta a mí y a dos más), pero con todo y eso tiene grandes momentos, sabe perseguir claramente sus objetivos en cuanto a discurso, y da a Natalie Portman la que probablemente sea la mejor actuación de su carrera hasta ahora. Un thriller es, sin duda alguna, pero no es una película de terror puesto que todos los aspectos asociables a dicho género, incluyendo transformación a lo John Landis, son usados desde una perspectiva puramente metafórica.
Black Death
Si olvidase por un momento nuestro particular criterio a la hora de elegir candidatos, no me quedaría ninguna duda de que Black Death sería la película del 2010 por unanimidad. Es una lástima por eso que al final no sea una película de terror. En vez de ello, la nueva cinta del británico Christopher Smith (un director que cada vez me gusta más) es una oscura historia de aventuras que comienza con promesas de muertos resucitados y que termina siendo un viaje a las tinieblas de la Edad Media con fuertes reminescencias a la versión original de The Wicker Man (1973) y el anáologo viaje de los protagonistas de Apocalypse Now (1979). En esta ocasión, un monje en plena crisis de Fe durante los tiempos de la Peste Negra se une a un grupo de guerreros que resulta ser una banda de cazadores de brujas. Aparte de los elementos de aventuras, hay en Black Death un discurso sobre la Religión interesante que sabe sorprendernos incluso cuando pensamos que se irá por tópicos ya tocados, eso y que es una película cruel que juega constantemente con las emociones de un espectador que de repente se encuentra con que no es tan fácil tomar bando a favor o en contra de los personajes. Esta es una que a pesar de que no será reseñada aquí no puedo dejar de recomendar, ya que con ella Christopher Smith ha conseguido fraguar la que considero su mejor película hasta la fecha.

miércoles, febrero 23, 2011

Reseña: Déjame entrar (2010)

Seguramente ya habréis visto la opinión resumida que dejamos en forma de post de transición hace ya un tiempo (por cierto, curioso el interés desatado por lo que no era más que una línea resumiendo una impresión inicial), así que no viene mal desarrollar un poco la idea y explicar lo que realmente nos ha parecido la nueva versión de Déjame entrar (2010), remake de la muy mentada película de Thomas Alfredson. La existencia de estas nuevas versiones recalentadas es algo que ya comentamos una vez y que responde a una realidad económica acerca de cómo se maneja el cine de masas en Estados Unidos, algo que tiene que ver con un concepto que en publicidad se conoce como "conciencia de marca"; si bien la Déjame entrar (2008) original puede ser considerada en muchos sentidos una película de culto, la verdad es que una película extranjera tiene escasas posibilidades (por no decir ninguna) de ser un éxito en la taquilla estadounidense.

Llegados a este punto se hace necesario hablar de la película en sí, cuyo argumento es casi calcado al de la versión sueca, quizás demasiado. Aquellas palabras del director Matt Reeves en las que aseguraba que su versión no era tanto un remake sino una nueva adaptación de la novela original de John Ajvide Lindqvist finalmente han quedado en nada; Déjame entrar redux sigue prácticamente al pie de la letra el argumento de la primera adaptación e incluso la referencia en varias ocasiones con secuencias y planos específicos que son exactamente los mismos, lo que desmonta uno de los principales argumentos de los defensores de esta versión americana: que (supuestamente) no estamos ante una fotocopia del original escandinavo. Por el contrario, Matt Reeves, artífice de la por nosotros muy alabada Cloverfield (2008), parece haberse limitado a "traducir" culturalmente la película original y dudo mucho que haya tenido algún interés en aportar algo propio a aquello que ya se había contado. De hecho, los escasos cambios que se han realizado al argumento son insustanciales (como la presencia de un detective encarnado por Elias Koteas) o directamente empobrecen el resultado si se le compara con la versión original. Es esto lo que sucede, por ejemplo, con la decisión por parte de los responsables del remake de eliminar casi por completo la subtrama de vampirismo de la pareja atacada por la niña protagonista, lo cual borra también uno de los pocos elementos de auténtica película de horror que la cinta de Alfredson tenía. Algo similar ha ocurrido con la decisión de eliminar la ambigüedad del vampiro y la "verdadera naturaleza" de la niña; es cierto que la ausencia de dicha revelación no altera propiamente el argumento, pero sí es una muestra más de cómo la historia original ha tenido que ser suavizada para alcanzar los estándares de una producción comercial, lo cual es algo sin duda triste.

Tampoco estamos, como se ha comentado en anteriores ocasiones, ante una versión más "de terror" de la novela original sino todo lo contrario: la nueva Déjame entrar sigue siendo más que nunca un drama y una historia de "primer amor" entre jóvenes (al menos de espíritu) en los que el tema del vampirismo se trata en muchas ocasiones de refilón. Poco importa que en esta ocasión se haya buscado hacer del vampiro un ser más "feroz" (en realidad la única diferencia es que salta más rápido, vamos) si ese intento se tira por la borda debido al carácter explícito de la forma como se presenta, con un maquillaje vampírico convencional y aburrido que elimina la interesante manera que tenía la película de Alfredson de dosificar la apariencia del vampiro y su metamorfosis en monstruo, contemplada en vistazos fugaces que se quedaban en nuestra memoria. Nada de eso, por desgracia, se ha trasladado a la película de Reeves.

Ahora, después de haber soltado toda esta parrafada, es probable que muchos puedan pensar que no me ha gustado la película pero no es así. Después de todo, sigue siendo la copia al carbón de una cinta muy buena, tiene uno que otro momento interesante a nivel de estética (como ese accidente de coche visto desde adentro) y algunas actuaciones sobresalientes. El problema es que, por un lado, no puedo simplemente fingir que la original no existe y que se estrenó hace apenas un par de años. Por otro lado, me cuesta mucho pasar por alto lo tremendamente vacía y supérflua que resulta, eso y que el saber exactamente qué va a ocurrir cada segundo hace que al final termine siendo aburrida y casi tan larga como la original (y pensar que detrás de esto está la Hammer Films, que una vez fuera sinónimo de entretenimiento). Por eso me sorprende comprobar qué bajos tienen que estar los estándares si al final esta va a resultar ser una de las cintas más "destacables" del año. Aquí por desgracia me toca ser la nota discordante ya que, por más que lo intento, no puedo encontrar nada positivo de este remake que no haya estado ya presente en la cinta original, ante la cual esta versión sigue siendo completamente innecesaria.

lunes, febrero 21, 2011

Reseña: Frozen (2010)

Entre Hatchet (2006) y su secuela, el director Adam Green sacó adelante una pequeña producción independiente que nada tiene que ver con la gloria sanguinolenta que le ha hecho famoso. Sin embargo, y a pesar de ser una película muy diferente, Frozen (2010) está perfectamente enmarcada en la trayectoria de este director al ser una película mínima, de presupuesto muy ajustado y hecha en medio de un innegable espíritu de colegueo, evidenciado por ejemplo en el hecho de que todos los personajes llevan los nombres de amigos personales del director, incluyendo Joe Lynch, el responsable de esa joya llamada Wrong Turn 2 (2007). Frozen es, asimismo, una película bastante cruel para con sus personajes y hermanada irremediablemente con otras cintas de "supervivencia" que inmediatamente salen a colación como la desquiciante Open Water (2003), la cual no puedo evitar referenciar aquí.

El elenco es mínimo, así como la locación: tres amigos se quedan varados en una telesilla a varios grados bajo cero, sin esperanza de ser rescatados y con la forzosa necesidad de valerse por sí mismo si no quieren morir de frío. Esa es la premisa y desafortunadamente no puedo decir más por no revelar algunas de las cosas que ocurren tras cada uno de los intentos por parte de los personajes de salir de su terrible situación. He de afirmar, eso sí, que no esperaba nada de esta película y al final he quedado bastante sorprendido por el estilo minimalista pero efectivo que Adam Green ha conseguido dar al conjunto; a pesar de que el espectador va varios pasos por delante de la película en más de una ocasión, esta supera sus expectativas en cuanto a crueldad y ensañamiento para quien está del otro lado de la pantalla (incluyendo el siempre temido congelamiento del tejido corporal).

Todo esto, repetimos, en una propuesta mínima que apenas supera los ochenta minutos, y eso contando con los títulos de crédito, algo que ciertamente ayuda a verse al menos emocionalmente involucrado con un relato de supervivencia estático que contrario a lo que se podría pensar no resulta aburrido ya que consigue inyectar suspense a una historia que cuenta en gran medida con una sola locación. Las situaciones en las que se ven involucrados los personajes y los diferentes intentos por sobrevivir se ven en gran medida creíbles (esto lo dice, sin embargo, alguien que jamás ha ido a esquiar) o al menos lo suficiente como para mantener el interés en todo momento, aparte de ser esta una de las pocas ocasiones en las que las situaciones puramente dramáticas (amén de la ya archiconocida técnica de "dejar salir" los conflictos personales de los protagonistas durante su azarosa situación) funcionan y no se sienten como agregados. Aparte habría que destacar el buen oficio de Adam Green a la hora de construir la película desde una locación real y con un mínimo de recursos bien aprovechados que demuestran en todo caso que es capaz de salir adelante incluso con un cambio tan radical de registro.

Dicho todo esto, queda claro cuanto me ha gustado Frozen. No esperéis, sin embargo, la película del año como he llegado a escuchar por ahí; este relato de superación de Adam Green está más cerca de la ya citada Open Water que de Tiburón (1975) en lo que a películas de supervivencia se refiere, sólo que resulta mucho más entretenida e ingeniosa más allá de la obviedad que resulta su minimalista propuesta. Echarle un vistazo tratando de olvidar la carta de presentación gore de su director y puede que os llevéis la misma sorpresa que yo.

jueves, febrero 17, 2011

Reseña: Rare Exports (2010)

A pesar de que no recibió el debido estreno comercial en la época idónea (es decir, las Navidades pasadas), la producción finlandesa-noruega Rare Exports (2010) sí que ha terminado siendo bastante conocida en los últimos meses no sólo por el reciente surgimiento comercial del cine de terror escandinavo, sino también por la repercusión que tuvo en el último Festival de Sitges. Hay que decir que no la ví en su momento y tras haberlo hecho considero que su fama está más que justificada; estamos ante una cinta interesante por varios motivos, siendo (para mí al menos) el primero de ellos el que sea una fábula anti-navideña que sin embargo sabe valerse no sólo del legado cultural de la mitología finlandesa sino también de toda una tradición de cine infantil dedicado al tema de Papá Noel y los niños que ansiosamente lo esperan cada año.

Esto último lo decimos porque hay que dejar claro en primer lugar que Rare Exports es ante todo una película bastante ligera en cuanto al tratamiento que hace del terror y muy poco dada a la violencia, afincándose más en un sentido del humor bastante retorcido que quizás sea más apreciable para aquellos que en cierta forma conecten con sus principales referencias culturales, desde los aguerridos protagonistas equivalentes a vikingos modernos pertenecientes a un mundo enteramente masculino (no aparece ni una mujer en la película) hasta el pequeño niño retraído que es quien conoce la leyenda del "verdadero" Papá Noel (que nada tiene que ver con aquel amable anciano que reparte sonrisas y regalos en Nochebuena) y que acaba convirtiéndose en un héroe. Sin embargo, la película sale airosa en lo que es su mayor desafío: ser una eficiente comedia de terror con niños de por medio, hasta el punto que no exageramos cuando decimos que Joe Dante se sentiría muy orgulloso de esta película. Tal como se ha mencionado ya, es probablemente Gremlins (1984) la influencia más evidente de esta cinta no sólo en su sátira de la Navidad sino también en su tratamiento del terror, que sin embargo no está exhento de un componente macabro considerable en la tétrica figura de ese prisionero de barba blanca que una excavación arqueológica ha liberado de forma bastante irresponsable (en este sentido el argumento me ha recordado mucho al relato Rawhead Rex, de Clive Barker).

La mezcla de géneros sea quizás lo que pueda echar a algunos para atrás a la hora de valorar correctamente una película como esta, ya que no es un trabajo netamente de terror; es ante todo una oscura fantasía navideña que echa mano de elementos mitológicos puramente nórdicos (de nuevo, esos vikingos modernos enfrentados a terribles demonios) y los aborda desde una perspectiva cómica que puede ser disfrutada especialmente por aquellos nostálgicos de grandes terrores juveniles como The Monster Squad (1987) y The Gate (1987), y aunque carezca del componente pop que caracteriza estos últimos, sí que comparte con ellos el saber convertir a los niños en protagonistas de historias de miedo, cosa nada fácil. Aparte de eso la premisa de la película está bastante bien llevada aunque no sea cien por cien original, y la desmitificación que hace de la Navidad aludiendo a sus orígenes paganos es muy acertada, aparte de que la figura del anciano es genuinamente inquietante y se convierte rápidamente en una de las mejores cosas de la película.

Así que desde ya podéis consideraros avisados: Rare Exports es una película aparentemente ligera y bastante sencilla (80 minutos incluyendo títulos de crédito), pero también es una gran cinta que hace falta revisar aunque su ideal contexto navideño haya sido superado. No os acerquéis a ella esperando una cruel y terrible historia de terror, sino más bien una película simpática en la que los monstruos son reales y los niños son héroes. Puede que su mezcla de géneros no sea la ideal para muchas personas, pero sinceramente no se me ocurren muchos ejemplos de esta nueva ola de cine de terror nórdico que sean tan entretenidos y genuinamente entrañables como este que nos ocupa hoy. Recomendable fuera de toda duda.

lunes, febrero 14, 2011

Reseña: I Spit on Your Grave (1978)

I Spit on Your Grave (1978), archifamosa película de venganza conocida también con el mucho más apropiado título Day of the Woman, forma parte de una tendencia muy popular durante los años setenta que nos trajo películas crudas tanto en estética como en temática, y que casi siempre se centraban en mostrar mujeres en peligro, lo cual no estuvo exento de cierto grado de polémica. Uno de los ejemplos más conocidos de este tipo de cine es La última casa a la izquierda (1972), película con la que siempre se le compara. Sin embargo, esta cinta de Meir Zarchi es muy superior en todo sentido, y al contrario de la cinta de Wes Craven, todavía sigue manteniendo gran parte de su fuerza y capacidad de impacto, aún a más de 32 años de su estreno. Aunque a decir verdad las dos se parecen sólo en su premisa inicial y tienen objetivos temáticos y discursivos muy distintos, siendo la fundacional Deliverance (1972) una película mucho más cercana en espíritu a la que hoy nos ocupa, desde su contraposición de incautos citadinos y peligrosos paletos hasta un catálogo de salvajismo y crueldad que en ocasiones se hace bastante difícil de ver.

Las comparaciones con la película de John Boorman son muy pertinentes ya que I Spit on Your Grave tiene incluso un argumento muy similar que trata sobre una joven escritora llamada Jennifer Hill que representa el arquetipo ideal del citadino (joven, bella, inteligente, liberal), que se encuentra de repente acosada por un grupo de salvajes rústicos que la violan, humillan y dejan por muerta. Toda esta serie de vejaciones ocupa un trozo considerable de película y resulta bastante incómodo no sólo por lo que muestra sino por su frialdad y su repetición, algo que justifica ante el espectador la segunda mitad de la cinta, en la que Jennifer planea y ejecuta su terrible venganza contra aquellos que la han agredido.

Por supuesto es por todos sabido el grado de controversia que siempre ha rodeado a esta película y que explica en parte su éxito; por su parte, el director Meir Zarchi siempre ha defendido su trabajo alegando que se trata en realidad de una alegoría pro-feminista debido (evidentemente) a su muestra final de poderío femenino. Estoy seguro de que él cree realmente en eso que dice, sin embargo también es cierto que el argumento de la película muestra simplemente el otro lado de una de las más comunes fantasías misóginas, aquella que habla de la furia que nace dentro de una mujer ultrajada. No es casualidad en este sentido el retrato de Jennifer en la segunda mitad de la cinta como un bello ángel vengador ni tampoco el regodeo en la crueldad y frialdad absoluta con la que ejecuta su vendetta personal.

Por suerte, y a diferencia de la anteriormente citada película de Wes Craven, I Spit on Your Grave tiene suficientes méritos estéticos como para considerarla una pieza alejada del uso despectivo del término amateur, llegando a sorprender en ocasiones por las elecciones formales de Zarchi, inusuales en un supuesto producto de explotación. Sorprende por ejemplo la total ausencia de música (exceptuando un momento en específico en el que dicho acompañamiento musical se usa literalmente para ahogar los gritos de horror de uno de los momentos más conocidos de la cinta) y el ambiente conseguido por el director durante los primeros minutos, dedicados a mostrar el refugio de Jennifer como un sitio idílico que pronto se verá roto por la llegada de la violencia. Aparte de todo esto hay que reconocer la acertada elección de la protagonista Camille Keaton (nieta de Buster Keaton, valga decir), cuya frágil belleza contrasta con una soberbia actuación de justiciera que le valió en su momento el premio a Mejor Actriz en el festival de Sitges.

Confieso que llegué a ver I Spit on Your Grave muy tarde en mi vida y que durante mucho tiempo dudé en incluirla entre las reseñas de esta página. Si al final lo he hecho ha sido únicamente para poder hablar de su reciente remake del año pasado y comprobar si el grado de violencia ha aumentado y si realmente tiene sentido resucitar una obra así alejada de su contexto de provocación propio de la época en la que se estrenó. Por mi parte, me ha sorprendido re-visitarla y descubrir que sigue siendo una muy buena película, quizás no tanto como la ya mencionada Deliverance, pero al menos sigue teniendo gran parte de su energía y valor icónico, aparte de que algunas de sus escenas llegarán a producir una reacción emocional bastante desagradable en aquel que se acerque a ella. Con todo y eso, yo diría lo que tantas veces se ha comentado respecto a estos clásicos de venganza: con verla una vez ya seréis libres.

sábado, febrero 12, 2011

Reseña: Carrie (2002)

A pesar de que probablemente no existe fanático del género de terror que no conozca al menos de nombre la película Carrie (1976), de Brian de Palma, no son muchos los que saben que existe una secuela de 1999, e incluso son menos aún los que saben que en el 2002 se estrenó una nueva versión hecha para la tele de esta primera novela de Stephen King. La supuesta necesidad de rehacer una adaptación que todavía está bastante vigente es algo que se me escapa, teniendo en cuenta sobre todo que King no carece de material ampliamente adaptable, pero alguien debió haber pensado lo contrario y decidido dar una segunda oportunidad a la historia de una chica de instituto que descubre sus poderes telequinéticos y los usa para lanzar su venganza contra aquellos que la han martirizado, ya sea sus crueles compañeros o su desquiciada y religiosa madre.

Se podría pensar asimismo que el mayor tiempo de metraje (132 minutos frente a los 98 de la versión de Brian de Palma) permitirían una mayor "fidelidad" al argumento original que presentaba la novela de King, aunque esto no es del todo cierto; hay de hecho una fuerte intención de referenciar la versión de 1976 evidenciada incluso en el material publicitario de la película y la carátula del DVD, que muestra una clara alusión a la técnica de "pantalla dividida" que constituye uno de los trucos estéticos más emblemáticos de la original. Con todo y eso, esta nueva versión incluye detalles argumentales de la novela ausentes en la versión de De Palma, concretamente la lluvia de piedras causada por Carrie siendo todavía una niña. Sin embargo, el resto de la película está hecha con la clara intención de mantener la mirada fija en la versión de los setenta como principal fuente de inspiración, algo ineludible puesto que incluso la visión de Carrie ensangrentada durante el baile de graduación es ya una imagen clásica del género de terror.

El formato televisivo, no obstante, pasa factura de la peor manera posible: aparte de una estética bastante plana y sin gracia y una mayor condescendencia ante el espinoso tema de la religión presente tanto en la novela como en la cinta original, el ritmo de la película se hace lento al intentar centrar gran parte de su metraje en el mundo diario de los jóvenes pero al mismo tiempo prescidiendo del humor que en ocasiones destilaba la original. Hay asimismo una pésima elección de casting a la hora de tomar el papel protagonista, puesto que Angela Bettis se ve demasiado mayor para su personaje, y aunque considero que es una actriz muy interesante que ha demostrado ya su valía como arquetipo de "patito feo", no pega como Carrie para nada.

En definitiva, el único motivo por el cual se me ocurriría que alguien pudiera querer echar un vistazo a Carrie (2002) sería por puro afán de completismo de las adaptaciones cinematográficas de la obra de Stephen King. Paradójicamente, es este público potencial el que se verá más afectado en el momento en que llega la que es probablemente la mayor licencia de guión (en cuanto a adaptación de la novela se refiere) que nos podemos imaginar, y es que el final de la película es un auténtico sacrilegio que pondrá a los seguidores de Stephen King en pie de guerra. No voy a decir aquí de qué se trata (aunque muchos lo podrán intuir ya) pero sí debo adelantar que dicha licencia tiene una explicación, ya que este telefilme era originalmente el piloto de una serie televisiva sobre Carrie que nunca llegó a realizarse. Del resto, la verdad es que no encuentro nada destacable en este intento televisivo completamente innecesario.

jueves, febrero 10, 2011

Reseña: Saw 3D (2010)

Si alguien me preguntara ahora mismo cual me pareció la peor película de terror del 2010, seguramente diría Paranormal Activity 2 (2010), pero estoy seguro de que Saw 3D (2010), séptima y hasta la fecha última entrega de la saga de Jigsaw, pelearía por un muy cercano segundo lugar. Incluso para sus propios estándares, es una secuela muy pobre y (para mí al menos) la peor de toda la saga, un desesperado último intento por parte de Lionsgate de exprimir su franquicia más rentable hasta la última gota y despedirse a lo grande: esta séptima parte tiene el presupuesto más abultado de todas las entregas, la mayor cantidad de cadáveres (24) y la mayor cantidad de trampas (11). Con estos datos parece difícil que me haya parecido la peor, pero definitivamente es así, aunque sea por la sencilla razón de que en ella se multiplican a lo bestia todos los problemas que estas cintas han tenido desde sus inicios, algo que ni siquiera el cebo taquillero del 3D ha podido solventar.

Hay sin embargo dos cosas que me han parecido muy positivas y dignas de mencionar: la primera es un intento serio y coherente por parte de los guionistas Patrick Melton y Marcus Dunstan de dar a esta película una sensación de finalidad y cierre de la saga en general, prescidiendo por primera vez del final abierto (aunque no del final sorpresa, valga decir) en pos de una conclusión que incluso se da el lujo de trazar un círculo con la primera entrega no por medio de la explotación banal de Jigsaw, quien de hecho casi no aparece, sino con el regreso ya anticipado de ciertos personajes de los que nos habíamos olvidado antes. Lástima sin embargo que esta resolución argumental no se haya podido realizar sin recurrir a trampas de guión muy evidentes que toman al espectador por imbécil o al menos por olvidadizo, puesto que varios de los giros argumentales contradicen información que se nos había dado en anteriores entregas para facilitar el argumento a esta séptima parte. Asimismo, algunas subtramas que se perfilaban como importantes terminan por ser insustanciales, como por ejemplo todo el tema de la venganza de Jill, la viuda de Jigsaw, que finalmente no termina teniendo ningún peso en la trama. Y es que esta es precisamente la entrega de Saw con menos argumento, la que más se siente como una concatenación de escenas sin ningún tipo de coherencia narrativa más allá de la ocasional presentación de un tema, casi siempre de carácter moralista.

Es aquí, no obstante, donde está el segundo punto positivo que le veo a la cinta, y es que por primera vez el (escaso) foco temático se centra no en Jigsaw (prácticamente ausente, como ya hemos mencionado) ni en su discípulo Hoffman, sino en los sobrevivientes de las trampas anteriores y su recién descubierta relación con la vida y su papel como auténticos perpetuadores del legado del asesino. La idea ya está presente desde la primera trampa (presentada incluso ante un público ávido de violencia) y continúa en el juego al que es sometido un gurú de autoayuda que ha empleado las enseñanzas de nuestro psychokiller en beneficio propio. Por desgracia pronto queda bien claro que el "juego" al que es sometido dicho personaje no es más que una exhibición de trampas y no tiene salida argumental ni termina siendo lo "principal" de la película, que prefiere culminar con una muy fugaz y banal trama de venganza que podría perfectamente haberse desarrollado en los últimos minutos de la sexta entrega sin necesidad de darnos esta continuación.

El recurso del 3D, con todo y lo adecuado que hubiese sido para esta producción, está sorprendenemente poco aprovechado teniendo en cuenta que muchas de las trampas parecen estar diseñadas especialmente para este efecto. No logro imaginarme la inclusión de esta tecnología como más que un simple agregado comercial que estaba mucho mejor en sus diferentes muestras publicitarias, que hacen gala en la mayoría de las ocasiones de una grandiosidad que no se deja ver en el resultado final: una película sin nada de la gracia de las anteriores y que incluso se ve dañada por una estética bastante barata y sencilla, aún más que en entregas precedentes que contaron con un presupuesto más reducido. Creo que no se sabe hasta el momento si este será efectivamente el final de la saga de Saw (la edición en 2D se titula The Final Chapter) a la que se dio carpetazo una vez que su reino taquillero fue roto por el éxito de Paranormal Activity (2007), pero sinceramente espero que sí, pues pienso que difícilmente esto puede tener una digna continuidad.

miércoles, febrero 09, 2011

sábado, febrero 05, 2011

Reseña: Hide and Seek (2005)

Movido únicamente por un afán de completismo he terminado por ver Hide and Seek (2005) para comprobar una vez más, y de primera mano, una de las muchas tendencias diferentes que generó el cine de terror en la primera mitad de los años "00". Al igual que muchas de sus contemporáneas, esta película del actor y director John Polson es un thriller bastante genérico de los muchos que poblaron las carteleras tras el éxito de El sexto sentido (1999), y que incluye varios de los típicos ingredientes como un misterio que gira alrededor de un niño raro y un final sorpresa de esos que dejan al público supuestamente con la boca abierta, eso sí acompañado de sus respectivos flashbacks que dejan todo bien masticadito.

En este caso específico, dicho niño raro es una cría que ha quedado traumatizada tras el suicidio de su madre y termina mudándose con su padre a una apartada casa donde encuentra (aparentemente) consuelo en la recreación de un amigo imaginario, cuya "presencia" terminará no siendo tan positiva ni tan imaginaria después de todo. Me molesta tener que admitir que la premisa al menos comienza como algo interesante, una aparente historia de secretos oscuros posteriores a la mudanza de los protagonistas, pero todo esto no es más que un engaño; no deja de ser exasperante que elementos como el drama de los vecinos, el siniestro agente inmobiliario o el espeluznante cuarto secreto de la casa no sean más que trapos ondeados ante los ojos del público como trucos baratos de distracción por parte de un guión sumamente tramposo, diseñados para que el espectador crea que está ante una compleja trama de misterio que al final termina no siendo tal, puesto que los elementos antes mencionados no tienen nada que ver con el auténtico eje temático de la película, uno que termina siendo muy distinto.

De hecho, el único toque de distinción que la película tiene es la presencia de una pequeña Dakota Fanning, de cuando era mundialmente conocida como uno de esos niños prodigio de la actuación que surgen de cuando en cuando. Su sobresaliente trabajo contrasta sin embargo, con el de un Robert de Niro crepuscular que, aparte de ser tremendamente inapropiado para el personaje debido a su edad, parece que hace años decidió simplemente dejar de actuar, y su interpretación en esta película es otro de sus famosos "que os den" al público.

El final sorpresa (que en un alarde bastante ingenioso está sugerido por una curiosa escena que involucra una tetera) es totalmente inesperado por lo ilógico y tramposo que es, posible únicamente gracias a que la película ha tratado al espectador como un imbécil haciendo trampa en su relato. Lo peor de todo es que después de esta apabullante revelación (que repito: es absolutamente inverosímil) todavía quedan unos quince minutos de metraje, tiempo suficiente para que el espectador se pregunte por qué empezó a ver esto.

jueves, febrero 03, 2011

Reseña: Burning Bright (2010)

A pesar de que la información sobre ella no era lo que se dice abundante, Burning Bright (2010) es una película que tenía muchas ganas de ver, cosa nada fácil ya que pasó en su momento bastante desapercibida e incluso creo que no llegó a tener un estreno en cines. Los comentarios que sobre ella surgieron siempre hacían resaltar su por otro lado curiosa premisa de hombre vs naturaleza, encarnada en esta ocasión en la hazaña de una joven encerrada junto con su hermano autista en una enorme casa en la que se ha colado un tigre. Hay que decir en su defensa que la película hace un esfuerzo bastante loable en mostrar cómo se llega a tal situación introduciendo una subtrama de intriga familiar y una (excesivamente) elaborada tentativa de asesinato, lo que evidencia la voluntad detrás de una cinta que por desgracia se queda en puras intenciones.

Lo curioso en todo caso de Burning Bright es que su premisa ofrece más que el evidente atractivo de chica contra tigre, por mucho que ya sea un aliciente la presencia de la bellísima Briana Evigan, a quien probablemente recordaréis como la protagonista de Sorority Row (2009). Aparte del ya predecible juego de cazador y presa la película deja entrever por breves momentos una en principio interesante diatriba moral que pesa sobre los hombros de la protagonista, tentada en todo momento a abandonar a un hermano pequeño que, de forma fría y objetiva, se presenta constantemente como un estorbo. Este detalle quizás sea lo único realmente destacable de un argumento bastante plano y monótono que para colmo comienza con un prólogo (protagonizado por Meat Loaf) en el que se nos intenta vender la idea de la supuesta "maldad" del tigre con unos diálogos tan exagerados que sólo pueden mover a la risa.

Tan terrible descripción del animal se queda finalmente en nada puesto que tras la única escena realmente escalofriante (un peligroso encuentro en el lavandero de la casa) el resto de la película es bastante aburrido y convencional, encima de en ocasiones inverosímil porque pareciera que el tigre conociese la casa mejor que los propios protagonistas. Se agradece que al menos el animal haya sido de verdad y no una creación informática, ya que en general los efectos especiales son bastante sobresalientes para una producción de estas características, por mucho que en ocasiones se note bastante que el inmenso felino es una superposición de imágenes.

Así que en caso de que os hayáis quedado intrigados en su momento con la premisa, hay que saber que Burning Bright califica como un entretenimiento pasable que queda muy por debajo de sus posibilidades. Incluso con una duración de menos de hora y media, la película se hace larga en ocasiones y queda muy por debajo de otros muchos (demasiados) ejemplos de animales feroces acosando a humanos indefensos, un subgénero que nos ha dado en el pasado grandes joyas entre las cuales esta definitivamente no creo que tenga un lugar.