domingo, noviembre 22, 2015

Reseña: Paranormal Activity: The Ghost Dimension (2015)

A mi favor puedo decir que soy un completista incurable. Desde el estreno de la primera entrega en el 2009, he visto en el cine todas las películas de Paranormal Activity, y esta no iba a ser la excepción, aún teniendo en cuenta que no albergaba ninguna esperanza de que saliera bien. Sin embargo, tenía curiosidad por el cierre y por cómo terminaría toda la historia. Porque Paranormal Activity: The Ghost Dimension (2015) es, hasta donde sé, la última entrega de una saga que ha visto mejores días, una en la que sus propios creadores parecen haber perdido el interés al entregar un producto a destiempo y hecho a trompicones.

Para entender un poco esto último es necesario hacer memoria y recordar cómo comenzó todo: el estreno de la Paranormal Activity (2009) original fue, como todos sabemos, un gran éxito, dando inicio tanto a la fiebre por el terror de formato documental como a lo que se perfilaba como una de las franquicias más rentables del cine de terror moderno. Tanto es así que las siguientes tres entregas de la saga se estrenaron religiosamente cada año siempre por las mismas fechas, alrededor de Halloween. La película de Oren Peli las tenía todas consigo para convertirse en la sucesora de Saw (2004) en cuanto a periodicidad e incluso cierto estilo de continuidad que se quería dar a todo el producto, con una historia que en teoría al menos se iba tejiendo a lo largo de cada entrega. Pero entonces, tras el estreno de Paranormal Activity 4 (2012) todo pareció cambiar. Desmotivados quizás por las malas críticas hacia una película que no hizo nada por avanzar la trama general, en el 2013 no tuvimos ninguna entrega de Paranormal Activity, y la quinta entrega, subtitulada The Marked Ones (y que, no olvidemos, no estaba planteada originalmente como una secuela sino como un remake/spin-off enfocado en el público latino) terminaría siendo estrenada en enero, que tradicionalmente es el mes en el que los estudios de Hollywood sacan la basura, esos estrenos destinados al fracaso. Pasó el 2014 y nada que se escuchaba de continuar la saga. Hemos tenido que esperar hasta el 2015 para que se estrenara esta sexta y última entrega, con muy poco bombo en comparación con las cintas anteriores. Para mí es evidente que algo se rompió en el juguete, y que la saga ya no interesaba tanto al estudio como en otros tiempos.

Esta desgana de la que hablo se siente en toda la película, empezando por el hecho de que no hay un interés real en terminar la enrevesada historia que habían ido tejiendo. Nuevamente tenemos el mismo esquema de todas las entregas anteriores, con otra familia de pareja joven/hija pequeña que en esta ocasión encuentran una extraña videocámara en la casa a la que se acaban de mudar y terminan siendo acosados por una presencia que se hace más palpable cada noche que pasa. El gimmick en esta ocasión es que la cámara hallada tiene la extraña facultad de "ver" al ente que los acosa, lo que sirve para regalar al público un ocasional uso de efectos especiales digitales destinados (no nos engañemos) a justificar el gancho del 3D con el que han querido rentabilizar el producto a nivel de taquilla. Como podemos ver, no sólo el argumento es increíblemente perezoso al reciclar la misma trama y estructura de todas las entregas anteriores, sino que el abuso de los efectos especiales roba a la película de la única carta que la saga tenía a su favor y que era precisamente la sencillez con la que conseguía meter miedo en el público, algo que aquí se ha perdido por completo y que desentona con la supuesta atmósfera realista que quieren dar. Todos los efectos que se muestran aquí se ven, por el contrario, increíblemente falsos y totalmente injustificados porque el hecho de "ver" al demonio que acosa la casa no parece tener ningún efecto en los protagonistas.

Pero lo peor sin duda es la continuidad con la saga anterior. Esta sexta entrega retoma por supuesto la historia de las dos hermanas y el cónclave de brujas que se introdujo en la segunda entrega, hasta el punto en que parece ignorar absolutamente todo lo demás y abandona muchas de las subtramas que había abierto con secuelas posteriores, como si se hubieran dado cuenta de que estas no tenían ninguna posibilidad de seguir de forma decente. Lo que quiero decir con todo esto es que incluso si se es un seguidor de esta saga será inevitable caer en una decepción al darse cuenta de hasta qué punto los responsables de Paranormal Activity decidieron matar su franquicia. Por todos estos motivos no tengo reparo en decir que es lo peor que he visto este año, porque inclusive con los ejemplos más cutres que he visto en el 2015 al menos tenía la sensación de que estaba viendo una película de verdad, y no el estertor final de una saga que, repito, debió quedarse en la primera entrega. 

sábado, noviembre 21, 2015

Reseña: The Final Girls (2015)

The Final Girls (2015) es una comedia de terror que despertó un considerable interés en varios festivales, mucho antes de que tuviese la oportunidad de verla. No deja de sorprenderme teniendo en cuenta que, después de todo, se trata de una película muy sencilla que probablemente habría pasado desapercibida de no haber tenido ya el precedente de The Cabin in the Woods (2011), con la que comparte el espíritu meta y las ganas de hacer leña de las convenciones más manidas del horror, concretamente del slasher ochentero y de Viernes 13 (1980) en particular. Pero no nos engañemos: esta es una cinta menos ambiciosa que aquella producción de Joss Whedon, con pretensiones más encaminadas hacia una comedia ligera. No es que no tenga puntos destacables, pero los que hay no tienen nada que ver (en mi opinión) con el género que parodia sino con otros aspectos que mencionaré luego.

Tal como se mencionaba en otras ocasiones, el argumento se asemeja mucho a aquel que habíamos visto en El último gran héroe (1993), con unos personajes que literalmente se meten dentro de una película slasher de los ochenta y deben sobrevivir a las artes de su asesino poniendo atención a las reglas y clichés propios de este tipo de cine. Hay además un agregado dramático en el hecho de que la protagonista se reencuentra en la película con su recientemente muerta madre, una actriz en decadencia que tenía un personaje en aquella cinta y a la que la chica intentará ayudar a sobrevivir a cualquier precio.

El elemento añadido en este drama de la madre muerta y la necesidad de dejar atrás el dolor causado por la pérdida es probablemente el punto más interesante de The Final Girls, ya que el argumento en sí no es lo que se dice muy original y el punto meta está tratado de una forma muy superficial teniendo en cuenta que otras cintas del pasado lo han explotado mucho mejor, no sólo la ya citada The Cabin in the Woods sino incluso otros ejemplos menos mainstream. Incluso el humor que la película se gasta me pareció muy básico, casi siempre girando en torno a los inevitables guiños tanto a la Viernes 13 original como a otras cintas ambientadas en campamentos como The Burning (1981) o Sleepaway Camp (1983). Hay algunas decisiones estéticas interesantes en la recreación del mundo "ficticio" de la película y en la forma como desmonta el típico argumento de un slasher film, pero en general me pareció una película muy sencilla en cuanto a su alcance y únicamente destacable por su tramo final en el que la alegoría de la protagonista aceptando finalmente la muerte de su madre (y convirtiéndose, por derecho propio, en una chica final) se hace tan evidente que le termina dando un toque especial.

En definitiva eso es todo lo que pude sacar del visionado de The Final Girls. Quizás si vais a verla con expectativas un tanto más bajas y con la idea de ver una parodia de cine de terror ligera podáis disfrutarla más y reconocer su valor en cuanto a las escasas ideas originales que maneja. Por lo demás no deja de ser un producto comercial hecho además como vehículo de lucimiento de jóvenes estrellas televisivas como su protagonista Taissa Farmiga, últimamente muy dada a participar en historias de terror al igual que su hermana mayor, en un curioso paralelismo con el argumento de esta cinta de la que hablamos hoy.

sábado, noviembre 07, 2015

Reseña: Crimson Peak (2015)

Tienen razón aquellos que dicen que Crimson Peak (2015) no es realmente una película de terror, pero quienes se hayan sentido sorprendidos o defraudados por esto es porque probablemente no están tan familiarizados con la obra de Guillermo del Toro, quien no sólo como director sino también como productor ha dejado claro en muchas ocasiones que sus intereses a la hora de hacer cine de miedo son otros. Como creador, Del Toro parece es alguien que suele buscar una mayor empatía del público con los monstruos o los fantasmas, y tanto en sus primeros trabajos como Cronos (1993) como en cintas posteriores como El laberinto del fauno (2006) hay un mayor énfasis en la fascinación por lo desconocido que en el miedo como tal. Confieso que hasta cierto punto esto es algo que siempre me ha frustrado un poco, pero eso es un problema mío y lo reconozco.

Lo cierto es que desde el principio, cuando la primera imagen que vemos en la película es un libro con el título de la historia que vamos a ver, sabemos claramente que Crimson Peak es una fantasía, algo más llamado a estimular nuestra apetencia por lo fantástico que nuestros miedos a lo sobrenatural. Por si esto no quedara claro se menciona varias veces, e incluso el propio director nos lo advirtió en más de una ocasión: esto no es una película de terror sino un romance gótico con fantasmas, una historia cuyos referentes son Emily Brontë, Edgar Allan Poe y Henry James, una mirada a la idea del Mal y al poder de los secretos... ambientado por supuesto en un caserón británico que se hunde lentamente y a un secreto familiar que esconde un gran peligro para nuestra inicialmente ingenua protagonista. A esta casa llega precisamente la joven escritora Edith tras un apresurado y misterioso matrimonio, y una vez allí comienza a ser acosada por una presencia fantasmal y la sospecha de que detrás de su nuevo marido y cuñada hay algo muy siniestro que se oculta. 

Con esta cinta tengo sentimientos un tanto encontrados. Por un lado, es innegable que estamos ante una de las producciones más extravagantes a nivel visual que hemos visto recientemente, y a nivel de estética es sin lugar a dudas el trabajo más impresionante que jamás ha hecho Guillermo del Toro, lo cual no es poco. Tiene un mérito adicional todo el espectacular escenario de la casa, reminiscencia de los trabajos clásicos del cine de inspiración gótica con la Hammer a la cabeza, pero al mismo tiempo con el toque personal de su director y dotado de un preciosismo macabro como pocas veces he visto. Pero paradójicamente es en la estética donde están la mayoría de mis objeciones: es una lástima, por ejemplo, que ese mismo empeño en hacer de los escenarios algo "físico" no se haya trasladado también a las apariciones del fantasma, las cuales están realizadas con tecnología informática y que me molestaron un poco por su falta de sutileza y un carácter explícito que ya se dejaba ver en los trailers. Por ese mismo motivo me desagradó también el look obviamente digital de la película, cuya excesiva nitidez y ocasional velocidad da a todo un aspecto demasiado artificial para mi gusto. 

Estas son, por supuesto, pegas meramente estéticas, porque a pesar de todo la película tiene otros puntos a su favor. La trama que presenta es muy básica y a decir verdad no muy interesante, pero se encuentra elevada por las actuaciones del trío de actores principales, incluida una maravillosa Jessica Chastain que brilla con luz propia llegados los últimos quince minutos de la película, cuando se desata un sangriento y violento clímax que me hizo olvidar rápidamente todo lo anterior, que por el contrario puede pecar de algo aburrido. No es la película más redonda de Guillermo del Toro, pero sí que es una de las más interesantes por su propuesta estética, por su interés en rescatar el gótico cinematográfico y por su poco habitual desarrollo de empoderamiento femenino y la negativa a rendirse a los preceptos clásicos de damiselas en peligro. En todos estos aspectos es una película muy valiente que vale la pena ver sobre todo ahora que no parece haberle ido muy bien. Pero no nos engañemos: parte de su fracaso tiene que ver con que el cine de Guillermo del Toro parece hecho para un público muy particular, y el estudio además cometió un error al promocionar esta cinta como una película de terror para Halloween. Poned a un lado esa publicidad engañosa y dadle un vistazo si es que todavía está en cartelera.

miércoles, noviembre 04, 2015

10 de hace 10: Saw 2 (2005)

Nota explicativa: "10 de hace 10" es el nombre de una nueva sección en la que re-visitamos diez películas estrenadas hace diez años, en la esperanza de ver qué tan bien (o mal) han envejecido. La idea es que consigamos publicar estas diez entradas durante el 2015, año del décimo aniversario de "Horas de oscuridad". La inspiración para este invento la tenéis aquí.

Es imposible hablar del horror mainstream de la década pasada sin hablar de Saw. El motivo no tiene que ver sólo con el éxito que tuvo y por haber levantado la que probablemente sea la franquicia de terror por excelencia de la década del dosmil, sino también por haber dado inicio a la carrera del director James Wan y el guionista Leigh Whannell, que con el tiempo (y algunos cuantos éxitos más en su haber) se han convertido en referentes de una nueva tanda de directores de género que todavía estamos disfrutando. Pero es que además Saw, al dar inicio a una tendencia que algunos calificaron de porno-tortura (término que no me gusta nada, a decir verdad), propició el regreso del horror físico a la pantalla, uno en el que el sufrimiento de las víctimas, la muestra gráfica de charcutería y el nihilismo en el desenlace pasó a ser la norma y terminaría por convertirse en otro lugar común más. En este sentido podemos decir que fue la primera película del terror que se sentía completamente perteneciente al nuevo milenio, y eso no es poca cosa.

Con todo y eso debo reconocer algo: la primera entrega, que se estrenó causando conmoción en el 2004, no me convenció demasiado. En aquel momento no la aprecié mucho y a decir verdad la consideraba poco más que un remedo algo más accesible de Seven (1995), con el interés puesto no tanto en la trama de investigación sino más bien en las diferentes trampas del asesino, aparte de que la idea de las trampas elaboradas con trasfondo moralista remite de forma casi inevitable a la famosa cinta de Robert Fuest El abominable dr. Phibes (1971), aquella en la que Vincent Price también interpretaba a un genio del mal decidido a cobrarse una venganza ofreciendo a sus víctimas la posibilidad de sobrevivir sólo a costa de un gran sacrificio personal. Hoy en día mi opinión al respecto se ha matizado un poco: la verdad es que la primera Saw (2004) es una película muy eficiente y genial en su sencillez, su limitado escenario y el genuino interés que puede llegar a despertar su argumento. Las trampas de su guión o lo inverosímil de algunos momentos son aspectos que siguen siendo innegables, pero palidecen con el nivel de desvergüenza que luego alcanzarían sus secuelas.

Y hablando de secuelas, esta saga también se lleva el premio a la mayor constancia que jamás haya tenido una franquicia de terror comercial: entre 2004 y 2010 hubo siete películas de Saw, todas ellas estrenadas religiosamente a razón de una por año y siempre alrededor de las festividades de Halloween. Ninguna otra saga puede presumir de lo mismo, pero es que además se hizo un intento bastante loable de dotar a todas estas películas de al menos algún grado de continuidad, lo que en cierta forma anticipa nuestra actual obsesión con el formato de larga duración típico de las teleseries. No siempre funcionó, es cierto, y de hecho hay una clara división entre las tres primeras entregas de Saw (que giraban alrededor del asesino, Jigsaw) y el resto (que iban más sobre su discípulo y su legado). La principal diferencia entre las tres primeras y las demás viene dada, en mi opinión, porque sólo en las tres primeras participaron sus creadores originales, Wan y Whagnell. 

Lo que nos lleva finalmente a la cinta de la que queremos hablar hoy y cuyo balance hacemos luego de diez años de su estreno: Saw 2 (2005) fue, evidentemente, la primera secuela, la reacción inmediata al increíble éxito de la original. Wan esta vez no ejerce de director, sino que el puesto fue para Darren Lynn Bousmann, otro joven integrante de esa nueva ola de directores de terror, que terminaría dirigiendo también las siguientes dos entregas de la saga y también sacando adelante otros proyectos personales en los que por desgracia no corrió con tanta suerte. Es por supuesto una secuela hecha a lo grande, no sólo por el mayor presupuesto sino también por la premisa: un mayor número de víctimas y una casa entera llena de trampas mortales, así como el argumento de una búsqueda con llaves y mecanismos secretos que a decir verdad funciona bastante bien para mantener el interés aunque la referencia obvia sea esta vez Cube (1997), algo reconocido por los propios realizadores. A pesar de que en su momento no me agradó tanto, un segundo visionado tras una década me ha hecho cambiar de opinión. Es incluso en muchos sentidos una cinta superior a la original principalmente por la mayor cantidad de tiempo en pantalla que tiene Jigsaw, lo cual además sirve para disfrutar de la actuación de Tobin Bell en el que probablemente sea el papel de su carrera. También es un gran acierto la sustitución de Danny Glover por Donnie Whalberg en la trama policíaca, y a diferencia de lo que ocurriría en otras entregas de la saga, la contraposición entre el argumento del "juego" de Jigsaw y la investigación policial está planteada prácticamente desde el principio. Además, la revelación sorpresa del final tiene un punto novedoso en su manejo de los tiempos narrativos como el principal velo puesto ante los ojos del público, engañado por medio del montaje cinematográfico al hacérsele creer que los eventos que veía intercalados ocurrían al mismo tiempo cuando en realidad no era así. Es un muy buen truco y uno nada fácil de pillar.

Pero la verdadera apreciación por Saw 2 viene tras revisar de nuevo las secuelas: con el tiempo, Lionsgate exprimiría la saga hasta lo indecible, y ya de hecho el final se sintió muy desganado y típico de una franquicia que había perdido su razón inicial de ser. Esta segunda entrega por el contrario es el punto justo, la única continuación que debió haber existido, y una película muy entretenida con algunos momentos y trampas perturbadores. No todo es bueno, obviamente, puesto que algunas situaciones requerirán de una suspensión de la incredulidad considerable, pero al menos Jigsaw no había llegado a los niveles de omnipotencia de los que haría gala en entregas posteriores. Después de haber renegado de ella en varias ocasiones, debo decir que Saw y Saw 2 son mucho mejores de lo que recordaba. En pocas ocasiones hemos hablado del momento idóneo para bajarse de una franquicia, y este es uno de ellos. La saga de Saw nunca volvería a alcanzar este nivel, y la avalancha de imitadores que vinieron después proyectarían su sombra sobre la original, pero una década es suficiente para solventar ese error.