sábado, abril 22, 2006

El hombre que vuelve a estar de moda

Richard Matheson, uno de los escritores de género más importantes del siglo XX, ultimamente parece estar de moda. Este año y el siguiente veremos cinco producciones basadas en su monumental obra narrativa, movimiento que realmente empezó el año pasado cuando su relato corto El baile de los muertos fuera adaptado por su hijo Richard y el director Tobe Hooper para el tercer episodio de Masters of Horror.
Los nuevos proyectos son de lo más variopintos. En primer lugar, hay que destacar la nueva película de Soy Leyenda (2007), tercera versión cinematográfica de su novela más famosa, que ya había sido llevada a la gran pantalla con los títulos El último hombre sobre la Tierra (1964) y El hombre Omega (1971). Esta nueva adaptación de la historia de un hombre que lucha contra mutantes en un mundo post-apocalíptico es llevada a la pantalla por primera vez con su título original, y en esta ocasión el encargado es Francis Lawrence, director que ya demostró con Constantine (2005) las virtudes estéticas necesarias para dicha adaptación. Solamente cabría esperar que el resto de la película cumpla con su deber.
Otra repetición es la de su novela El hombre menguante, que nuevamente será llevada al cine después del éxito que vio la versión de Jack Arnold en 1957. Esta historia de empequeñecimiento será dirigida en esta ocasión por Keenan-Ivory Wayans, el mismo director de las primeras dos partes de la saga de Scary Movie, por lo que está más que clara la intención paródica y cómica detrás de este proyecto. Ignoro si Wayans pondrá a sus hermanos en el reparto de esta nueva adaptación, pero sinceramente espero que no.
Este año se estrena en Estados Unidos el cortometraje Blood Son (2006), basado en el cuento homónimo de Matheson y dirigido por un desconocido Michael McGruther, quien ha recibido muy buenas críticas con su versión de la historia de Jules, un adolescente que encuentra su propia identidad gracias a su obsesión con el vampirismo. Dudo mucho que llegemos a disfrutar de esta película aquí en estas latitudes, pero afortunadamente la tecnología de comunicaciones nos permitirá hacernos con ella de alguna forma.
Countdown (2007) es otro proyecto que utiliza la narrativa de Matheson. El cuento original, titulado Deathship, trata de unos astronautas que encuentran una nave idéntica a la suya, con tripulantes iguales a ellos, sólo que muertos. Ignoro cómo será la adaptación, pero su director, Scott Derrickson, nos sorprendió el año pasado con El exorcismo de Emily Rose (2005), así que por lo menos el beneficio de la duda habrá que darle.
Y por último dejo a los pesos pesados: Eli Roth, el director de Hostel (2006), ya ha anunciado sus planes para la película The Box (2006). La historia, para los que no la conozcan, participa de todo ese espíritu que hizo de Matheson uno de los mejores guionistas de The Twilight Zone: una pareja recibe una extraña caja que, al abrirla, les proporciona riquezas y placeres inimaginables... pero al mismo tiempo mata a alguien que ellos no conocen. De sobra sabemos los méritos de Eli Roth, pero es que además el guión lo firma Richard Kelly, director de la genial Donnie Darko (2001). Esperemos solamente que Noel nos traiga más información sobre este acontecimiento en el menor tiempo posible.
Así que ya saben, si tienen algo de Matheson en el baúl de las cosas que quieren llevar a la pantalla, ahora es el momento.

viernes, abril 21, 2006

Ya falta menos para el 30-6

Todo lector de esta humilde bitácora debería marcar en su calendario el día 30 de junio, fecha en la que se estrenan en España dos de las más esperadas películas de terror de este año: Las colinas tienen ojos (2006) y Slither (2006), dos imprescindibles para los que tengo grandes expectativas.
Sinceramente pienso que Alexandre Aja y James Gunn pueden hacerse con un muy cómodo espacio en el corazón de todos los que nos deleitamos con este tipo de cine. Después de todo, el primero dirigió esto y el segundo escribió esto, así que tampoco es que llegan de la nada.
¿Qué puedo decir? Soy un fan, pero sobre todo soy un vago que no sabe qué escribir y los ha insultado a todos con un miserable post de transición. Se aceptan las agresiones.

lunes, abril 17, 2006

Reseña: Ju-On: The Grudge 2 (2003)

¿Se puede dar un caso en el que "más de lo mismo" sea algo bueno? Evidentemente sí, o al menos eso pienso después de haber visto Ju-On: The Grudge 2 (2003), con la que el director Takashi Shimizu básicamente continúa la historia con lo que parece ser el material sobrante de su ópera prima (¿se puede seguir llamando así después de que consideramos que en este momento está haciendo la sexta película de esta "saga"?). En todo caso, y aunque estoy de acuerdo con todo el mundo en que ya es hora de que el señor Shimizu haga las maletas y deje de sacar pasta de la gallina de los huevos de oro, tengo que reconocer que la segunda parte de la vida y milagros de Toshio y su cabreada madre me sigue aterrando como el primer día.

Ju-On: The Grudge 2 es una secuela con todas las de la ley, en el sentido en que la historia comienza exactamente donde terminó la primera, y sigue exactamente la misma estructura: una serie de "capítulos" desordenados cronológicamente, cada uno de ellos titulado con el nombre de la siguiente víctima de los fantasmas de aquella famosa casa, la cual, en un alarde de autoreferencialidad y plena consciencia por parte del director, pasa a formar parte de la trama de un reportaje de televisión que investiga las extrañas muertes ocurridas en torno a ella. No hace falta decir que todos aquellos hombres y mujeres involucrados en el programa y que cometen la osadía de poner un pie en aquella morada sufrirán las consecuencias de ser pasto para los apetitos de sus fantasmagóricos residentes.

Por todo esto se podría inferir que yo considero esta segunda parte como una mala película, cuando la verdad está muy lejos de serlo. Lo dije antes y lo diré otra vez: es increíble como esta película puede llegar a dar tanto miedo aún a sabiendas de lo que va a suceder. Esta constante se mantiene en la secuela, y salvo un personaje que aparece al principio (una mujer embarazada que no tarda en tener su propio encuentro con Toshio y Kayako), el destino de todos los personajes sigue siendo tan catárquico y tan "inútil" como siempre: el fantasma de los habitantes de la casa existe sólo para matar, aunque se agradece que en esta ocasión, el ansia asesina de Kayako tenga una finalidad más "trascendente" que la simple voluntad asesina, finalidad que se nos revela en los últimos minutos de la película y que por supuesto no revelaré aquí.

Lo que sí es cierto es que esta segunda parte sigue manteniendo su fuerza. Si se es uno de los que disfrutaron con el miedo causado por la primera película (que sigo considerando lo mejor que nos ha llegado del "terror oriental") entonces la segunda no puede decepcionar. Puede que no alcance los niveles de maestría de la primera ahora que la fórmula ha sido develada (no solamente por la anterior parte sino por sus innumerables imitaciones) pero no queda duda de que a la hora de mostrarnos el terror en estado puro y el Mal en su faceta más inexplicable, Kayako y su hijo Toshio siguen siendo dos de los personajes que menos me gustaría encontrar, y en últimas instancias, ninguna discusión sobre originalidad o innovación tiene sentido alguno cuando te enfrentas al recuerdo de esta película en la soledad de tu habitación, sumido en la oscuridad.

jueves, abril 13, 2006

Reseña: Las colinas tienen ojos (1977)

Esperando el inminente remake de Alexandre Aja, llega el turno de echar un vistazo a la versión original de Las colinas tienen ojos (1977), segunda gran película de culto de Wes Craven y, sin duda, uno de los filmes de terror más importantes de la década de los setenta. Como muchos otros ejemplos de este tipo de cine, puede que algunos de los elementos más escandalizadores de esta cinta hayan sido superados con el tiempo, y puede que su estética sea en estas fechas un tanto anticuada, pero es difícil imaginar el impacto que causó en la época de su estreno, cuando se presentó ante un público que no estaba acostumbrado a tal género de depravaciones y que todavía tenía muy fresco el duro estado de shock causado por La matanza de Texas (1974), innegable prima-hermana de esta película.

La trama puede resultar harto conocida ahora, pero para aquel entonces no era algo tan común: en un viaje por carretera hasta California, la familia Carter (padre, madre, un hijo, dos hijas y el esposo y bebé de una de estas) comete el fatal error de desviarse por un paraje desértico de Arizona para ver unas antiguas minas de plata que el patriarca Carter acaba de recibir en herencia. Lo único que encuentran es un fortuito "accidente" que los pone a merced de una familia de caníbales liderados por "Papá Júpiter", una especie de mutante semi-humano producto de la radiación de pruebas atómicas. Esta familia de salvajes ha vivido durante años apartada de la civilización, depredando a los incautos que se atreven a acercarse a sus dominios, y tras efectuar una masacre en la familia Carter, obligan a los sobrevivientes a convertirse ellos mismos en monstruos si quieren desmentir ese tagline: "los afortunados mueren primero".

Durante bastante tiempo todos hemos seguido con atención la carrera de Wes Craven, y aunque es cierto que de vez en cuando tiene unos bajones alarmantes, lo cierto es que continúa siendo un perfecto ejemplo de lo que es un "autor" de género. Además, en Las colinas tienen ojos toca un tema que se ha vuelto recurrente a lo largo de su filmografía: la disolución y ruptura de la familia, así como la insalvable brecha entre las generaciones mayores y las más jóvenes. De hecho, no es casualidad que la película comience cuando Ruby, la más joven y "normal" del clan de los caníbales, esté manifestando sus deseos de escapar de su bestial clan. Al mismo tiempo, la familia Carter tampoco se nos muestra de una manera muy positiva, sino más bien como una pandilla de arrogantes egoístas, incapaces de trabajar en equipo. Ambas familias, curiosamente, están regidas por figuras paternas autoritarias y castrantes, y ambos padres terminan decretando la ruina de sus respectivas parentelas. De manera que en esta cinta encontramos como gran tema el enfrentamiento entre dos clanes y estilos de vida: el rural y el urbano. El final, punto climático de este enfrentamiento, es un desahogo de violencia y brutalidad, una explosión de rabia e ira acumulada que da a la historia un desenlace aún más macabro, si cabe. Quizás sea eso lo que temo del remake; hoy en día es difícil encontrar un final así sin que nos metan algún tipo de moralina esperanzadora. Menos mal que la nueva versión está en manos de un director que ya ha demostrado cierta garra.

Wes Craven todavía tendría que esperar un poco para hacer su obra maestra. Sin embargo, Las colinas tienen ojos es un perfecto ejemplo de ese cine de terror que se hizo durante la década de los 70, que no solamente se atrevía a mostrar sangre y escenas violentas (¿cuántas personas no hubo de convencer de que el periquito no era real?) sino que las ponía al servicio de un tema y de un comentario sobre la condición humana más que interesante. Quizás sea es a la principal diferencia entre aquellos slashers y muchos de los de ahora. Este es, sin duda, con todos sus defectos técnicos y su a veces innecesario humor, uno de los buenos.

lunes, abril 10, 2006

Reseña: Incident on and Off a Mountain Road (2005)

Sin duda alguna, Incident on and Off a Mountain Road (2005), de Don Coscarelli, es uno de los episodios más típicos de Masters of Horror. No es de extrañar, por tanto, que haya sido el primero en ser emitido, ya que los productores sabiamente habrán querido que la serie se formara un grupo estable de fanáticos antes de lanzar los capítulos más arriesgados. Pero el hecho de que sea un producto lleno de convencionalismo no disminuye en nada su calidad, ya que el estilo que ha dado Coscarelli a su particular aportación resulta contundente y agresivo, mostrando una historia de slasher ya conocida pero no por eso menos placentera.

Incident... podría ser clasificada dentro de aquella legión de películas de psicópatas ambientadas en el contexto rural, una historia sin muchas complicaciones acerca de una mujer llamada Ellen que, tras tener un accidente en una carretera solitaria en medio de un bosque, se topa con un grotesco asesino apodado "Moonface", fanático de recolectar víctimas por el camino (generalmente jóvenes chicas) y hacer con sus restos mortales macabras obras de arte para exponer en el exterior de su destartalada guarida. En medio de la persecución de la cual es presa la muchacha, la historia se intercala con flashbacks en los que presenciamos el curso de la relación amorosa de Ellen con Bruce, un auténtico survival-freak lleno de paranoias que "entrena" a Ellen para el inevitable día en el que la civilización occidental se derrumbará y sumirá en el caos. No hace falta que diga que es este entrenamiento el que le permitirá a Ellen luchar contra el egendro que la ha convertido en presa, llevando la historia de esta lucha hacia una revelación sorpresa que evidencia la transformación que sufre todo aquel que se enfrenta al horror.

Resulta curioso (y refrescante) que la protagonista de esta película sea una mujer con iniciativa que luche contra su perseguidor en lugar de correr despavorida como la típica damisela en apuros: recordemos que Don Coscarelli fue el director de Phantasm (1979), una de las primeras películas de terror donde los jóvenes protagonistas no se limitaban a gritar y huir sino que encaraban con valentía el Mal con el que se topaban. Coscarelli ciertamente no ha olvidado la cinta que le lanzó a la fama, ya que los aspectos más violentos de esta película (relacionados casi todos con las armas y artilugios de su particular psicópata) contienen evidentes guiños a Phantasm, incluyendo asimismo la inevitable inclusión de Angus Scrimm en un papel muy diferente al "Hombre Alto" que interpretara en cuatro ocasiones. El suyo es definitivamente un personaje que aporta un nivel de tenebrosidad a la película muy beneficioso.

A pesar de su escasa originalidad, Incident... representa un sólido debut para Masters of Horror, un episodio rodado con mucha efectividad por un evidente conocedor del sub-género al que se enfrenta, y que por supuesto va más allá de la charcutería para mostrarnos las evidentes conclusiones de este tipo de historias, que van desde el miedo a los parajes rurales hasta el descubrimiento de la propia brutalidad en situaciones límite. (*) Un slasher de lo más efectivo, que quizás peque de estar excesivamente apegado a las normas, pero que deja muy claro lo que puede hacer un auténtico artesano del género con muy poco.



(*) El mejor análisis jamás hecho de este "terror rural" sigue siendo (y lo diré hasta la muerte) el episodio "Home" de Los expedientes X, probablemente una de las muestras más trasgesoras que ha dado la televisión abierta. Lo digo muy en serio. Si alguien no lo ha visto, no tiene NI IDEA de lo que se está perdiendo.

domingo, abril 09, 2006

Inadvertido aniversario

Lo que son las cosas.
El jueves pasado, 6 de abril, este blog cumplió un año de vida, y yo ni siquiera me di cuenta.
¿Tiene sentido celebrar un primer aniversario o debería dejarse para fechas más "redondas": 5, 10, 25, etc?
O quizás, debido a la sobresaturación de información de nuestros días, es un milagro que esto haya podido superar la barrera de los 365 días.
En todo caso, 81 reseñas (o sea, casi 162 "horas de oscuridad") y muchos desvaríos después, me parece que esto va para rato.
Muy apropiadamente, los dejo con el que es sin duda uno de los mejores pósters de todos los tiempos.

sábado, abril 08, 2006

Te odio, Blogger (parte 4 y final)

El martirio ha terminado, y las 81 reseñas de este blog (hasta la fecha, al menos) están ordenadas en 10 categorías. Como todas las clasificaciones, la mía es 100% subjetiva, pero de todas formas la rigurosidad era algo que no estaba entre mis planes a la hora de realizar esta división.
¿Por qué simplemente no cambiar de plataforma? No sé, supongo que me he acostumbrado a las limitaciones de Blogger. De todas formas, y ante mi falta de tiempo actual (todo acabará después de este lunes, prometido), pásense por mis desvaríos anteriores en estos dos grupúsculos seleccionados a dedo.

lunes, abril 03, 2006

Reseña: Homecoming (2005)

Homecoming (2005), de Joe Dante, justificaría por si solo toda la serie de Masters of Horror. Estrenado como el sexto capítulo, fue sin duda uno de los más anticipados, principalmente por su contenido político y por la evidencia de aquella posibilidad ya mencionada que tiene el cine de género de crear metáforas de la sociedad a través de convencionalismos narrativos. Es curioso además que sea una historia de zombis, ya que es precisamente este sub-género el que más se ha destacado por buscar la conexión sociológica con la cultura humana a través del desmoronamiento de la civilización en manos de las hordas de muertos vivientes. Si a alguien le debemos esta tendencia es sin duda al semidios George Romero, a quien esta película de Dante rinde un claro homenaje en dos ocasiones muy evidentes (*).

Para este momento ya todos han de conocer la trama de Homecoming, aunque sea por el hecho de que la he mencionado en más de una ocasión: es la época de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y un presidente republicano aspira a la relección, la cual tiene algo apretada debido a la guerra que está librando en Oriente Medio y que, según uno de sus asesores, está basada en mentiras (las palabras textuales del asesor son "nothing but bullshit and elbow grease"). Para empeorar las cosas, los soldados muertos en dicho conflicto están regresando de sus tumbas, pero no para devorar cerebros sino para votar en contra del presidente que les envió a morir de forma inútil. La situación genera, por supuesto, un revuelo social en todo el país, que amenaza con derrumbar el frágil orden creado por la derecha.

Lo más impresionante de este episodio es, obviamente, su descarada y franca sátira. Jamás se pronuncia el nombre del presidente (aunque la voz que se escucha durante una escena es obviamente una que ya conocemos, o al menos la de un imitador) o del país en el que se está librando la guerra, pero ambos resultan muy evidentes. Asimismo, el que es sin duda el mejor personaje, la escritora derechista Jane Cleaver, es calcado casi por completo de un personaje real pero tan inverosímil que parece ficticio: la escritora norteamericana Ann Coulter (una búsqueda rápida de sus escritos en Google les dejará pasmados, pero como abreboca no está mal esta breve entrevista de Amazon.com). En este sentido, el guión de Sam Hamm (quien ya había trabajado anteriormente con Dante) basado el cuento "Muerte y sufragio" de Dale Bailey, es casi perfecto: ninguna escena sobra, cada secuencia aporta un nuevo detalle a la historia o añade una capa más de sátira, a menudo revelando detalles geniales de humor o de horror simbólico (la imagen de los zombis saliendo a golpes de unos ataúdes cubiertos con la bandera americana pasará, en mi opinión, a la historia).

Pero de sobra sabemos que la posición política no garantiza por sí sola la calidad de un filme. Homecoming no olvida de donde viene, y sus características de género están cabalmente desarrolladas en su maquillaje, a cargo de Greg Nicotero y Howard Berger, dos míticos que bien se han merecido su puesto desde que empezaran con Sam Raimi en los años ochenta. En cuanto a su director, Joe Dante, una vez más ha demostrado ser uno de los individuos más brillantes que han creado escuela en el cine de terror. Solamente puedo esperar que este episodio le abra las puertas de nuevos proyectos cinematográficos que le saquen de la sombra en la que injustamente la han metido. Después de todo, ¿no es para eso que existe Masters of Horror?

Sin duda uno de los mejores capítulos que he visto hasta ahora de la serie, absolutamente recomendable para aquellos dispuestos a sorprenderse con los límites que el cine de género puede alcanzar, mayores incluso a los que se atreven aquellos exponentes del cine "serio".



(*) Curiosa es la segunda ocasión: una escena al final del capítulo muestra las lápidas de un cementerio militar, todas ellas con nombre de directores de películas de zombis. Lo gracioso de esto es que Dante ya había hecho algo similar en su película licantrópica El aullido (1981), en la que varios personajes tenían nombre de directores de películas de hombres-lobo.

sábado, abril 01, 2006

Reseña: La aldea (2004)

M. Night Shyamalan fue, durante poco tiempo, el director de moda en Hollywood, y como todos los directores de moda, su auge y "desaparición" (que no caída) ha sido vertiginosa. En su caso particular, fue su película El sexto sentido (1999) lo que lo catapultó a lo más alto, definiendo su estilo a través de una reconocible marca de películas de suspenso duro y "final sorpresa". Muy probablemente haya sido esto lo que finalmente le ha hundido: la mayor parte del público que asistía a una película de Shyamalan lo hacía preparándose para ver qué twist nuevo les traía el director hindú. Generalmente esta expectación terminaba por imponerse a todas sus otras bondades como cineasta. El resultado es predecible.

Quizás ese haya sido el mayor problema con La aldea (2004), último thriller de Shyamalan (está por estrenar una nueva película este año) y también una de sus películas menos exitosas, aunque yo siempre insistiré en que su fracaso de taquilla y crítica se debe a razones equivocadas.

La aldea se construye como un cuento de hadas situado fuera del tiempo y del espacio (aunque la ambientación parece ciertamente la Pensilvania del siglo XVIII), en una comunidad cerrada que habita una pequeña aldea rodeada por un espeso bosque. La razón de dicho aislamiento es la presencia de unas criaturas monstruosas que habitan entre la espesura y que no dudan en devorar a todo aquel que ose traspasar los límites de sus dominios. El único que cuestiona este orden de las cosas es el joven Lucius Hunt (Joaquin Phoenix, ya se sabe que a Shyamalan le gusta repetir actores), quien propone al tribunal de Los Mayores (los aldeanos de mayor edad) aventurarse en el bosque de las criaturas para contactar con otros pueblos y así procurar las medicinas que tanto necesitan. Sin embargo, Los Mayores no parecen estar muy de acuerdo, y poco a poco se va revelando la presencia de un secreto guardado por ellos y que tiene que ver con las verdaderas razones de su aislamiento y la presencia de las criaturas.

Hay algo que es innegable: antes incluso de que la película llegue a la mitad, resulta tremendamente obvio cuál es ese secreto y cuál es el final sorpresa que Shyamalan nos ha preparado. De esta manera, si la cinta va a ser apreciada únicamente por su desenlace, lo tenemos muy mal. Ahora, según lo veo, existen otras muchas razones para apreciarla y que sin embargo no son muy mencionadas, no solamente la ambientación (una de las mejores del director, demostrando una vez más que sabe crear una atmósfera) y un correcto uso de los colores (el código de los colores "prohibidos" guarda una simbología directa con la razón por la cual estos personajes viven aislados), sino que además, La aldea es uno de esos casos en los que el género fantástico resulta perfecto para construir elaboradas metáforas sobre la naturaleza de nuestra sociedad. En su momento, hubo incluso algunos críticos que hablaron de ciertos paralelismos de su historia con un mensaje marcadamente político y de una relevancia muy actual, sobre todo en un contexto como el norteamericano: el control férreo de una comunidad basado simplemente en el miedo y en el inculcamiento del concepto del "enemigo", y del sentido de pertenencia como único remedio posible.

Normalmente no soy muy amigo de estas teorías, pero en esta ocasión reconozco que me ha dado que pensar. La aldea es una película más que correcta, que fue injustamente ignorada en su momento. Quizás no alcance el nivel de otras películas de Shyamalan como El sexto sentido o, sobre todo, Unbreakable (2000), en mi opinión su obra maestra, pero sus virtudes son más que suficientes como para recordarnos que, si bien es cierto que este director recibió una dosis demasiado temprana de estrellato, no por eso es alguien que debamos perder de vista.


[Nota: he decidido colocar el título con el que la película fue traducida en Hispanoamérica (es decir, la traducción literal del original "The Village") en vez de aquel que le pusieron en España ("El bosque"). La razón es que "La aldea" es un título mucho más acorde con el mensaje final de la película. El cambio no se debe, sin embargo, a un nuevo atrevimiento por parte de los infames traductores de títulos, ya que originalmente la película iba a llamarse "The Woods" ("El bosque"). Cosas que pasan.]