viernes, noviembre 16, 2012

Reseña: Silent House (2011)

Como sin duda todos sabréis a estas alturas, Silent House (2011) es el remake americano de la cinta de terror uruguaya La casa muda (2010), la cual ya reseñamos en esta página hace relativamente poco. La escasa demora por parte de la maquinaria hollywoodense en hacer su propia versión de la cinta de Gustavo Hernández se explica en gran medida por una tendencia desesperada a aprovechar cualquier cosa que pueda demostrar un poco de originalidad (paradójico, sí) en aunque sea de forma superficial. Dicho esto el remake parte de una premisa prácticamente idéntica incluyendo el famoso gimmick según el cual la película está rodada en un único plano secuencia de noventa minutos. Eso, y el hecho de que su propuesta minimalista y su escasez de medios augurara un presupuesto bastante reducido, la hacían sin duda una pieza muy atractiva para el cine de terror comercial de rápido rendimiento que ha plagado las carteleras desde el estreno de Paranormal Activity (2009).

La mención de la película de Oren Peli no es arbitraria y viene al caso más que por una simple estrategia comercial, ya que Silent House toma varias lecciones estilísticas de dicha película que se alejan del original uruguayo en el que se basa; si bien no estamos realmente ante un ejemplo de narración del metraje hallado, sí que tenemos aquí un intento bastante marcado de realismo documental que va desde la falta de créditos iniciales hasta el escaso uso de la música incidental. Pero por otro lado, esta versión se diferencia de su predecesora en que sus responsables han querido hacerla más digerible al público mayoritario aplicando ciertos cambios en beneficio de su comercialidad. No se explica de otra forma la escogencia como protagonista de Elizabeth Olsen (hermana menor de las famosas gemelas de Full House), la mayor cantidad de personajes, una mucho mayor cantidad de diálogos y una más amplia variedad estética alejada de la fotografía azul de la cinta original. También el argumento está ligeramente cambiado y adaptado a un contexto más de clase media/alta americana, puesto que ahora se trata de una hija que viene con su padre y su tío a limpiar su casa de veraneo, lo que la diferencia del ambiente rural de la cinta uruguaya y sus protagonistas campesinos. 

De la misma forma, la relación padre/hija/tío se presenta de forma tan positiva al inicio que hace aún peor el clímax de la película y menos creíble aún el absurdo final, que han mantenido igual al del original al menos en cuanto a lo que se revela ante el público. Al igual que en la película original, dicha revelación se carga todo lo que había venido antes debido a esa cansina idea de que los-peores-monstruos-son-los-de-la-mente o los-mayores-fantasmas-son-los-del-pasado, aunque es justo decir que este remake intenta meter más caña en su tramo final de lo que pudo hacer su antecesora. Lo digo así porque los últimos veinte minutos de Silent House cambian sustancialmente su estilo en comparación con la película original, mostrando aquí un clímax más surrealista y extravagante que reconozco sienta bien pero no se salva de la inclusión de elementos sin sentido propios de un guión tramposo y una revelación tirada de los pelos. Quizás el hecho de que ya conocía el final hizo que el sinsentido de este fuese aún más notable, pero aún sin saber lo que se avecina es difícil no sentir vergüenza ajena por el dramatismo de culebrón que muestra este giro argumental, así como lo abrupto del final, mucho más seco y tajante que el de la cinta en la que se basa.

Los que se hayan pasado aquí antes saben que La casa muda no fue una película que me entusiasmara mucho más allá de su al menos interesante propuesta narrativa. Sin embargo, Silent House parte con desventaja al simplemente repetir aquello que hacía la original interesante e introducir varios cambios que no mejoran la película para nada sino que por el contrario la hacen más del montón. En cuanto a experimento formal, yo recomendaría mil veces pasarse mejor por la original y dejar esta versión como lo que en el fondo es: un ejemplo más de este terror desganado y fácil de bajo presupuesto que basa todo su potencial de miedo en silencios de anticipación y ruidos repentinos. Bastante pobre, incluso para esos estándares.

miércoles, noviembre 14, 2012

Tres tristes trailers 38

Me preguntaba desde hace varios años cuanto tardarían en hacer un remake de Silent Night, Deadly Night, probablemente una de las más famosas películas de terror de ambientación navideña que existen, no tanto por su calidad sino por lo que en su momento fue la rompedora idea de hacer un Papá Noel asesino, por mucho que no fuese realmente Papá Noel sino un psicópata vestido como tal. Esta nueva versión, titulada simplemente Silent Night, parece partir de esa misma idea al mismo tiempo que sugiere unas intenciones distintas que se notan en la mayor factura técnica y en el hecho de que esta vez   el asesino no es simplemente un desequilibrado sino una fuerza anónima más parecida a un slasher tradicional con su villano de características casi sobrehumanas. El lanzamiento de este avance me ha dado pie, sin embargo, a comenzar a preparar las reseñas de las cinco entregas de la saga original. Así que preparaos, porque en diciembre las tendremos aquí.

   

Cuando se anunció en su momento Warm Bodies no fue poca la gente (me incluyo aquí) que pensó que estábamos ante una explotación más del éxito de Crepúsculo, quizás por el hecho de que la cinta cuenta con los mismos productores y de que el look del chico protagonista es muy similar al del personaje principal del romance vampírico de Catherine Hardwicke, pero este primer avance nos muestra lo muy equivocados que estábamos todos. De hecho, me atrevo a decir que tras ver este trailer (que por desgracia está lleno de spoilers a todo tren) podemos comprobar que la película, más que una edulcorada historia de amor adolescente, es una comedia zombi con muchos más elementos en común con cintas como Fido o Wasting Away, y por lo menos a mí me ha convencido, mucho. 

   

Y liderando el puesto de los trailers más comentados de la semana tenemos el de World War Z, la esperada adaptación del libro de Max Brooks que por lo visto ha dejado decepcionados a la mayoría de aquellos que tenían fe en este proyecto. Personalmente, y siendo yo bastante entusiasta con el (genial) libro de Brooks, debo decir que tras ver el avance lo que me chirría no es la falta de rigurosidad de la adaptación (¿tiene sentido ver en la pantalla exactamente lo mismo que hemos leído?) sino el hecho de que por lo visto está será una película que no tomará ningún riesgo y hará lo mismo que todas las historias de zombis que llevamos viendo casi una década, sólo que con muertos vivientes CGI, estrellas mainstream en el elenco, y una tendencia bastante preocupante de eludir los componentes de serie B que caracterizan a este género y que aquí por lo visto no se quieren resaltar para nada, puesto que no me parece casualidad que aquí no parezca haber zombis sino los mucho más genéricos "infectados". Eso y que, según cuentan, esta ha sido una producción muy problemática de la que gran parte del elenco y equipo ha terminado despotricando. Pero en fin, todavía queda bastante tiempo para comprobarlo en carne propia.

domingo, noviembre 11, 2012

Reseña: Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (2012)

Hace unos meses decidí pasar del estreno de Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (2012) pensando que estaba muy claro con qué tipo de película me encontraría. Vista ahora con algo de retraso, hay que decir que el resultado es una película francamente desconcertante, que si bien no está muy lejos de lo que inicialmente pensaba que sería en términos de entretenimiento y de balanza terror/acción, sí ha terminado por sorprenderme en cuanto al tono empleado para contar la historia, hasta el punto en que por lo visto su director, el ruso Timur Bekmambetov (responsable ya de trabajos similares de acción extravagante como Guardianes de la noche (2004) y Wanted (2008), entre otros) ha querido usar el argumento base para añadir un capítulo más a su obra personal y a su estilo particular de ver el género de superhéoes.

El título de la película por sí solo ya dice todo lo que tenéis que saber de la premisa; si bien es sabido ya que la cinta está basada en una novela de Seth Grahame-Smith (quien también se encarga del guión), no está de más repetir que el verdadero motivo de su existencia es subirse al carro que el propio autor montó con su novela Orgullo, prejuicio y zombies, iniciando así una prolífica tendencia por parte de varios autores de mezclar elementos clásicos de la literatura o la historia con aspectos propios de la literatura de género popular. Aclarado esto, he de decir que con todo y su tratamiento de acción, lo más reseñable de la cinta que nos ocupa hoy es el curioso hecho de que no estamos realmente ante una parodia, sino que por el contrario hay un genuino esfuerzo por evadir una mayor concesión al camp y dar al argumento un enfoque bastante más "serio" de lo que podría esperarse al narrar la historia en un tono de bio-pic épico en el que se cuenta la vida de un hombre que se dedicaba a la política de día y mataba vampiros de noche, alternando entre el drama histórico y las acrobacias típicas del cine oriental de artes marciales.

La mezcla no siempre funciona, pero lo hace lo suficiente para hacer de esta una película mucho más interesante de lo que estaba dispuesto inicialmente a conceder. Con esto quiero decir que lo fácil hubiese sido irse por el lado de la comedia chorra visto lo disparatado del argumento base, pero haberse atrevido a dar cierto empaque de seriedad a la premisa hace bastante por vencer mis recelos iniciales, aunque quizás esto no habría funcionado tan bién de no haber estado involucrado Bekmambetov y su particular modo de rodar la acción. De hecho el cineasta ruso vitaliza el guión de Grahame-Smith al dar a la película un aire de irrealidad mucho mayor que el que pueden dar los vampiros en sí mismos, máxime en una secuencia como aquella en la que un joven Abraham Lincoln se enfrenta a su némesis en medio de una estampida de caballos, todo un monumento a la exageración pero que por fortuna no desentona con aquello que la cinta ya nos viene mostrando desde el principio.

Lástima que no todo se sostenga tan bien. Se echa de menos, por ejemplo, la presencia como personaje de Edgar Allan Poe, que salía en la novela original como uno de los aliados de Lincoln y que aquí hubiese dado mucho juego a la hora de agudizar ese ambiente pulp del que la cinta hace ostentación. Asimismo, la intercalación de la trama vampírica con la historia americana no está tan bien llevada porque los intentos del guión por relacionar la lucha contra las huestes del Mal con los motivos verdaderos de la guerra de secesión no están tan bien desarrollados. Este juego histórico da pie sin duda a grandes imágenes como la horda de soldados no-muertos abriéndose paso entre las balas durante la batalla de Gettysburg, pero huye de los aspectos más polémicos que se intuyen como la posibilidad de hacer de Lincoln un antihéroe menos interesado en la lucha en pos de la libertad de las esclavos que en ejecutar su venganza contra los seres de ultratumba que causaron la muerte de sus padres. La conclusión que nos queda es que estamos ante una cinta muy divertida que acomete el admirable atrevimiento de querer ser seria con su premisa, pero que se queda a medias en cuanto a su ejecución. Eso sí: Bekmambetov, como siempre, asegura el espectáculo. A vosotros toca decidir si con eso basta. 

sábado, noviembre 10, 2012

Reseña: The Collector (2009)

Recuerdo que hace un par de años más o menos, y debido sin duda al distanciamiento que en aquel entonces tenía con el horror físico, dejé pasar The Collector (2009) pensando que sería una película del montón sin mucho que ofrecer. Resulta que tras haberla recuperado recientemente me he dado cuenta del error que cometí en su momento, ya que si bien esta película participa de forma entusiasta de muchos de los tics del subgénero de torturas que tan de moda llegó a estar en aquel entonces, no es menos cierto que se trata de una cinta muy bien hecha que demuestra que hay vida más allá de los cientos de imitadores de Saw (2004) que proliferan por el mundo del cine de terror. Resulta paradójico en este sentido que esta película haya sido concebida inicialmente como una precuela de Saw que nunca llegó a realizarse, a pesar de que su director Marcus Dunstan (quien junto a su habitual colaborador Patrick Felton es famoso como guionista no sólo de varias entregas de Saw sino también de la trilogía de Feast) es todo un conocedor de dicha saga y de los motivos por los que ha sido exitosa, algo que se nota perfectamente plasmado aquí.

La base argumental se esfuerza por reducir la película a un único escenario haciendo que el protagonista, un ex-convicto abrumado por una deuda con unos mafiosos, entre a robar a una mansión sin saber que su incursión ha coincidido fatídicamente con la llegada a la casa de un misterioso psicópata enmascarado que mantiene prisionera a la familia y que ha llenado el recinto con mortales y elaboradas trampas. La identidad del asesino tras la máscara nunca es revelada y este nunca emite palabra alguna, lo que cumple con una de las principales reglas de los slasher films al hacer del psychokiller una sombra anónima despojada de todo vestigio de humanidad, y debo decir que funciona porque estéticamente es un ser bastante siniestro que se siente como una auténtica amenaza, y al mismo tiempo carece de la omnipresencia que se suele dar a estos personajes y que resta credibilidad a otros trabajos quizás más conocidos. Con esto quiero decir que, a diferencia de otras películas de este género, el asesino no es un ser infalible e invulnerable, lo que le da cierto grado de humanidad y descontrol que lo hace más temible todavía. 

El hecho de que estemos ante un único protagonista también ayuda porque la cinta evita insulsas escenas de diálogos y se concentra más bien en nuestro "héroe" intentando esquivar las trampas a la vez que busca evitar ser detectado por el monstruo que se ha alojado en aquella morada. Es precisamente este minimalismo y esta reducción de la trama a la invasión doméstica y al carácter irracional del Mal lo que hace de The Collector uno de los mejores slashers "originales" de la década pasada, y una excelente continuación para los chicos detrás de Feast (2005). Por supuesto, y en concordancia con sus trabajos anteriores, la película es sangrienta, en ocasiones cruel y despiadada con sus personajes pero al menos sorprendente en cuanto al destino que depara a algunos secundarios y que da pie a salidas argumentales que personalmente no vi venir, eso sí, manteniendo las relaciones entre los personajes al mínimo y construyendo la película desde el instinto básico de la supervivencia y un cierto sentimiento de culpa por parte del protagonista que le obliga a (por lo menos intentar) poner a salvo a aquellos que encuentra.

En fin, si quien lee esto es uno de los pocos que se perdió The Collector en su momento, es hora de recuperarla aunque sea por el hecho de que su segunda parte se ha estrenado este año. Parece mentira que los responsables de una franquicia tan repetitiva como Saw hayan podido dar pie a un slasher tan solvente y certero a la hora de tocar los botones correctos del aficionado a este tipo de terror físico. Quizás lo único que me sobra sea ese epílogo, que se siente como una imposición de una crueldad innecesaria después de la angustia que hemos sentido durante casi hora y media. De no ser por este detalle de mera explotación la película hubiese quedado mucho más redonda y limitada a esa historia de un tenso juego de gato-y-ratón entre el asesino y el protagonista. Pero con todo y eso, sigue siendo una película bastante recomendable.

viernes, noviembre 09, 2012

Reseña: Sinister (2012)

El comentario más acertado que he leído sobre Sinister (2012) es que con ella sus responsables han querido repetir el éxito de Insidious (2010), película con la que comparte varios puntos en común en cuanto a estilo. Dirige en esta ocasión Scott Derrickson, a quien ya conocemos de El exorcismo de Emily Rose (2005), una película que como sabéis gustó mucho a quien escribe estas líneas. En esta ocasión tenemos un trabajo muy diferente ante el que confieso no guardaba muchas expectativas, principalmente porque contiene varios de los clichés normalmente asociados a desganadas películas del horror mainstream americano como la idea de lo sobrenatural ligado a un crimen sin resolver, la presencia del niño y la familia como entes en peligro, y el empleo de una estrella en el papel principal, en este caso Ethan Hawke. Resulta que estaba equivocado, puesto que si bien es cierto que todos estos elementos están presentes, la verdad es que estamos ante una película de terror bastante efectiva con varios aciertos innegables.

Si no habéis visto ya el trailer (que valga decir te destripa despiadadamente toda la película revelando todos los giros argumentales), Sinister trata de un escritor de libros policíacos que muda a su familia a la casa donde treinta años antes se cometió un horrendo asesinato sin resolver para iniciar así una investigación que le permita develar el misterio tras aquellas muertes. Esto no por ningún sentido de justicia sino como un intento desesperado por escribir otro bestseller que le devuelva el dinero y prestigio otrora disfrutados. El argumento de horror comienza cuando, apenas mudados en la nueva casa, el escritor encuentra una caja llena de películas caseras de Super 8 donde se ve no sólo el crimen que está investigando sino también otros cometidos aparentemente por el mismo asesino, y es a partir del visionado de estas cintas cuando su mundo comienza a desmoronarse.

Estas películas caseras son empleadas como la principal fuente del terror de Sinister (algo que se hace más obvio si conocemos el título que tenía originalmente la cinta, Home Movies), y debo decir que como recurso está bien utilizado ya que es durantes las proyecciones donde la tensión sube al máximo. Discrepo, sin embargo, con quienes ven en esto un guiño hacia el recientemente masificado fenómeno del metraje hallado, ya que aquí la referencia me parece que va más en la onda de películas como Asesinato en 8mm. (1999) y el morbo que da una cinta sucia y misteriosa cuya autoría se desconoce, así como la investigación detrás. En este sentido la actuación de Ethan Hawke está bastante bien y sabe llevar correctamente el peso de la película (no hay prácticamente ninguna escena en que no salga) haciendo de su desmoronamiento mental algo bastante creíble. 

El único defecto que quizás se le puede achacar a la película es lo poco creíble de algunas de las decisiones del protagonista, eso y la transición de la investigación criminal al ángulo puramente sobrenatural, no por la transición en sí sino por un desacierto estético que hace que la película termine en comedia involuntaria lo que en un principio se atisbaba como algo bastante serio. Entre estos resbalones se encuentran recursos baratos como los sustos repentinos de rostros que aparecen en primer plano desde fuera del encuadre hasta el empleo de un maquillaje de feria un tanto estrafalario que puede que funcionara en Insidious pero que aquí está definitivamente fuera de lugar. Con todo y eso, estamos ante una película bastante recomendable, y ciertamente un millón de veces más interesante que su compañera de taquilla, la más exitosa Paranormal Activity 4 (2012). Eso sí: el trailer lleno de spoilers tiene delito, y aunque ya sea tarde para decirlo, os recomiendo ir directamente a la película puesto que el avance reduce bastante las posibilidades de disfrute. 

lunes, noviembre 05, 2012

Hoy me ha llegado ESTO

Y aquí consideramos la posibilidad de un especial de reseñas, episodio por episodio, como algo a tener en cuenta. 

Aunque igual hará falta otro espacio para ello.

domingo, noviembre 04, 2012

Reseña: Wrong Turn 4 (2011)

Wrong Turn 4: Bloody Beginnings (2011), es la nueva película de la saga iniciada con Wrong Turn (2003), un modesto slasher rural que era en el fondo poco más que una reinvención de Las colinas tienen ojos (1977) y que, sorprendentemente, ha terminado por generar una larga serie de secuelas (la quinta se ha estrenado este año), todas ellas directamente en formato doméstico. En esta cuarta ocasión, y tal como lo indica el título, sus responsables han querido ofrecernos los orígenes de los paletos caníbales protagonistas, aunque dicha promesa es en este sentido es un tanto engañosa porque el argumento no termina de ir completamente en esa dirección.

Digo que es engañosa porque, si bien oficialmente estamos hablando de una precuela, lo único que tiene de "origen" es un prólogo transcurrido treinta años atrás en el que vemos a los tres mutantes como adolescentes internados en un psiquiátrico donde desatan una masacre con todo el personal. Tres décadas después, y por lo visto ante la indolencia de las autoridades, estos tres monstruos continúan usando el hospital (ahora abandonado) como guarida a la vez que siguen en su búsqueda de víctimas humanas. La película empieza oficialmente cuando un grupo de jóvenes se refugia de una tormenta en las ruinas del hospital y se dan cuenta de que se enfrentan a un peligro mucho mayor que cruel invierno del exterior.

Hasta aquí ninguna novedad, y ese es precisamente el punto: más allá del prólogo arriba mencionado no sabemos nada del auténtico origen de los caníbales que no haya sido ya explicado (y mucho mejor) en la segunda parte, que me sigue pareciendo con mucho la mejor entrega de la saga hasta la fecha. Por esto, Wrong Turn 4 parece una secuela más sólo que ambientada en un edificio abandonado en medio de la nieve y no en el bosque como las entregas anteriores, y si bien es cierto que los mutantes son los mismos, podrían perfectamente haber sido otros ya que dudo mucho que estos asesinos sean recordados por el público, aparte de que ya la segunda entrega había dejado claro que el clan familiar era lo bastante grande para incluir miembros no conocidos. 

Sabiendo esto, la verdad es que como slasher rural la película deja bastante que desear. No solamente su planteamiento es bastante banal y repetitivo a estas alturas sino que encima los personajes protagonistas son mucho más estúpidos de lo normal en cuanto a las decisiones que toman (tuve que contenerme para no apagar la película en un momento en particular en el que se debate la posibilidad de mostrar clemencia a aquellos monstruos que se están cargando con saña a sus amigos). En lo que ya viene siendo una tradición en la saga, el nivel de violencia es muy alto, y las escenas de muerte son brutales y dotadas de un particular sadismo que probablemente seduzca a los amantes del terror físico pero que a mí en particular me parece bastante pobre y muy por debajo del de otros ejemplos recientes con similares pretensiones pero también con mucho mejor resultado. Esta que tenemos hoy en realidad no pasa de ser un ejemplo meramente pasable de una saga un tanto repetitiva que definitivamente ha visto mejores momentos y que se merece una entrega con un poco más de ganas. Wrong Turn 4 puede que encuentre su público dado lo violenta que es y la franca crueldad de algunos de sus momentos más destacables, pero es imposible abstraerse de lo estúpida e inverosímil que resulta en ocasiones y del escaso interés que despiertan sus personajes y su situación. 

sábado, noviembre 03, 2012

Reseña: Paranormal Activity 4 (2012)

Es muy probable que de todas las sagas de terror que se han llevado a la pantalla en las últimas décadas, Paranormal Activity tenga el éxito más difícil de explicar. Es sabido por todos que la primera es una película que me gustó mucho quizás por su puesta en escena minimalista y por la ingeniosa forma como aprovechaba su muy sencillo formato de plano fijo y tiempo muerto, pero con el pasar de los años cada secuela que ha venido (con la probable excepción de la tercera parte) insistía en un estilo francamente aburrido y soporífero al que sin embargo el público sigue siendo constantemente atraído. Dicho esto, Paranormal Activity 4 (2012) viene a ahondar más en el problema. Se trata simplemente de un subproducto diseñado única y exclusivamente para su rendimiento en taquilla y basado en la repetición hasta la náusea de un estilo de terror vago y fácil. 

Aquellos que deseen profundizar en la historia de brujería y posesiones diabólicas que las anteriores películas habían insinuado se quedarán con las ganas, ya que esta cuarta entrega no hace nada por avanzar el argumento y más bien se siente como un abreboca de la ya inevitable quinta parte, uno que encima introduce personajes nuevos pero que sigue el mismo argumento, esta vez con unos adolescentes que instalan una alarmante cantidad de cámaras web en la casa de la chica protagonista para investigar las extrañas costumbres del raro niño de la nueva vecina, que por lo visto tiene algún tipo de conexión con lo sobrenatural. La premisa pone de manifiesto una de las cosas más exasperantes de la saga, y es que en cada secuela el motivo por el cual los personajes deciden grabar todo lo que ocurre a su alrededor se hace cada vez más extraño e inverosímil, trayendo el eterno problema de este tipo de cintas (¿por qué el protagonista está grabando esto?) pero sin lograr vencer la incredulidad del espectador espabilado. Encima esta cuarta entrega no ofrece absolutamente ningún punto de interés, una escasísima cantidad de sustos más allá de salidas vulgares como mover repentinamente una silla (¡!), y por supuesto ninguna novedad más allá del curioso hecho de que el Kinect de la Xbox sumado a la visión nocturna de una cámara puede ser usado para detectar entes sobrenaturales.

Pero el que para mí es el principal problema de la película, más allá de la falta de imaginación de sus escenas de miedo o de la escasa originalidad, es algo que viene ocurriendo en todas las secuelas de la saga, y es la falta de conflicto o tensión dramática alguna. En la primera Paranormal Activity (2009) por lo menos había cierta evolución argumental que mantenía el interés del espectador: los protagonistas comenzaban registrando todo lo que ocurría en la noche para explicar extraños fenómenos que les ocurrían y la progresiva aparición de estos fenómenos provocaba una investigación acerca de lo paranormal que acababa en el descubrimiento de un demonio, una maldición familiar, y un desesperado intento por salvarse que por supuesto acababa de muy mala manera. Pero en todas las secuelas que han salido hasta la fecha esto no ocurre; los personajes no parecen tener la más mínima idea de lo que está pasándoles, no se enfrentan al peligro que les acosa porque ni siquiera saben de su existencia, y la película tiene un tono desesperadamente fatídico porque para el momento en que los protagonistas caen en cuenta de aquello que el público ya sabe desde el principio es demasiado tarde y la película simplemente termina. 

Que los guionistas incurran en el mismo error es comprensible, pero que el público siga cayendo en la misma trampa una y otra vez es algo francamente inexplicable. Que una película tan aburrida y monótona como Paranormal Activity 4 tenga un éxito tan grande es algo difícil de explicar, aunque si quien lee esto es alguien que ha visto las tres entregas anteriores de la saga muy probablemente irá a ver esta cuarta a pesar de todas las críticas negativas. Mi esperanza en todo caso es que aquellos que todavía no hayan visto las películas de Paranormal Activity tengan el buen juicio de detenerse después de la primera a ver si finalmente llega el fin de esta filón de películas nula factura y gran rentabilidad en las que el público mayoritario va en masa a ver cómo no ocurre nada.

jueves, noviembre 01, 2012

Reseña: The Lords of Salem (2012)

Probablemente una de las películas más anticipadas por quien escribe estas líneas, The Lords of Salem (2012), lo nuevo de Rob Zombie, es una cinta que como era de esperarse ha terminado por dividir al público de una manera aún más radical que de costumbre. No es de extrañarse ya que incluso desde que salió el trailer era fácil darse cuenta de que estábamos ante el que con toda seguridad es el proyecto más ambicioso de su director, pero aquí incluso vamos a más; esta historia de brujería y satanismo urbano es no sólo la mayor apuesta de Zombie hasta la fecha, sino también muy probablemente su mejor película hasta ahora, aunque también es muy posible que sea esta la pieza que le termina de desterrar para siempre del cine de terror comercial.

Se trata también de una película muy sencilla en cuanto a argumento, con una estructura dramática muy similar a la que ya hemos visto en otros ejemplos similares como El bebé de Rosemary (1968) y la más reciente The House of the Devil (2009), y aunque Rob Zombie parezca haber dejado de lado su ambientación white trash de cintas anteriores, el relajamiento argumental parece haber propiciado una vuelta a sus supuestos excesos estéticos, haciendo alarde de un imaginario visual delirante en el que echa mano de su experiencia como diseñador de horrores de feria a la vez que aporta un tono sucio y desagradable muy alejado del ludismo de La casa de los mil cadáveres (2003). Todo esto hace que quizás el público espere un mayor énfasis en una trama que depara pocas sorpresas y que es bastante fácil de seguir: una maldición tejida alrededor de la ejecución de un cónclave de brujas en la Salem colonial y el regreso de una de ellas para traer al mundo al hijo de Lucifer. 

Como era de esperarse vuelven los actores habituales de Zombie como la infaltable Sheri Moon, el también imprescindible Ken Foree y hasta Sid Haig en un pequeño cameo. Asimismo, y en concordancia con sus películas anteriores, el director rescata algunas antiguas glorias del cine de género como Richard Lynch (en la que sería su última actuación en vida), Dee Wallace y una escalofriante Meg Foster en el papel de la bruja principal. Foster es probablemente una de las cosas que peor rollo da en la película ya desde el principio en la escena del aquelarre, y la suya es una presencia que se repite en varias ocasiones y da en cierta medida el tono a una película de terror atávica que aún con su sencillez argumental consigue ser altamente desconcertante.

Quizás sea precisamente por eso que The Lords of Salem nos pide a gritos un segundo visionado. Aquellos que sigan con interés su carrera cinematográfica no deberían dejarla pasar aunque sea por el festival de escenas delirantes que su director nos depara en este experimento en el que la complejidad narrativa cede el lugar a un discurso visual francamente psicótico en ocasiones. Sin embargo, hay que recordar al espectador desprevenido que estamos ante la que probablemente sea la película menos comercial de Rob Zombie, aún menos que Halloween 2 (2009), una cinta francamente incomprendida que aquí pronto nos encargaremos de reivindicar. Lo enrevesado de esta de la que hablamos hoy puede que eche a muchos para atrás, pero en un género como el de terror plagado sobre todo por la insensata repetición, el hecho de que alguien busque formas propias de discurso es muy encomiable. En esta ocasión yo sólo señalaría como carencia dramática el escaso nivel de "conflicto" y lo excesivamente fatídica que es su resolución final, algo que también pasa, por cierto, con Sinister (2012), otra cinta de terror reciente de la que hablaremos en otra ocasión. En cuanto a lo nuevo de Rob Zombie, concluyo diciendo que es una de las que más me ha sorprendido en mucho tiempo, con lo que se hace aún más triste aceptar la cruda realidad: aquellos que no la hayan pillado en un festival muy probablemente no la veréis nunca en una sala de cine.