Movido únicamente por un afán de completismo he terminado por ver Hide and Seek (2005) para comprobar una vez más, y de primera mano, una de las muchas tendencias diferentes que generó el cine de terror en la primera mitad de los años "00". Al igual que muchas de sus contemporáneas, esta película del actor y director John Polson es un thriller bastante genérico de los muchos que poblaron las carteleras tras el éxito de El sexto sentido (1999), y que incluye varios de los típicos ingredientes como un misterio que gira alrededor de un niño raro y un final sorpresa de esos que dejan al público supuestamente con la boca abierta, eso sí acompañado de sus respectivos flashbacks que dejan todo bien masticadito.
En este caso específico, dicho niño raro es una cría que ha quedado traumatizada tras el suicidio de su madre y termina mudándose con su padre a una apartada casa donde encuentra (aparentemente) consuelo en la recreación de un amigo imaginario, cuya "presencia" terminará no siendo tan positiva ni tan imaginaria después de todo. Me molesta tener que admitir que la premisa al menos comienza como algo interesante, una aparente historia de secretos oscuros posteriores a la mudanza de los protagonistas, pero todo esto no es más que un engaño; no deja de ser exasperante que elementos como el drama de los vecinos, el siniestro agente inmobiliario o el espeluznante cuarto secreto de la casa no sean más que trapos ondeados ante los ojos del público como trucos baratos de distracción por parte de un guión sumamente tramposo, diseñados para que el espectador crea que está ante una compleja trama de misterio que al final termina no siendo tal, puesto que los elementos antes mencionados no tienen nada que ver con el auténtico eje temático de la película, uno que termina siendo muy distinto.
De hecho, el único toque de distinción que la película tiene es la presencia de una pequeña Dakota Fanning, de cuando era mundialmente conocida como uno de esos niños prodigio de la actuación que surgen de cuando en cuando. Su sobresaliente trabajo contrasta sin embargo, con el de un Robert de Niro crepuscular que, aparte de ser tremendamente inapropiado para el personaje debido a su edad, parece que hace años decidió simplemente dejar de actuar, y su interpretación en esta película es otro de sus famosos "que os den" al público.
El final sorpresa (que en un alarde bastante ingenioso está sugerido por una curiosa escena que involucra una tetera) es totalmente inesperado por lo ilógico y tramposo que es, posible únicamente gracias a que la película ha tratado al espectador como un imbécil haciendo trampa en su relato. Lo peor de todo es que después de esta apabullante revelación (que repito: es absolutamente inverosímil) todavía quedan unos quince minutos de metraje, tiempo suficiente para que el espectador se pregunte por qué empezó a ver esto.
Concuerdo, la peli me pareció una basura. De niro en piloto automático montado sobre un guión deleznable.
ResponderEliminarTenía elementos interesantes hasta que se va por el cliché y absolutamente inverosímil twist ending que le quita mérito a lo que la película podría haber logrado. Un desperdicio.
ResponderEliminarSaludos