sábado, agosto 31, 2013

Reseña: Jugface (2013)

Otra de esas pequeñas sorpresas con las que me he topado en los últimos días, Jugface (2013) es una película que tenía conmigo todas las de ganar sólo por el tema que toca, que no es otro que esas historias de religiones extrañas ambientadas en el entorno rural de la América profunda. Este tema de entrada se ha tocado por lo general mejor en la literatura que en el cine, aunque todavía mucha gente sigue mencionando Los chicos del maíz (1984) como uno de sus ejemplos más evidentes. En la película de la que hablamos  hoy parte de un concepto similar, aunque lo modesto de su propuesta hace que por desgracia esté destinada a pasar desapercibida. 

Despertó mi curiosidad ya desde el principio gracias a unos fabulosos títulos de crédito con estética de arte ingenuo que cuentan sin palabras todo lo que necesitamos saber sobre la comunidad en la que se desarrolla la película; un pequeño pueblo atrasado y miserable que abandona la religión cristiana en favor de un extraño y sangriento culto a una misteriosa criatura que habita en una fosa en medio del bosque. Es importante señalar que a pesar de que la película no deja lugar a dudas en cuanto a la existencia real de esa presencia, nunca llegamos a ver realmente al monstruo. De todas formas, el énfasis no está puesto en la criatura o en el mundo de espíritus que habita el bosque, sino en lo que sucede en la comunidad cuando la chica protagonista se niega a ser la próxima víctima del sacrificio humano requerido por el culto, y de cómo esta decisión comienza a minar aquel ambiente.

La escogencia de esta protagonista es una de las mayores fortalezas de la cinta porque aborda la historia desde el punto de vista de la propia comunidad, a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de estos relatos que son contados desde la perspectiva de unos forasteros que llegan a él. Por el contrario en Jugface casi no vemos el mundo "civilizado" fuera de un par de escenas muy concretas, hasta el punto de que si no fuese por estas perfectamente podríamos creer que la película está ambientada en cualquier época. Pero lo mejor de todo es que la representación de estos paletos paganos está hecha de forma mucho más seria de lo habitual y se sostiene gracias a unas actuaciones muy buenas, no sólo de la protagonista Lauren Ashley Carter sino sobre todo de Sean Bridgers, excelente en su papel del alfarero medium. A ambos actores los hemos visto antes en The Woman (2011), haciendo personajes diametralmente opuestos. 

Si quien lee esto gusta de este tipo de historias probablemente disfrute Jugface tanto como yo. Aún así no es para todos los paladares; a pesar de que la película no se corta nada a la hora de mostrar imágenes y temas incómodos, en ocasiones no parece tener muy claro exactamente cuál es el tono que quiere dar, pasando del horror a la comedia de una forma que se siente un tanto radical. Muchos además pueden sentirse decepcionados de que la película únicamente pase de forma superficial por sus elementos sobrenaturales y que no muestre nunca al monstruo de la fosa a pesar de que se percibe como lo más importante del argumento. Eso y la resolución final del relato pueden echar para atrás a algunas personas. Yo sólo sé que la historia de esta película y la mitología que se intuye a través de ella me han parecido muy interesantes, y me han mantenido pensando en ella por mucho tiempo incluso después de haberla visto.

viernes, agosto 30, 2013

Reseña: Byzantium (2013)

Una de las más esperadas películas de este año por mi, por motivos evidentes, pero sobre todo por ser el regreso del director Neil Jordan al cine sobrenatural, con una temática que trae las inevitables comparaciones con Entrevista con el vampiro (1994), una película por la que siento una gran simpatía que comparte gran parte de la gente de mi edad (increíble darme cuenta de que se estrenó hace ya casi veinte años). Byzantium (2013) toca muchas de las claves de aquella cinta vampírica con Brad Pitt y Tom Cruise, así como varias de las constantes estéticas del cine de su director. Es una película hermosa que sin embargo está llamada a ser dejada a un lado por gran parte de los seguidores de un cine de terror más entregado a un imaginario monstruoso del que esta cinta carece. 

Con esto lo que quiero decir es que, aún en mayor grado que en Entrevista con el Vampiro, en Byzantium no tenemos en realidad una película de terror, sino un drama protagonizado por seres sobrenaturales, en específico dos vampiras, madre e hija, que durante doscientos años han estado huyendo y escondiéndose de los de su propia especie, que les persiguen sin descanso por motivos que iremos descubriendo a lo largo del metraje. Ya de entrada tenemos aquí el mismo esquema de la cinta del 94 pero al revés; en vez de dos vampiros que buscan sus orígenes, en esta ocasión tenemos a dos criaturas inmortales que buscan refugio entre los humanos intentando confundirse entre ellos y reivindicando su libertad en contraposición a la hermética y elitista orden de su propia especie.

Como viene siendo habitual en las obras de Neil Jordan que tiran del fantástico, Byzantium tiene grandes aciertos estéticos que en esta ocasión van más allá de imágenes surrealistas; de hecho, una de las mayores fortalezas que tiene esta película está en la recreación que hace de los vampiros. Cuando decimos que es un drama nos referimos a que en esta ocasión los vampiros no son monstruos sino que son pintados como una suerte de terribles ángeles justicieros, comparación que no es gratuita ya que la película lo afirma en más de una ocasión. Jordan elude la representación ya establecida de estas criaturas al hacer de sus vampiros seres que pueden perfectamente vivir de día y a quienes ni siquiera les crecen los colmillos; sólo se mantienen su necesidad de beber sangre y su inmortalidad, con lo que son casi imposibles de distinguir de los mortales (uno de los personajes, de hecho, lo evidencia al decir que sólo con el pasar de los años puede demostrar lo que ella es). Esta representación un tanto menos terrorífica puede molestar a algunos, pero a mí me parece que está más que compensada por el misterio con el que Jordan dota a su particular visión del origen de la raza vampírica en una enigmática isla de la costa de Irlanda, creando una mitología fascinante de la que sólo vemos una parte muy pequeña. 

Por supuesto que gran parte del acierto estético de esta película está en la actuación de sus dos protagonistas femeninas. La campaña publicitaria ha tirado por el reclamo visual al destacar la presencia de una voluptuosa Gemma Arterton en el papel de la madre. Lo hace muy bien y me agrada verla finalmente en una película buena, pero este énfasis por desgracia quita la atención de la joven Saoirse Ronan, que borda su papel y representa la contraparte serena de la indomable Arterton. Sólo por verlas a las dos en pantalla ya merece la pena acercarse a esta película. Algunos que vayan a verla probablemente se sientan un poco decepcionados al esperar encontrar una película de vampiros y encontrarse más bien con un drama sobre la soledad y la renuncia al amor en medio de una historia contada con una gran cantidad de voz en off, pero desde aquí creo que es un trabajo muy recomendable que me ha reconciliado con una estética que por desgracia ha sido parodiada hasta el cansancio por romances sobrenaturales de segunda fila destinados al mercado adolescente. Echadle un vistazo porque vale la pena.

jueves, agosto 29, 2013

Reseña: Haunter (2013)

Aquí en este blog le teníamos perdida la pista a Vincenzo Natali, con lo que es toda una sorpresa ver que el director de Cube (1997) y Splice (2009) regresa a nuestra página con Haunter (2013), una película de fantasmas que da un peculiar giro al típico tema de casas embrujadas con crimen del pasado. Es también un regreso por parte de Natali a ponerse a cargo de una producción modesta con medios reducidos pero mucho más centrada a nivel de premisa, a diferencia de su más ambicioso trabajo de ciencia-ficción que llegamos a reseñar aquí. La presencia como protagonista de Abigail Preslin (a quien seguramente recordáis por su trabajo en Zombieland (2009), entre otros ejemplos) puede dar la idea errada de que estamos ante una cinta de corte juvenil, pero no es así del todo.

Sin entrar demasiado en detalles, la película es básicamente la historia que siempre hemos visto de una casa embrujada cuyo fantasma está relacionado con un crimen sin resolver del pasado. La diferencia en todo caso está en que en esta ocasión se nos cuenta todo desde una perspectiva poco común, sumergiendo al espectador en la situación anómala de hallarse en el mundo de los espíritus y ser el mundo de los vivos el que se siente como otro mundo al que de repente se tiene acceso. El resultado es sorprendentemente bueno y más inteligente de lo que en un principio parece, por mucho que algunas reseñas hayan intentado despachar la película como una supuesta versión de horror de The Lovely Bones (2009), con la que no tiene realmente nada que ver.

El motivo por el que me ha sorprendido ha sido el encontrarme con una película en extremo sencilla, alejada de los trabajos más recientes de Natali y trabajando con un único escenario aprovechado al máximo: esa casa de la que se nos muestra cada una de sus habitaciones en varias épocas, una superposición de planos temporales que van llevando la historia hacia delante con varios giros argumentales que vamos descubriendo junto a la protagonista a medida que esta va recuperando sus recuerdos perdidos. La manera cómo la película lo logra es muy interesante y en ocasiones llega a sorprender al espectador, cosa nada fácil hoy en día. Y todo esto, repito, con un planteamiento muy sencillo; de hecho, las mayores limitaciones de la película en cuanto a medios se notan sólo en los (por fortuna pocos) momentos en los que se rinde al uso de efectos especiales CGI, los cuales son bastante penosos, incluyendo unos títulos de crédito iniciales muy cutres. Tampoco ayuda el hecho de que el título que le han puesto a la película no sea lo que se dice muy atractivo.

Lamento de entrada lo críptica que pueda parecer esta reseña, pero Haunter es una de esas cintas a la que es mejor ir con poca preparación y sabiendo lo menos posible. Por este motivo se hace muy importante no ver el terrible trailer que le han hecho, lleno de spoilers que destripan todos y cada uno de los giros argumentales de la película. El principal de ellos (aquel que determina la perspectiva desde la que se narra la historia) es probablemente la menor de las sorpresas ya que se revela casi desde el principio y aún así puede intuirse con facilidad, pero aún así la película se guarda unas cuantas cartas bajo la manga que la hacen una interesante aportación al cine de terror de este año, uno que para variar no es un remake ni una adaptación de nada. Sólo por eso, ya creo que vale la pena darle una oportunidad. Una grata y recomendable sorpresa.

viernes, agosto 23, 2013

Estoy en el Fantasy Filmfest, no me paséis llamadas

El hecho de que haya podido reseñar Hatchet 3 (2013) es sólo un recordatorio de que estos días estoy metido de cabeza en el Berlin Fantasy Filmfest, para mí el evento del verano. Aunque por incompatibilidad de horarios este año sólo me las he podido inventar para ver ocho películas en todo el festival, de las cuales dos ni siquiera pertenecen al género de esta página. De todas formas, podéis estar pendientes porque a continuación vienen mis impresiones sobre Haunter (2013), lo nuevo de Vincenzo Natali, la esperadísima Byzantium (2013), la curiosa Jug-Face (2013), la nueva cinta de antología V/H/S 2 (2013) (titulada aquí S-VHS) y lo que viene siendo el plato fuerte y una de las más esperadas del año, You're Next (2013). Los siguientes días pintan muy bien.

jueves, agosto 22, 2013

Reseña: Hatchet 3 (2013)

Tenía pocas esperanzas en un principio para Hatchet 3 (2013), creyendo que se trataba de una continuación forzada simplemente por el hecho de que esta vez no está dirigida por Adam Green, quien "únicamente" trabaja aquí como guionista y productor. Sin embargo, estaba equivocado; esta tercera (y según sus creadores, última) parte de la saga del slasher Victor Crowley está lejos de ser una obra maestra pero tiene innegables aciertos que la convierten en una película muy divertida, en un sentido descerebrado pero al menos fiel a lo que han sido sus principios estéticos desde el estreno de la primera parte. 

La película empieza justo donde terminó Hatchet 2 (2010). Lo digo literalmente; el último plano de la segunda parte es el primero de esta tercera entrega, con Marybeth (una vez más interpretada por Danielle Harris) despedazando el cadáver de Victor Crowley y dando con sus huesos en la cárcel, hasta que es reclutada por una reportera que conoce la leyenda y asegura saber la forma de detener la maldición para siempre y poner al monstruo en su tumba de una vez por todas. Una nueva expedición por parte de la policía se salda por supuesto con la montaña de cadáveres que todos esperamos. Lo primero que llama la atención es la presencia en el elenco de antiguas caras conocidas del horror como Zach Galligan (a quien recordaréis como el protagonista de Gremlins (1984) y su secuela) y Caroline Williams (la protagonista de La matanza de Texas 2 (1986), y una final girl crepuscular). La presencia de Derek Mears se siente además como un evidente guiño a los fans de la saga de Viernes 13 al darnos la inevitable confrontación entre él y Kane Hodder, quien una vez más interpreta a Victor Crowley de manera sobresaliente incluso rozando los sesenta años.

Lo que sí es cierto es que esta es una de esas películas en las que todo el presupuesto parece haberse ido por el lado de los efectos especiales; los decorados son nefastos (una vez más se nota que es el mismo trozo de pantano reconfigurado para cada toma) y los uniformes de los polis están al nivel de una película de The Asylum, pero nada de eso importa: Hatchet 3, al igual que sus antecesoras, reniega por completo del CGI y se decanta por los efectos sangrientos de toda la vida, y de esos precisamente no faltan; la película desborda sangre y violencia en cada minuto de metraje, pero aunque su regodeo en la brutalidad es serio, comete el acierto de volver al espíritu de la original e inclinarse más por la comedia (a diferencia de la segunda entrega que parecía intentar ser algo más seria). Es una comedia, sin embargo, hecha desde el respeto, llena de chistes en las interacciones entre los personajes, pero que se pone seria una vez que los ataques de Victor Crowley ocurren. La presencia del monstruo de Kane Hodder, una vez más, es un gran acierto y el alma de la película. A decir verdad son él y sus masacres los auténticos protagonistas porque incluso la final girl Danielle Harris está relegada a un papel secundario y no hace casi nada hasta llegar el desenlace.

Lo más polémico de Hatchet 3 es sin duda el final. Sin revelar realmente nada, puedo decir que llamar a este final "abrupto" es quedarse corto, tanto que sentó bastante mal en el público durante la sesión en la que vi la película. Dicho final se siente en gran parte como una broma a costa del espectador al jugar con las expectativas que solemos tener en cuanto a cómo termina un slasher, pero es tan radical que me hace pensar que Adam Green y compañía no son completamente sinceros cuando afirman que esta es la parte final de la saga. Entretanto, yo recomiendo esta película a aquellos que les haya gustado la primera parte y a los seguidores de aquellos slasher divertidos y con una energía especial. Definitivamente no es para aquellos que esperen ver una película de terror seria, pero en el estado de ánimo correcto se hace muy entrañable.

miércoles, agosto 21, 2013

Reseña: Vanishing on 7th Street (2011)

Brad Anderson, uno de los directores más prometedores del género de horror durante la pasada década, volvió a la carga hace un par de años con Vanishing on 7th Street (2011), una historia apocalíptica de corte intimista en la que un pequeño grupo de personajes se esconde en un bar durante el ataque de una misteriosa oscuridad viviente que poco a poco se va tragando la ciudad de Detroit, haciendo desaparecer a sus habitantes. No la vi en su momento (a decir verdad, nunca se llegó a estrenar donde vivo) y la he recuperado finalmente tras preguntarme qué había sido de Anderson en los últimos años. El resultado está muy dentro de su línea, una película en la que la atmósfera prima sobre todo lo demás y en la que los gustos estéticos de su director parecen primar sobre un argumento bastante visto que no ofrece demasiadas sorpresas.

Uno de los puntos a destacar es que la película está inspirada en la misteriosa desaparición de la colonia perdida de Roanoke, influencia que la cinta admite abiertamente y a la cual se hace referencia en más de una ocasión. Hay también momentos que remiten a otras famosas historias de cine apocalíptico como La noche del cometa (1984) o la más reciente Pulse (2001), pero su mayor inspiración está sin duda en su tratamiento alegórico de numerosos pasajes bíblicos que la película hace muy evidentes, con lo que la historia, si bien nunca es explicada en detalle, tiene unas connotaciones místicas muy obvias que dejan claro el ángulo puramente sobrenatural de la amenaza a la que se enfrentan los protagonistas. De todas formas el argumento importa muy poco aquí; a pesar de que la historia está muy vista y que no es nada original, algo que se le da muy bien a Brad Anderson son las atmósferas, y esta no es la excepción. Increíbles imágenes de soledad y un uso muy eficaz del silencio y la penumbra (sobre todo en la secuencia del cine o el clímax de la iglesia) son el alma de la película y muestran cómo el director hace un intento loable por volver a rescatar el ambiente de terror de Session 9 (2001), su primera y hasta la fecha más destacable película.

En realidad debo reconocer que esta película ha terminado por gustarme más de lo que esperaba. Aparte de que la ambientación está muy lograda, me gusta el tono intimista reducido a muy pocos personajes y el ambiente cada vez más reducido de la película, alejado de las proporciones épicas que normalmente tienen este tipo de historias. También me gusta el hecho de que con todo y las obvias referencias bíblicas, la mayor parte de los misterios se dejan sin resolver y los personajes son simplemente piezas menores en medio de una catástrofe que les supera y de la que ellos sólo intentan huir. Los defectos de la cinta muy probablemente vengan de la mano de algunos efectos especiales digitales que en ocasiones rompen la ilusión de la película cuando los actores no reaccionan de forma creíble ante hechos que presencian como la caída de un avión cercano, que apenas causa sorpresa en el protagonista por el motivo evidente de que no la está "viendo" en realidad.

No se puede decir mucho más. Si queréis acercaros a una historia apocalíptica interesante con una atmósfera muy lograda esta película de Brad Anderson es para vosotros. Sus giros narrativos, su manejo de elementos trillados del cine de horror y su pesimismo existencialista no impresionarán a nadie, lo confieso, pero con todo y eso es lo suficientemente interesante para echarle un vistazo, y guarda en su interior algún que otro momento sorprendente en cuanto al destino de sus personajes principales. No esperéis, eso sí, mucho más; está claro que Anderson tiene trabajos mejores.

martes, agosto 20, 2013

Reseña: Detention (2011)

A pesar de que se ha publicitado como una comedia de horror, la verdad es que Detention (2011) es una película inclasificable. Se trata de una cinta muy inteligente que parece escudarse detrás de un envoltorio de puro entretenimiento y una reivindicación total del cine adolescente. A pesar de que su radicalismo formal ha encontrado opiniones muy polarizadas, sostengo que estamos ante una obra maestra que mejora con cada visionado y de la cual hay literalmente miles de detalles que apreciar, independientemente de la edad que se tenga. De hecho, a pesar de que presenta un elenco y formas típicas del cine adolescente, el director Joseph Khan (veterano realizador de videoclips que incluso se tira puyas a su anterior película Torque (2004) y a su propia carrera) tira de un bagaje cultural que difícilmente puede ser apreciado por lo que sería el aparente público de una cinta como esta.

Superficialmente Detention presenta el típico triángulo amoroso de las películas de instituto, uno que en este caso se ve interrumpido por la presencia de un misterioso asesino disfrazado del slasher Cinderhella, argumento que por sí solo es un remedo evidente de Scream (1996) y que delata la reiterada fascinación de esta película con los años noventa. Pero eso es sólo el principio; a partir de allí la trama se descalabra en un aparente caos argumental que incluye viajes en el tiempo, mutaciones genéticas y hasta una delirante subtrama de cambio de cuerpo que en lo personal considero uno de los mejores detalles de la película. Todo está contado además en un estilo frenético, con una edición vertiginosa que hace que la película vaya a un ritmo muy acelerado, con escenas muy cortas que lanzan referencias a diestra y siniestra y que reflejan de forma maravillosa no sólo la fragmentada y corta capacidad de atención que normalmente se atribuye a los jóvenes sino también el surrealismo narrativo de varios de los subgéneros del cine adolescente. La ya citada Scream y Donnie Darko (2001) probablemente sean los referentes más obvios, y la estética tomada de otros medios como las redes sociales y la mensajería instantánea, así como el constante rompimiento de la cuarta pared remiten a otras películas recientes como Scott Pilgrim vs the World (2010) y John Dies at the End (2013), a las que en mi opinión no tiene nada que envidiar.

Y lo mejor de todo esto es que a pesar de la introducción constante de nuevos elementos en la trama y el cambio de tono que la película presenta cada pocos minutos, estamos ante una cinta muy cuidadosa con los detalles, llena de escenas memorables (atención a la corta pero gloriosa secuencia de los torrents) y con un elenco muy apropiado. Definitivamente no es una película para todo el mundo; su propuesta de reivindicación de la adolescencia actual puede resultar muy radical para algunos, y a otros les pasará como a mi y la película les hará sentirse viejos y desfasados. Esto probablemente haya sido la causa de que la película no haya podido triunfar en la taquilla a pesar de que para el momento de su muy postergado estreno uno de sus actores principales, Josh Hutcherson, se había hecho famoso gracias a su papel en la película de Los juegos del hambre (2012). De todas formas, desde aquí la recomendamos con toda la firmeza posible y no sólo la defendemos como un nuevo clásico de las comedias de terror, sino que también nos preguntamos cómo alguien podrá hacer una película de adolescentes después de haber visto esta joya.

sábado, agosto 17, 2013

Tres tristes trailers 39

Este trío de trailers está dedicado a tres películas que veré en el Berlin Fantasy Film Fest de la próxima semana. El primero de ellos, Byzantium, es interesante más allá de su condición supuestamente dramática con vampiros, ya que nos devuelve al cineasta irlandés Neil Jordan en el mundo de estos chupasangres (pocas cosas me han hecho sentir tan mayor como darme cuenta de que Entrevista con el vampiro se estrenó hace ya casi veinte años). En todo caso, tengo sentimientos encontrados ante esta película de la cual no sé qué esperar. Por un lado, Neil Jordan nunca decepciona, y estéticamente se ve muy atractiva. Por otro lado, el estudio ha decidido venderla como un melodrama vampírico probablemente destinado a ir a por el público seducido por las tendencias suaves y románticas del vampirismo actual, algo que curiosamente fue comenzado por el propio Neil Jordan. Veremos.

 

VHS 2, o como le han puesto aquí, SVHS, me llama la atención únicamente por la plantilla de directores con la que cuenta esta vez. De resto no sabría decir, ya que considero que el formato de metraje hallado hace tiempo que no tiene absolutamente nada que aportar al género de terror. Sin embargo, la primera película me gustó (parcialmente, ya se sabe que ese es siempre el problema con las cintas de antología) y además tengo curiosidad por ver el segmento de Timo Tjahjanto, que pinta muy bien.

 

You're Next, la más esperada de todas las películas del festival, es el plato fuerte de esta edición. Un slasher de invasión doméstica que por el trailer y la fotografía me ha recordado mucho a The Strangers, una película que en su momento me gustó mucho. Su director, Adam Wingard, es parte de ese nuevo grupo de jóvenes cineastas como Ti West, Adam Green o Joe Lynch que están dando mucho de qué hablar. Además, ya esta película lleva casi dos años rodando por festivales y cosechando elogios donde quiera que va, así que estaremos muy pendientes.

jueves, agosto 15, 2013

Reseña: The ABCs of Death (2013)

The ABCs of Death (2013), uno de los estrenos más curiosos de este año, es también una de esas películas que no son para todo el mundo. A estas alturas ya muchos de vosotros la habréis visto, pero el anuncio de su secuela y las posibilidades de recuperarla en formato doméstico me han hecho querer traerla aquí. En caso de que no la conozcáis, sólo tenéis que saber que se trata de una inusual cinta de antología en la que, a diferencia del resto de sus congéneres, el elemento en común no es temático sino un singular juego narrativo en el que 26 directores diferentes abordan cada uno un muy corto segmento independiente inspirado en una letra del alfabeto.

Quiero destacar en primer lugar aquello que me ha impresionado de forma positiva, y es que se nota el grado de absoluta libertad que tuvieron cada uno de estos cineastas a la hora de llevar a cabo su particular visión. Con el tiempo como única limitación, cada uno de los cortos sabe reducir su propuesta al mínimo aunque sea al precio de sacrificar la coherencia global de la película. Algunos de los segmentos, además, consiguen quedarse en la memoria del espectador y dar resultados muy buenos como son en mi caso los de Nacho Vigalondo ("Apocalypse"), Marcel Sarmiento ("Dogfight"), Timo Tjahjanto ("Libido") o Lee Hardcastle ("Toilet", un corto de animación stop-motion cuya imagen acompaña esta reseña). Un dato interesante, sin embargo, es que el director de cada segmento sólo es revelado al final de este, por lo que uno se descubre a sí mismo intentando adivinar por el estilo de la narración quién es el cineasta al mando. En ese sentido yo recomendaría la película sobre todo para aquellos que deseen ver ejemplos de cómo ser lo más conciso posible a la hora de contar una historia con eficiencia.

Pero claro, el problema que tiene es el mismo de todas las cintas de antología: la desigual calidad de las historias que la componen, algo que aquí se agrava al ser un gran número de ellas lo que inevitablemente termina agobiando al espectador. No importa cómo lo veamos, con 26 segmentos la película se convierte en una experiencia excesiva que puede terminar saturando la cabeza de aquellos que se enfrenten a ella, especialmente si tenemos en cuenta que precisamente esa libertad creativa de la que hablábamos hace que los estilos de los relatos sean tremendamente diferentes; en muchos de ellos no hay diálogos, en otros ni siquiera hay argumento; algunos son muy elaborados, otros son tremendamente sencillos; algunos son historias de terror puro, otros son abiertamente comedias surrealistas.

En medio de todo este caos hay trabajos muy memorables, pero la mayoría terminan confundiéndose y a día de hoy me cuesta recordar más que algunas imágenes muy puntuales que consiguieron impactarme en su momento. Con todo, me parece una película arriesgada que merece la pena ser vista aunque sea por atreverse a ser tan diferente de todo lo demás. Es sólo lo exagerado de su premisa y sus expectativas en cuanto a la capacidad de atención del público lo que me hace dudar si es algo que pueda ser visto de una sola sentada. De todas formas, su salida en formato doméstico remedia esta dificultad y hace que quiera darle un segundo visionado.

martes, agosto 13, 2013

Reseña: Livide (2011)

Livide (2011) es una película que, siendo sinceros, os debería sonar. A pesar de que nunca recibió un estreno comercial en condiciones (al menos donde vivo) y que incluso su llegada a formato doméstico pasó desapercibida, estamos hablando de una cinta que despertó grandes expectativas al ser la nueva película de los franceses Julien Maury y Alexandre Bustillo, directores de la fantástica y nunca suficientemente recomendada A l'intèriur (2007). Si no despertó mayor revuelo tras su estreno quizás se deba, en primer lugar, a que para 2011 ya la estrella comercial del terror francés estaba más que apagada, y en segundo lugar porque tras el éxito de su primera película este segundo trabajo sólo podía decepcionar, más aún cuando notamos que esta es una película muy extraña que se ubica en las antípodas de aquella que hizo famosos a sus directores. Estamos ante una película muy diferente y genuinamente rara en la que el elemento de terror está sepultado por varias capas de una fantasía oscura más en común con los trabajos de Guillermo del Toro.

Y lo más increíble de todo es que estos elementos fantásticos van entrando de forma muy gradual: al principio Livide parece una película de casas embrujadas de toda la vida, una en la que tres jovencitos entran a robar a una enorme y tenebrosa mansión en la que sólo habita una anciana que lleva varios años en coma y de quien se rumorea esconde un invaluable tesoro en su casa. La naturaleza de este tesoro, así como el terrible secreto de la anciana y la casa en sí misma es lo que adentra la película en el lado de terror para luego ir pasando poco a poco a otros derroteros bastante inesperados. Debo decir que toda esta primera parte está tratada de una forma muy efectiva, en la que Maury y Burstillo huyen de los lugares comunes y los sustos fáciles y construyen en cambio un ambiente muy siniestro a pesar de que los personajes de los jóvenes no son lo que se dice muy atractivos. Toda esta primera parte con su fuerte énfasis en lo sobrenatural me pareció por momentos una decisión muy valiente por parte de los directores al ser radicalmente distinta de su película anterior, y encima la estructura de la casa embrujada con sus cuartos secretos y sus misterios es algo que en lo particular me atrae mucho, por lo que no me esperaba para nada el giro que toma luego la historia.

Este giro se da una vez que el "secreto" de la anciana es revelado. Siendo sinceros, parte de la sorpresa ya se intuye desde mucho antes, cuando vemos a la anciana por primera vez, pero lo que uno no se espera es la desviación de la película hacia una anécdota en la que los protagonistas ya no son tanto los propios chicos del principio como el "monstruo" que la trama descubre y cuyo punto de vista incluso se nos ofrece en una serie de flashbacks llenos de una belleza poética que nos predispone a su favor. Todos estos elementos, así como la estética preciosista y decadente, convierten la historia en una especie de cuento de hadas oscuro en la que los monstruos, aparte de horribles, inspiran cierto grado de tristeza y conmiseración, con lo que las comparaciones con aquellas películas de terror producidas por Del Toro se hacen bastante pertinentes.

Pero con todo y sus escasos elementos de terror, es una cinta muy interesante que gana con el tiempo y que al menos se atreve a dar a los espectadores algo diferente a aquello que esperaban. Eso sí, quizás es mejor que si os acercáis a ella tengáis claro que veréis una película en la que el elemento fantástico impera sobre todos los demás (incluso en su representación de lo sobrenatural) y en la que no todo queda explicado y masticadito, amén de ese extrañísimo final que dejará a más de uno rascándose la cabeza. Por mi parte, me ha parecido una cinta muy recomendable y digna de sus dos directores, quienes luego de haber sido vinculados en su momento a aquel (eternamente) postergado remake de Hellraiser (1987) están trabajando en su nuevo proyecto Among the Living (2014), mientras que por lo visto se prepara un remake americano de esta película de la que hablamos hoy. Entretanto, echadle un vistazo a esta porque lo merece.

lunes, agosto 12, 2013

Reseña: Slumber Party Massacre 3 (1990)

Pagando una vieja deuda, aquí tenemos la tercera parte de la trilogía de Slumber Party Massacre, también producida por Roger Corman con su habitual estilo mercenario y dispuesta a subirse al carro de los slashers, una línea que ya para 1990 estaba en plena decadencia. Sabiendo esto resulta curioso que precisamente Slumber Party Massacre 3 (1990) decida alejarse de la sátira puesta en evidencia por las dos entregas anteriores y busque, por el contrario, ser un slasher en apariencia más convencional y "serio" que ignora por completo las primeras dos entregas y vuelve a empezar con la muy básica historia de un grupo de jóvenes chicas en una fiesta de pijamas que se ven acosadas por un asesino armado con un taladro.

El empleo de esta arma de clara inspiración fálica es el único punto en común con el estilo de las dos películas anteriores; la directora Sally Mattison hace a un lado el discurso paródico feminista de la primera parte, así como las extravagancias formales de la primera secuela en favor de un tratamiento mucho más sobrio que incluso se permite jugar con cierta fantasía detectivesca. Esto último se refiere al hecho de que, a diferencia de las dos películas anteriores en las que la el asesino iba a cara descubierta desde el principio, en esta tercera entrega hay un misterio durante gran parte del metraje en cuanto a quién será el que está acosando a las chicas y por qué, algo que la película no resuelve muy bien y que intenta paliar con una muy rara explicación que tiene que ver con la frustración sexual del personaje que resulta culpable, así como su historial de abusos, un trasfondo bastante perturbador pero por el que se pasa de forma muy superficial. 

La búsqueda de seriedad no le sienta nada bien, y no impide tampoco que la película caiga en momentos francamente risibles en los que se nota cómo incluso el elenco llega a verse visiblemente incómodo al tener que exigir tanto del espectador en cuanto a credulidad. Donde sí acierta sin duda es en la selección de chicas, todas ellas muy guapas tal como nos tienen acostumbrados las películas de Roger Corman, quien no oculta para nada su afán de explotación gratuita de fisonomía femenina subiendo el tono de esta entrega hasta el infinito e iniciando la película con una escena de playa rodada en pleno invierno californiano. De todas las entregas de la trilogía de Slumber Party Massacre, esta es sin duda la más sangrienta y la que más sexo y violencia tiene, quizás en un intento fallido de darle una mayor fuerza al producto final, pero que en el contexto en el que la película fue lanzada se siente muy redundante.

Esta muy buena retrospectiva de la saga publicada por la revista Yell da en el clavo cuando compara esta trilogía con las tres primeras películas de la saga de La matanza de Texas: al igual que con la obra de Tobe Hooper, estamos ante una saga cuya primera película introdujo elementos de humor negro y una chispa bastante original que terminó haciendo que el público la creyera más sangrienta de lo que es; la segunda película tiró todo eso por la ventana y se dedicó a la extravagancia visual alienando al público cautivo de la primera; y la tercera entrega decidió volver a los inicios y realizar un remake inconfeso de la original buscando un tono más serio y apegado a las normas de lo que debía ser un slasher de libro. Con todo, y a pesar de que Slumber Party Massacre 3 no es una mala película, sí resulta bastante intrascendente y la recomendaría sólo para aquellos que hayan visto las dos anteriores y necesiten terminar la trilogía. 

domingo, agosto 11, 2013

Punto de no retorno de una novela por entregas

Desde que abrí este blog en abril del 2005 he estado siguiendo siempre la misma estructura a la hora de publicar entradas: tres reseñas seguidas, y luego una o dos entradas sobre cualquier cosa, casi siempre relacionada con la temática del blog, otras veces no. No engaño a nadie cuando digo que han sido precisamente estas entradas "de transición" las que más dificultad me han dado a la hora de mantener la periodicidad con la que esta página se actualiza. Eso por fortuna tiene remedio en la tremenda desfachatez con la que uso dicho puente para un poco de descarada y vulgar autopromoción.

Sí: en caso de que quien lea estas líneas lo haga por primera vez, sabéis todos que soy el feliz autor de una novela y un libro de relatos que siguen dándome alegrías, y que actualmente tengo una novela dando vueltas por los pasillos de una editorial esperando luz verde (crucemos los dedos). Pero es que además desde hace mes y medio vengo subiendo los doce capítulos de una nueva novela corta titulada Burami y el Rey Rojo que está disponible para descargar en mi otro blog (el que se actualiza menos, valga decir). Así que como hoy he llegado al sexto capítulo (de doce) os invito nuevamente a pasar por allí y echarle un vistazo, sobre todo si quien lee esto es seguidor del género de fantasía. 

Y claro está, aquellos que quieran ir más allá en el apoyo incondicional a mis vicios les recuerdo que en la columna de la derecha están los enlaces de mis dos libros anteriores. Los enlaces son del Amazon España, pero ambos deberían estar disponibles en cualquier versión de la tienda (sobre todo el libro de relatos, que es "por demanda" y el cual tengo el orgullo de haber autoeditado).

Un saludo a todos. Pronto, las reseñas nuevamente.

viernes, agosto 09, 2013

Reseña: The Conjuring (2013)

Desde ya uno de los grandes estrenos de terror de este año, The Conjuring (2013) gustará sobre todo a aquellos que hayan gustado de su prima hermana, Insidious (2011). A pesar de no ser tan desquiciada como aquella, las semejanzas de estilo son obvias al tratarse también de una película del director James Wan, quien por primera vez trabaja sin su guionista habitual, Leigh Waghnel, lo que en cierto modo deja entrever que estamos ante un trabajo de encargo. Aún así, Wan hace suya esta historia enlazándola perfectamente con su éxito anterior, dando como resultado una excelente película de horror sobrenatural que desde ya establece el estándar del cine de casas embrujadas de esta década tal como en el pasado hicieron cintas como La leyenda de la casa del infierno (1973), Al final de la escalera (1980) o Poltergeist (1982). La comparación no es gratuita ni exagerada: es así de buena.

La película tiene un argumento y una estructura que todos conocemos ya muy bien: familia se muda a una casa en la que empiezan a ocurrir extraños hechos paranormales hasta que deciden contratar la ayuda de expertos en el tema, en este caso el matrimonio Warren, que tienen ya un historial largo de encuentros con lo sobrenatural. Tengo que decir que de entrada no tenía grandes expectativas, no sólo porque el trailer parecía el de una película bastante convencional sino porque el truco de "basado en hechos reales" normalmente no es más que una vulgar estrategia comercial muy alejada de la realidad. Mi sorpresa en este caso aumentó porque resulta que los Warren realmente existieron y el caso que se muestra en la película está entre sus más famosos, recogidos en el libro The Demonologist, de Gerald Brittle, el cual pienso revisar en cuanto sea posible. Otro punto interesante de The Conjuring y que la aleja de otras entradas similares en este subgénero es que la trama dedica tiempo a los Warren como personajes ya desde el principio, con un espectacular prólogo que hace referencia a otro caso y que deja claro desde el principio que esta película va en serio.

Esto último es probablemente lo más destacable, y el motivo por el cual James Wan me gusta cada vez más como director: en un género cada vez más marcado por el cinismo, en el que ni siquiera los directores independientes creen que se pueda meter miedo en el público, una película que aborde el tema del terror sobrenatural sin ironía alguna es un motivo de celebración. Como decíamos arriba, la trama es algo que hemos visto muchas veces ya, pero aquí la diferencia es que se hace bien. Si algo hemos aprendido de James Wan es su amor y su conocimiento sobre la tradición de casas encantadas, fantasmas y demonios que hemos visto en Dead Silence (2007) o en la ya mencionada Insidious, de la cual prepara una segunda parte también este año. En este sentido hay que resaltar también los grandes aciertos de casting como Patrick Wilson y Vera Farmiga (espectaculares como los Warren) y una muy sufrida Lily Taylor que repite en gran medida su personaje de aquel terrible remake de The Haunting (1999). 

Realmente no hay mucho más que pueda decir salvo que el entusiasmo y las buenas críticas que ha recibido The Conjuring están más que justificadas; no estamos aquí ante una genérica pieza sobrenatural ni ante un "homenaje" superficial a género alguno, sino ante una película de fantasmas de verdad que recupera una forma de hacer cine de miedo sin presentar justificaciones ni recurrir al guiño cómplice. En este sentido se hace similar a la película The House of the Devil (2009), de Ti West. Muy recomendable sin duda, y una razón más para no perder de vista a James Wan. Me entero ahora que tras la segunda parte de Insidious su próximo proyecto es la séptima entrega de The Fast and the Furious, lo cual puede hacer que me estalle la cabeza.

jueves, agosto 08, 2013

Reseña: El día de la madre (2010)

Aquí tenemos otro de esos casos de aprovechamiento de una película anterior únicamente en busca del reconocimiento del público; este remake de El día de la madre (2010), dirigido por Darren Lynn Bousman, el director de las tres primeras secuelas de la saga de Saw, no tiene absolutamente nada que ver con la película de Troma de 1980 en la que supuestamente se basa. A pesar de tener el mismo título y de ser publicitada como una nueva versión, estamos ante una película totalmente distinta que para empezar parte de una premisa que se ubica en las antípodas del slasher rural de Charles Kauffman: en esta ocasión se trata de una invasión doméstica en la que una familia de ladrones de bancos irrumpe en su antigua casa para encontrarse con nuevos inquilinos, a los que secuestran dando comienzo a un estado de sitio lleno de violencia, sadismo y torturas.

Ante todo hay que decir que esta fue una película rodada en el 2009 que sufrió innumerables retrasos en su estreno por culpa de haber quedado engavetada en el estudio durante años. De hecho, 2010 fue sólo el año de su estreno en festivales, el inicio de un periplo que se extendería hasta el 2012 cuando finalmente llegó a tener un estreno limitado en los cines de su país de origen. Esto parecía entonces ser la norma para el pobre Darren Lynn Bousman, quien ya venía de sufrir un ninguneo similar con Repo! The Genetic Opera (2008). Para colmo de males, este remake coincidió con el estreno de la española Secuestrados (2010), una película muy superior que trataba el tema de las invasiones domésticas de una forma mucho más efectiva. De hecho, uno de los principales problemas que tenemos en la película de hoy es que se hace muy larga y monótona, con poco qué ofrecer una vez revelada la premisa inicial y muy poco creíble en cuanto a las insólitas decisiones que toman varios personajes, puestas allí sólo para que la trama no se acabe.

La película intenta suplir estas carencias entregándose al gore y a la crueldad perpetrada sobre un número insólito de personajes (nueve víctimas, a decir verdad), apilando subtramas de desconfianza y traiciones entre ellos de forma aleatoria y sin nada de la sencillez argumental de la película original. Además, a diferencia de la cinta de la Troma, esta intenta ser seria, oscura y deliberadamente sádica, pero tiene algunas escenas tan exageradas que la convierten en una comedia involuntaria. Pero probablemente sea injusto seguirla comparando con la película de Kauffman porque es tan diferente que si la consideramos un remake es sólo porque así se ha anunciado.

Pero a pesar de su carácter insustancial, hay una cosa que redime al menos parcialmente a esta versión, y es la elección de Rebecca de Mornay en el papel de la madre. Una vez que irrumpe en escena, De Mornay acapara toda la atención, y hay que decir que está muy convincente en su rol de villana serie B en lo que es básicamente una explotación de su famoso rol de psicópata en La mano que mece la cuna (1992). Recuperarla del olvido para esta película es una gran decisión de casting que, al menos en mi caso particular, fue lo que me hizo llegar hasta el final y lo único que realmente vale la pena ver. En general, esta nueva versión de El día de la madre es una película bastante intrascendente a la que la actuación de su villana principal da cierto nivel de calidad quizás mayor del que normalmente tendría, y para colmo rematada con un epílogo absurdo puesto allí sólo para explotar un cliché más del cine de terror actual. Lo más triste es que con todo y que esta tiene un mayor número de muertes, sangre y escenas violentas, la original me sigue pareciendo mucho más perturbadora y recomendable.

miércoles, agosto 07, 2013

Reseña: El día de la madre (1980)

Una de las más famosas películas de la Troma fuera de la saga del Vengador Tóxico, El día de la madre (1980) es un slasher rural que cuenta la historia de tres amigas que durante un fin de semana de acampada son secuestradas por dos brutales paletos asesinos y su terrible y opresora madre. Por su premisa de citadinos en peligro ante los psicópatas locales, la película ha sido en muchas ocasiones comparada con La matanza de Texas (1974) o Las colinas tienen ojos (1977), aunque en realidad tiene más puntos en común con Deliverance (1972) en el sentido de que es (en su gran mayoría) un tanto más realista y en apariencia más seria aunque sin dejar de lado del todo el componente de sátira. El hecho de que todas las víctimas sean mujeres y que la película incluya un reverso de venganza tras las humillaciones sufridas enlaza también con otros trabajos de la época como I Spit on Your Grave (1978), a la que también han tildado de feminista o misógina dependiendo de quien la reseñe.

Una de las principales diferencias que tiene con la mayor parte de sus congéneres es su muy eficiente guión, uno que pone énfasis en desarrollar a los personajes, a los cuales conocemos a través de flashbacks y cuya relación se va construyendo a lo largo de la película, por lo que en público en cierta forma se encariña con ellas. También las actuaciones son mejores de lo que normalmente se suele ofrecer en estos productos, destacando para mí la madre y el hijo mayor, que ofrece una gran cantidad de registros más allá de la brutalidad homicida. A pesar de que hace uso ocasional de un muy macabro sentido del humor, la película se toma en serio a sí misma y nunca llega a caer en la caricatura. Por el contrario, el contraste colorista se usa como una herramienta más de lo grotesco que resulta el ambiente donde viven los asesinos, una chabola sucia y caótica donde hay una televisión permanentemente encendida y donde los hijos comen de un cubo.

Hay además en El día de la madre un interesantísimo comentario que el director y guionista Charles Kaufman hace sobre la violencia perpetuada por una madre sádica que imparte a sus hijos lecciones sobre la realidad a través de la recreación de la ficción usando a sus víctimas como involuntarias actrices, eso y el hecho muy significativo de que ella y esa tele permanentemente encendida como ruido de fondo son el único contacto que los chicos tienen con el mundo exterior. Todos estos son detalles muy sutiles que en una película actual hubiesen sido resaltados hasta hacerlos obvios pero que aquí están muy bien integrados al argumento.

Evidentemente, y como ya deben saber aquellos seguidores de la famosa productora, la película tiene un acabado muy amateur en cuanto a estética que puede hacer que algunos se echen para atrás, pero aunque sus valores de producción sean bajos, la técnica que emplea es muy profesional y se nota el talento de quienes están detrás en varias secuencias y tomas específicas que demuestra que Kaufman y su equipo son auténticos cineastas. Es en realidad una película muy buena y sólida incluso teniendo en cuenta que yo nunca he sido un fan de los trabajos de la Troma. Pero sobre todo lo que me encanta es el contraste que consigue entre lo festivo de su estilo y lo cruel de su contenido, algo que hoy en nuestros días de slashers sombríos no se suele hacer pero que aquí está presente y por lo visto hizo escuela, como podemos apreciar en cintas posteriores como La matanza de Texas 2 (1986) o La casa de los 1000 cadáveres (2003). No dejéis que sus limitados medios os priven de verla, porque es muy recomendable. 

sábado, agosto 03, 2013

Chucky vuelve

Y ya para cerrar nuestro ciclo de revisión de la saga de Child's Play, hemos vuelto a ver la quinta parte de la saga, La semilla de Chucky (2004), y re-elaborado la reseña que escribimos de ella hace ya seis años. Pulsad el enlace para ver si nuestra opinión ha cambiado o no.

Ahora sólo queda esperar a que se estrena la sexta entrega, La maldición de Chucky (2013), nuevamente dirigida por Don Mancini y que, por primera vez en la historia de la saga, no tendrá un pase por cines. Por mi parte ya he visto el trailer, y lo poco que he visto en él me desconcierta; por un lado es interesante el hecho de que Mancini intente volver al lado de terror de la saga original, aunque lo haga ignorando por completo las dos últimas entregas cómicas (la película tiene lugar después de los hechos de la tercera entrega), pero por otro lado tiene una pinta muy barata incluso para los estándares de este personaje, y la nueva cara de este Chucky CGI me parece terrible.

Pero habrá que esperar a ver la película para formarse una auténtica opinión. Entretanto, sigamos disfrutando de las anteriores y mantengamos los dedos cruzados.

viernes, agosto 02, 2013

Reseña: Guerra mundial Z (2013)

Anunciada con gran expectativa como el novamás de la épica zombi, Guerra mundial Z (2013) es una nueva entrada en este cine apocalíptico de cadáveres ambulantes de la que tenemos escuchando bastante tiempo aunque sea gracias al título de la novela de Max Brooks en la que se basa. Como era de esperarse, aprovecho para hacer un pequeño inciso y recomendar a todos aquellos que no lo hayan hecho que se acerquen al libro de Brooks, el cual no sólo es una gran historia de zombis sino probablemente una de las mejores novelas de terror que se han escrito en lo que va de siglo, lo cual no es para nada una exageración. En cuanto a la película, hay que decir que ha sido una decepción muy grande y un desperdicio tremendo de las enormes posibilidades de la novela original. Por muy difícil que fuese de adaptar (debido a la propia estructura documental del libro), el resultado podía haber sido muy diferente. Aquellos que esperen una adaptación más o menos fiel es mejor que vayan dejando esas esperanzas de lado. El título y la premisa inicial es prácticamente lo único que encontraréis de la novela de Brooks, así que aquí no veréis nada de otakus supervivientes, el misterio de Corea del Norte o la batalla de Yonkers.

Para aquellos que no conozcan la historia, la película Guerra mundial Z habla sobre el advenimiento del Apocalipsis zombi y la misión de un investigador de las Naciones Unidas que viaja por el mundo intentando dar con una cura a la vez que escapa de la devastación que se va apoderando de la civilización humana. De entrada la premisa es interesante y hay que destacar que la película realmente intenta innovar al abordar la historia de los no-muertos desde una perspectiva global, cosa que nunca antes se había hecho, al menos no en cine. La adaptación recoge así uno de los aspectos más interesantes del libro al intentar mostrar cómo varias culturas distintas lidian cada a una a su manera contra las hordas de cadáveres que se acumulan a sus puertas. Por desgracia, al intentar reducir toda esta información a una sola película, termina convirtiéndose en una muy superficial acumulación de secuencias de acción en las que se repite siempre la misma estructura: Brad Pitt llegando a una zona en peligro en la que algo (por lo general su propia llegada) descalabra el orden conseguido causando que deba salir por patas.

Esto nos trae a otro problema en particular que tiene que ver con el director de la película, Marc Forster, y la forma que tiene de rodar las escenas de acción. Forster, a quien seguramente recordaréis por Quantum of Solace (2008), satura la imagen de movimientos hasta el punto en que muchas veces no tienes idea de lo que está pasando en pantalla, lo cual no sólo te desconecta de la acción sino que encima muchas veces evita de forma consciente imágenes de impacto en lo que a mí por lo menos me ha parecido una forma velada de censura de la violencia; es muy significativo y a la vez lamentable ver cómo en el primer ataque de la película, cuando los zombis irrumpen en un atasco de tráfico, prácticamente no se ven los zombis. La cosa no mejora mucho después, y secuencias como la de Israel dejan claro que lo que entiende la película por acción es mostrarnos hordas indiscernibles de zombis CGI que no sólo corren sino que se apilan unos sobre otros hasta formar masas que se mueven al unísono. La idea imagino que habrá sonado muy bien en papel, pero está hecha de forma tan frenética y caótica que no me ha producido ninguna emoción.

Esta ligereza general es el aspecto más preocupante de Guerra mundial Z, más incluso que su repetitiva estructura de acción, su hipertrillado ángulo de la familia en peligro o la disparatada resolución que ofrece. Nunca pensé que vería una historia de zombis tan poco gráfica y con un tan escaso componente de violencia, hasta el punto en que, como ya dijo alguien muy acertadamente, esta es la primera película de este género que se puede ver con toda la familia. Siendo sinceros, es lógico que el resultado final haya sido este desastre teniendo en cuenta que fue una producción muy accidentada que sufrió muchos retrasos y que en gran medida tuvo que ser rodada de nuevo. Con todo y eso, por lo visto ha resultado ser un éxito y ya se habla de una secuela. Veremos si esa hipotética segunda parte consigue algo mejor. Del resto, creo que hay mucho más y mejor material zombi en cualquier capítulo de la serie The Walking Dead que en esta película de la que hablamos hoy.

jueves, agosto 01, 2013

Reseña: A Blood Pledge (2009)

A Blood Pledge (2009) es el título de la quinta y hasta la fecha última entrega de la saga surcoreana Whispering Corridors, y debo decir que esta vez ha sido una ligera decepción. De todas, esta quinta parte me ha parecido sin duda la más floja, algo que se agrava si tenemos en cuenta que es la última entrega (aunque nunca se sabe). Los motivos son varios, pero el principal de ellos es que a pesar de que la película sigue tocando los mismos temas por lo que la saga se ha caracterizado (la amistad que se rompe, la presión del grupo, las dificultades del colegio y, sobre todo en este caso en particular, el suicidio) es una película muy convencional que se rinde a la salida fácil de un horror muy básico con poco de la sutileza y creatividad que las películas anteriores habían demostrado.

La trama esta vez va de un grupo de cuatro chicas que hacen un pacto de suicidio tras el cual, inexplicablemente, termina muriendo sólo una de ellas, causando que las demás comiencen a ser acosadas por el fantasma de la joven muerta. Ya de entrada este argumento presenta una estructura de horror mucho más convencional, con el fantasma atacando a las chicas una a una mientras el público intenta desvelar el misterio de esa noche. Por fortuna esta estructura trillada es abordada de una forma un tanto distinta al no haber ninguna "investigación" sino resolver el conflicto del fantasma a través de un ángulo dramático en el que la película va descubriendo poco a poco los motivos de las chicas para suicidarse. Por desgracia estas motivaciones están al final poco delineadas y se sienten por momentos como algo bastante frívolo, en el sentido en que la cinta dedica muy poco tiempo al drama personal de las chicas y más a las apariciones de un fantasma ensangrentado de pelo largo como los que ya estamos acostumbrados a ver.

El recurso de lo sobrenatural esta vez está hecho de forma bastante barata, lo que es una lástima considerando la forma interesante en que otras entregas de la saga lo han conseguido. Por el contrario, esta quinta entrega resulta la más pobre a nivel de estética, lo que no quita que tenga algunos aciertos visuales propios, pero que están muy lejos de lo conseguido anteriormente. Su pobreza en lo sobrenatural no me resultaría un problema si por lo menos el ángulo dramático fuese atractivo, pero en esta ocasión el drama es un poco dado al culebrón y la inusual rapidez con la que se mueve el argumento hace que la película inevitablemente termine saltando de forma superficial por lo que parecían temas interesantes e incluso arriesgados: el suicidio entre los jóvenes, el abuso paternal, la religión católica (la película está ambientada en un colegio de monjas y hay una recreación bastante grande en el imaginario cristiano) y el aborto. Esta es también, de las cinco partes de la saga, aquella que dedica más tiempo a escenas fuera del colegio en el que se desarrolla el argumento.

En definitiva, debo decir que esta última entrega de Whispering Corridors ha sido la única que no ha conseguido calar en mí de ninguna manera. A pesar de que mantiene varias de las marcas de la casa y que se esfuerza una vez más por abordar la misma historia que las anteriores contada de una forma novedosa, su superficial drama y su rendición a un estilo de horror demasiado conocido y estéticamente poco atractivo me hace colocarla a la cola de sus antecesoras en cuanto a calidad. Es una pena sólo en parte porque el cine surcoreano continúa hoy más fuerte que nunca, por lo que la saga todavía puede depararnos sorpresas en el futuro. Por mi parte espero que sea así.