El tema de las cirugías extremas y la búsqueda de identidad a través de una modificación corporal en ocasiones incómodamente grotesca lleva a esta película a una comparación más que evidente con The Human Centipede (2009), y al igual que como ocurría en esta, los detalles más horribles ocurren sólo en la mente del espectador, sobre todo en todo lo que rodea a la primera "cliente" de Mary y los resultados de la intervención, algo manejado de forma muy sutil pero también muy efectiva. Y eso que la película tampoco carece de alguno que otro momento de sangre y locura similares también a los que veíamos en la secuencia final de Audition (1999), a la que también hace algún que otro guiño pasajero. Pero por encima de todo eso la película construye también una historia de empoderamiento femenino que no se rinde a la burda explotación, el relato de una chica rara que se venga del "mundo normal" no a través de la destrucción de aquello que la rechaza (como sucede por ejemplo en películas como Carrie (1976) o May (2002), que tocan temas similares) sino por la búsqueda de una identidad y prestigio propios en ese mundo de fenómenos que le da la bienvenida y que ella termina abrazando de forma entusiasta por algo que va más allá de la simple compensación económica.
La película también vale la pena por ver a Katharine Isabelle, quien ofrece la que probablemente sea su mejor actuación hasta la fecha, huyendo del estereotipo de víctima y creando un personaje complejo y ambiguo que desafía la empatía del público en más de una ocasión. Su destacable trabajo puede haber sido el motivo por el cual la cinta termina renunciando al subtexto dado por la condición de inmigrante de su protagonista, algo que parece tener peso al principio (la película, aparte de titularse American Mary, no deja de ser una mirada satírica al sueño americano), pero que no termina teniendo mayor relevancia. En un nivel más superficial me parece increíble el hecho de que esta joven actriz parece que tuviese la misma edad que en Ginger Snaps o en Freddy vs Jason (2003), por mucho que ya haya pasado una década.
La única pega que quizás le puedo poner a American Mary es que su desarrollo merecía un final más intenso que por desgracia no se produce; llegado un momento parece que la película simplemente termina, lo cual resulta un tanto anticlimático. Pero no dejéis que esto os disuada; las hermanas Soska han logrado armar una cinta muy buena, retorcida y en ocasiones incómoda, una que sin duda estará entre las más destacables de este año. Muy recomendable.
Tiene pintaza. Me la apunto, muchas gracias!
ResponderEliminarY tambien tiene pintaza la amiga Isabelle.
Mario Parra
Ciertamente. Se desinfló al final.
ResponderEliminar