Hansel y Gretel: Cazadores de brujas (2013) es una película que honestamente no sé por qué estoy reseñando, ya que a estas alturas muy probablemente ya habrá salido de cartelera sea cual sea el lugar donde se estén leyendo estas líneas. Supongo que parte tiene que ver con la curiosidad que sentía por esta nueva entrada en la reciente tendencia hollywoodense de tomar cuentos de hadas y reinventarlos pasándolos a través del tamiz de una estética oscura y sangrienta más dada a la acción, cosa que se nota dado el nombre de su director, Tommy Wirkola, el joven cineasta noruego de quien seguramente recordaréis la comedia de zombis Dead Snow (2009). El título también remite a Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (2012), a la cual se parece en mucho aunque esta es sin duda mejor y más coherente con lo que se podría esperar de una película de este tipo gracias a sus toques de steampunk, sus anacronismos intencionales y su evidente inclinación hacia la comedia.
La idea de la que parte (mostrar la vida adulta de Hansel y Gretel una vez que deciden convertir su matanza de brujas en una profesión remunerada) es atractiva, aunque esta película no brilla precisamente por lo inteligente de su argumento. Este, de hecho, es muy pobre y refleja lo insustancial de esta película y lo mal que aprovecha sus posibilidades; este argumento se centra en un plan maestro por parte de las brujas para hacerse invencibles, un plan alrededor del cual gira toda la película y hacia el que van dirigidas todas las acciones de los villanos. Sin embargo, cuando dicho climax finalmente llega, es resuelto en una veloz secuencia de apenas unos segundos. Lo que sí sorprende es lo oscura que resulta la historia de lo que pasó originalmente con los padres de Hansel y Gretel, detalle que en sí mismo me pareció mucho más fuerte que la supuesta violencia de la película, que a mi parecer no es tanta; soy de la opinión que el trailer la hace parecer más sangrienta de lo que realmente es. La poca violencia que hay es, eso sí, estrambótica e hiperbólica, pero hecha constantemente a costa de las brujas. A decir verdad, nunca llegas a sentir que los personajes principales estén realmente en peligro.
Pero Wirkola se reserva un par de cosas interesantes que suben varios enteros a la película, en este caso con los personajes de las brujas, muy vistosos todos y creados con una gran dosis de imaginación que por desgracia se ve criminalmente desaprovechada ya que la mayor parte de estas criaturas aparecen en ese fugaz clímax del que hablábamos más arriba. Estos personajes son los que en cierta forman compensan lo aburridos que son los héroes interpretados por Jeremy Renner y Gemma Arterton, que simplemente recitan sus diálogos y hacen posturas que desembocan en autoparodia. El caso de Arterton me parece especialmente doloroso porque considero que es una actriz muy interesante e increíblemente guapa que por algún motivo continúa siendo relegada a películas olvidables como esta, Príncipe de Persia (2010) o aquel nefasto remake de Furia de titanes (2010). De hecho, de todos los actores el único que me ha convencido fue Famke Janssen, que está muy bien en el papel de la jefa de las brujas y que de todo el elenco principal es la única que parece imprimir algo de intensidad a un trabajo a todas luces alimenticio.
Creo que no descubro nada cuando digo que Hansel y Gretel: Cazadores de brujas me ha parecido (disculpad la expresión) una película francamente idiota para cuyo disfrute hace falta quizás una disposición y un ánimo específico que personalmente no he podido conseguir. En realidad, y a pesar de la inventiva de su director, esta es una fórmula que ya hemos visto muchas veces: el cool artificial, el argumento básico y sencillo de los héroes vengadores cuya trauma milagrosa y casualmente encuentra su cierre, el aprovechamiento de elementos clásicos de la cultura popular y esa acción hiperbólica tan cansina de la mayor parte del cine de aventuras de hoy en día. Esta además entronca con otras tradiciones de acción, magia, comedia y terror en ambientes góticos que sí han funcionado como El ejército de las tinieblas (1992), a la que intenta imitar en más de una ocasión. Sin embargo, personalmente pienso que esta película tiene más en común con subproductos como Van Helsing (2004) que con la anteriormente citada película de Sam Raimi. En lo que a mí respecta, no le faltan momentos buenos, pero en general es bastante olvidable.
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