jueves, noviembre 29, 2007

Míticos: Frank Darabont (1959 - )

Se le conoce como el hombre en quien se puede confiar a la hora de adaptar a Stephen King, y no es para menos, ya que la relación entre Frank Darabont y el autor de Maine viene desde muy lejos: su primer trabajo como director data de un corto de 1983, titulado The Woman in the Room (1983), adaptación muy libre del relato de Stephen King La mujer de la habitación. Si resalto las libertades que se tomó el corto es porque el trabajo de Darabont tiene unos tintes sobrenaturales y terroríficos de los que carece el cuento de King, que va más bien sobre la eutanasia y la aceptación de la pérdida de la madre. Al parecer, ell gusto por lo macabro debe haberse quedado con Darabont, cuya siguiente película fue un trabajo para la televisión titulado Enterrado vivo (1990), a decir verdad no demasiado destacable.
La hora decisiva para Darabont llegaría cuatro años después, cuando estrenara su primer largo para cine, Cadena perpetua (1994), una vez más adaptando a Stephen King. La diferencia está en que esta vez el director se mantuvo lo más alejado posible del terror, entregando una película dramática que estuvo a punto de otorgarle el Oscar, experiencia que repetiría con su segunda película, La milla verde (1999), también basada en una novela de King y, curiosamente, también con una trama carcelaria. Todos podríamos pensar que a la tercera va la vencida, pero no fue así, ya que su siguiente película, The Majestic (2001), pasó con más pena que gloria y sólo es recordada actualmente como otro de los chascos que se ha llevado Jim Carrey al tratar de pasarse a roles más "serios".
Pasarían casi seis años para que Frank Darabont se atreviera con otro largo, y esta vez finalmente volvería al género del que había salido: nuevamente adaptando a Stephen King, Darabont ha estrenado en Estados Unidos La niebla (2007), adaptación de un relato que Stephen King ya había reciclado (hasta cierto punto) en su guión para La tormenta del siglo (1999). Para la fecha en la que escribo esto, todavía no hemos tenido la oportunidad de verla en España, pero ha cosechado buenas críticas, demostrando que, efectivamente, el nombre de Darabont sumado al de Stephen King es algo que no se puede desdeñar tan fácilmente. Ahora bien, si este es su primer largometraje para cine de terror, ¿por qué incluir el nombre de este personaje en la sección de míticos?

Muy sencillo: porque Frank Darabont es más conocido para el género de terror por su faceta como guionista, mucho más prolífica de lo que deja ver su por lo demás escasa obra como director. Escribir ha sido la actividad que más tiempo le ha llevado a este hombre desde el día en que The Woman in the Room le dio la notoriedad necesaria para que New Line Cinema le fichara para escribir el guión de Pesadilla en Elm Street 3 (1987), parte de una saga en la que se formarían varias personalidades del género y que en aquella ocasión era dirigida por Chuck Russell. Darabont volvería a firmar un guión para este director al año siguiente, específicamente en el remake de The Blob (1988), uno de esos raros casos en los que (para mí al menos) una versión actualizada de una película es capaz de superar a la original. Los ochenta para Darabont se cerrarían luego con su guión para La mosca 2 (1989), secuela explotativa de la película de David Cronenberg y que Darabont firmó junto a Mick Garris.
Ya en los noventa, Darabont se mantuvo bastante ocupado con la televisión, escribiendo los guiones para dos episodios de Cuentos de la cripta, así como varios para la serie de Las aventuras del joven Indiana Jones, algo que cimentaría un largo vínculo laboral con George Lucas que se rompió al parecer cuando el creador de La guerra de las galaxias (1977) rechazó su guión para la cuarta entrega de las aventuras del hombre del sombrero y el látigo. Durante toda esa década Darabont sólo escribiría un guión para cine: el de Frankenstein de Mary Shelley (1994), película que Francis Ford Coppola produjo para aprovechar el inesperado éxito de Drácula de Bram Stoker (1992), que le había literalmente salvado el pellejo a su productora.
Hoy en día, mientras se esperan los resultados taquilleros de La niebla, Frank Darabont prepara el rodaje de uno de sus proyectos más antiguos: la nueva adaptación de Farenheit 451 (2009), en la que nuevamente tendrá a Tom Hanks de protagonista. Del género de terror no parece haber mucho, pero sí de Stephen King: al parecer, nuestro personaje de hoy se ha agenciado los derechos de adaptación de La larga marcha, aunque todavía no se sabe si será el director. Dados los resultados previos, esperemos que sí.

domingo, noviembre 25, 2007

Tres tristes trailers 11


Ahora que el horror "real" parece dispuesto a ponerse de moda, sería bueno destacar el futuro estreno de The Poughkeepsie Tapes (2008), cinta falsamente documental acerca de las más de ochocientas cintas de vídeo que se encontraron en la localidad que da título a la película. Las cintas, todas grabadas por la misma persona, resultaron ser un catálogo de atrocidades varias cometidas por un asesino en serie con demasiado tiempo en sus manos. El avance no permite saber mucho sobre la película, pero sí se ha comentado el buen recibimiento que ha tenido en aquellos festivales donde ha podido presentarse. Como nota curiosa destaco el hecho de que su director, un desconocido llamado John Erick Dowdle, será el encargado de llevar a la pantalla el remake americano de REC (2007), con lo que el tema de la tele-realidad en el cine de terror llega a un círculo perfecto. Personalmente creo que se ve al menos interesante, aunque dudo mucho que podamos ver esta película de este lado del Atlántico, al menos por vias "legales".


Cambiando radicalmente de registro, puedo afirmar sin temor a equivocarme que el trailer de Mother of Tears (2007) es caspa en estado puro, algo que por un lado me asusta. Argento no ha tenido muchos momentos de brillantez en los últimos años, por lo que la presión sobre sus espaldas es enorme, especialmente si consideramos el tiempo que se ha tardado en cerrar la trilogía de las madres que inició con Suspiria (1977) e Inferno (1980): nada menos que veintisiete años separan esta última entrega de sus predecesoras. Puntos a favor: como siempre, la infaltable presencia de Asia Argento como protagonista y la recuperación del horror europeo de mano de uno de los auténticos maestros, aunque últimamente esté de capa caída. Aún así, echar un vistazo al trailer es necesario para entender por qué me parece más apropiada para las capotecas repletas de la obra de Lucio Fulci o Lamberto Bava. Es algo que no me puedo sacar de la mente.


Y para el final dejamos Teeth (2007), que algunos tuvieron la oportunidad de ver en Sitges y que lleva a la pantalla una de los más tronchantes terrores masculinos. Me gusta el hecho de que, a juzgar por el avance, la película no parece tomarse a sí misma demasiado en serio, y no tiene miedo de jugar con el absurdo de su situación. Confueso además que la principal razón que tengo para ver esta película es la curiosidad de ver hasta donde son capaces de llevar dicho concepto y qué cojones pretenden hacer con él. Sólo por eso creo que valdría la pena. Y por cierto, me encanta la imagen final (en la que muestran el título de la película). Perfecta.

miércoles, noviembre 21, 2007

Reseña: Los crímenes del museo (1933)

Película a reinvindicar hasta el hartazgo, Los crímenes del museo (1933), de Michael Curtiz, es no sólo un interesante thriller sino también una muestra de historia del cine de horror. Durante años se creyó perdida en los anaqueles de la Warner Bros hasta que una copia perfecta apareció a finales de los sesenta. Hoy en día es principalmente conocida como una pieza de interés histórico, ya que este original, realizado un año antes de que entrara en vigencia el famoso Código Hays, contiene elementos que tardarían décadas en resurgir, así como una factura técnica que demuestra el alto nivel de producción con el que se dotó este género.

El argumento, ambientado en la Nueva York de los años treinta, cuenta la historia de Ivan Igor, famoso escultor de figuras de cera cuya obra entera (junto con él mismo) es entregada a las llamas por su inescrupuloso socio y mecenas. Años más tarde, postrado en una silla de ruedas e incapaz de utilizar sus manos para crear figuras, contrata la ayuda de unos siniestros aprendices, los cuales no sólo le sirven para reconstruir su exposición, sino también para tramar su venganza. Es precisamente esta venganza la que se intercala con una trama de carácter policial en la que una sagaz periodista investiga la misteriosa desaparición del cadáver de una famosa actriz de la morgue municipal.

Estéticamente, Los crímenes del museo no tiene desperdicio. Lo limitado de su paleta de colores ha sido compensado con un diseño de producción extravagante que aporta cierto sentido de irrealidad al conjunto, especialmente en lo que se refiere al terrible museo de cera que domina el argumento de la pelicula. Tanto el director Michael Curtiz como su diseñador Anton Grot supieron combinar los artilugios típicos del cine de masas americano de la época (grandes decorados, rocambolescas escenas de acción) con el estilo anguloso de algunas piezas del expresionismo alemán. Asimismo, la trama de investigación muestra por todos lados el desparpajo existente en Hollywood antes de la ola conservadora traída por el código Hays: aparte de una fuerte y salida protagonista femenina, el bajo mundo neoyorkino está mostrado como una mina de decadencia donde incluso los policías son frecuentemente tentados por la corrupción, prestándose al robo indecoroso de licor de contrabando o torturando a un adicto a la heroína haciéndole pasar por el mono con el fin de sacarle información.

Un detalle interesante a nivel técnico es que las figuras de cera de la exposición de Igor fueron interpretadas por actores "posando" para la cámara completamente inmóviles, debido a que las fuertes luces del Technicolor hubiesen derretido unas esculturas auténticas. El resultado da para ciertos momentos un tanto risibiles en los que vemos a las "figuras" respirar o parpadear de manera bastante notable, lo cual puede hacer que se pierda un tanto el efecto de la intriga. Aún así, Los crímenes del museo logra momentos genuinamente perturbadores, especialmente durante el clímax, cuando la actriz Faye Wray descubre la verdadera identidad del asesino y usurpador de cuerpos en un momento casi calcado de El fantasma de la ópera. La dirección de Curtiz durante este clímax es siempre dinámica y emocionante, sobre todo en lo que se refiere a la pelea final y el rescate de la damisela.

Los crímenes del museo se puede encontrar íntegra en los contenidos adicionales de la edición en DVD de Los crímenes del museo de cera (1953), un efectivo pero inferior remake cuyo mayor aliciente real es la presencia de Vincent Price en el papel del maestro escultor. Para todo lo demás, el original de Michael Curtiz es el que hay que ver y atesorar.

miércoles, noviembre 14, 2007

Reseña: La cosecha (2007)

Como Stigmata (1999) y Bless The Child (2000), La cosecha (2007) es una de esas películas de terror de temática eminentemente cristiana en las que se comienza hablando del Diablo para terminar hablando de Dios. Lo que diferencia a esta película de sus antecesoras, en todo caso, está en sus aspiraciones grandilocuentes, ya que la historia de un pueblo de Louisiana presa de las diez plagas bíblicas no esconde otro propósito que el de servir de catálogo a un número apabullante de efectos especiales, por mucho que la presencia de la dos veces oscarizada Hilary Swank quiera prestar categoría al producto. No es un completo desastre, pero tampoco es algo que se vaya a recordar con especial cariño más allá de un par de secuencias muy puntuales.

La historia no puede ser más típica al seguir la ya muy manida estructura de alguien que pierde la Fe y luego la recupera al darse de bruces con lo sobrenatural. En este caso, dicho tópico se manifiesta en su personaje protagonista, una misionera que tras perder a su familia traumáticamente en Sudán dedica su vida a renegar de Dios ejerciendo de "investigadora de milagros". Dicho escepticismo, por supuesto, se pone a prueba cuando debe investigar el curioso fenómeno que ha hecho que las famosas diez plagas de Egipto comiencen a sucederse una tras otra en medio de una pequeña comunidad de paletos sureños, quienes no dudan en achacar la culpa de tal acto sobrenatural en la espalda de una pequeña niña que podría estar conectada con fuerzas de lo más oscuras.

Si pasamos por alto un prólogo bastante poco realista en el que extrañamente se muestra a la ciudad chilena de Concepción como si fuera un atrasado pueblo caribeño (?), la película logra apuntar hacia ciertos derroteros interesantes al abordar el tema de adoradores del demonio en el ámbito rural norteamericano, un tema que viene siendo tratado desde la obra de H.P. Lovecraft. Lástima que esta débil mención sea la única que se haga. De hecho, La cosecha es, al final, sólo una explotación banal de la espectacularidad de un fenómeno bíblico, ya que incluso el orden de las plagas se ve alterado en favor de la trama de acción, la cual termina por devorar todo lo demás. La historia no parece guiada de forma lógica sino a través de una larga serie de clichés que denotan sencillamente pereza argumental, como es el hecho de que, si bien el personaje de Hilary Swank es quien lleva a cabo la investigación acerca de la niña supuestamente responsable del incidente, prácticamente cualquier información importante es recibida a través de un flashback o de una "visión" que la protagonista tiene en un momento iluminado. Para estar hablando de un personaje supuestamente ateo, la película parece ser toda ella un gigantesco Deus Ex Machina.

Donde sí destaca La cosecha es en los efectos especiales que se han empleado para representar las plagas, y mucho me temo que ese sea el principal elemento a señalar de su visionado. Aunque si debo ser sincero, la verdad es que no aburre, y se nota que su director Stephen Hopkins tiene por lo menos un buen oficio como mercenario, al haber realizado cintas tan dispares como Pesadilla en Elm Street 5 (1989), Depredador 2 (1990) o Demonios de la noche (1996), así como varios episodios de Cuentos de la cripta. Es una lástima que ni siquiera él sea capaz de inyectarle algo más de sustancia a este descafeinado thriller bíblico, recomendable únicamente para apreciar las destructivas artes de ese Dios que no deja pasar ni una. Por eso es mi personaje de ficción favorito.

sábado, noviembre 10, 2007

Reseñas: Dead Silence (2007)

A juzgar por la presentación en que nos viene envuelta su segunda película, Dead Silence (2007) (rebautizada en España como Silencio desde el Mal), parece que el joven director James Wan ha querido esta vez tomar la dirección opuesta a la de la cinta que le hiciera famoso, Saw (2004); en esta ocasión no encontraremos casi casquería o fijación por la tortura, mucho menos ese baño salido de los fotogramas perdidos de David Fincher. Si bien existe uno que otro momento gore en esta historia, el director ha optado esta vez por una nueva recreación del gótico americano, en el que el fantasma de una ventrílocua llamada Mary Shaw se hace presente para matar a la joven esposa del protagonista. Guiado por el muñeco dejado en la escena de la masacre, este ahora tiene que regresar al pueblo de su niñez, un lugar en decadencia donde los habitantes ni siquiera se atreven a revivir el recuerdo de aquel espectro que desató la venganza sobre sus familias. Este es el inicio de una película que, lo diré de una vez, he disfrutado en todo momento, muy a pesar de la mala prensa que ha recibido. Quizás hayan sido las nulas espectativas que tenía para con ella o mi predisposición a pasar miedo esa noche, pero esta nueva odisea de James Wan me parece que reúne suficientes méritos para un cómodo aprobado.

La trama sin duda recordará a muchos el marco argumental de Pesadilla en Elm Street (1984), y la verdad es que similitudes no le faltan, al menos con la primera entrega, antes de que Freddy Krueger se convirtiera en un comediante lleno de chascarrillos. No es esa la única fuente a la que Wan y su guionista Leigh Whannell nos remiten, ya que las referencias a los mejores trabajos de Dario Argento son más que evidentes, incluyendo un clímax en un teatro abandonado cuyas imágenes han sido prácticamente calcadas de Inferno (1980). La trama, asimismo, sigue la misma estructura que la de una película más o menos reciente: En la oscuridad (2003), de la que muy pocos han hecho mención y que sin embargo tiene una historia casi idéntica en la que la principal diferencia es el lei-motiv del ventriloquismo. Y hablando de esto, por favor, olvidemos a Chucky, que muy a pesar de que un muñeco siniestro sea el centro de la campaña publicitaria de Dead Silence, no hay similitud alguna. Lo que sí le reconozco a Wan es el haber conseguido resucitar ese tipo de cine que huye de la casquería fácil y se dedica a la construcción de "escenarios de miedo": el pueblo fantasma, el antiguo cementerio devorado por el bosque y el gigantesco teatro abandonado son elementos que nos están invitando a entrar en un mundo completamente ficticio, característico de aquellas historias de terror que, hasta no hace mucho, rehuían del contenido sociológico o de la fuerza del "impacto". Quien vea la película tendrá que decidir si se logra o no. Para mí, insisto, se consigue bastante bien.

Gran parte de las críticas negativas que ha recibido esta cinta se deben (creo) a su director, ya que Saw fue una película que despertó reacciones muy encontradas, por lo que las ganas de crucificar a James Wan habrán sido bastante grandes para mucha gente. En todo caso, considero que en esta ocasión se nos ha brindado una película más ambiciosa, muy distinta a su predecesora en cuanto al estilo de terror que busca mostrar, y que entre algunas de sus virtudes tiene la de ir al grano: la "investigación" del protagonista no se prolonga eternamente, y la historia se mueve rápido y de tal manera que en todo momento está pasando algo, sin largas y aburridas secuencias de transición o sub-tramas románticas que entorpezcan la historia. A nivel narrativo, quizá la mayor pega que puedo encontrarle sea el personaje del polimorfo Donnie Whalberg, que no aporta absolutamente nada aparte de un inexplicable tono cómico/chulesco completamente fuera de lugar. Más allá de eso, el "villano" está muy bien logrado, y la película contiene algunas secuencias genuinamente siniestras, como ese flashback que nos cuenta los orígenes de Mary Shaw, así como algunas de sus apariciones que destacan por su sutileza, algo de lo que muchos cineastas hoy en día parecen haberse olvidado, y que ciertamente no esperaba encontrar en el director de Saw.

Por supuesto que tiene problemas; por supuesto que muchos de sus mejores momentos son tomados de otras películas y por supuesto que el guión tiene varias salidas inverosímiles y autocomplacientes, pero no más que El orfanato (2007) o 28 semanas después (2007), películas que se han ganado los entusiastas elogios de muchos que tildan esta cinta de poco menos que basura. Yo animaría a echarle un vistazo. Por lo menos yo he salido gratamente sorprendido.

miércoles, noviembre 07, 2007

3 películas que se quedaron en veremos

Con esto de la huelga del Sindicato de Guionistas de América, me ha dado por pensar en aquellos proyectos que en su momento entusiasmaron a más de uno y luego lo dejaron frío, esas películas que en un principio parecían una buena idea pero que después se quedaron en un gigantesco "veremos" que por supuesto nunca llegó a concretarse. Ahora que muchos estudios temen quedarse de brazos cruzados durante unos días, podría ser el momento propicio para desempolvar alguno de estos viejos proyectos. A continuación coloco tres de los que me parecen, de entrada, más interesantes. Porque al final todo se reduce a la sencilla pregunta de: ¿y por qué no?
El amanecer de los muertos 2: esta estaba cantada casi desde el principio, dado el gran éxito que tuvo el remake de Zack Snyder entre los fans del cine de zombis. Con cuidado de no confundirla con la inminente nueva versión de El día de los muertos (2008), esta película nos hubiese dado más zombis rápidos, más Ving Rhames (algo que siempre se agradece) y, sobre todo, la oportunidad de saber qué diablos pasó con la gente de la balsa al final de la primera película. Por desgracia, en los dos años que han pasado desde que se anunciara la posibilidad del proyecto, sus principales responsables han abandonado el barco. Primero fue el guionista James Gunn, que parece de momento querer concentrarse más en su carrera como director, y luego fue el propio Zack Snyder, a quien el arrollador éxito de 300 (2007) convirtió en el hombre de moda, y quitó las ganas de una secuela. No se ha vuelto a saber nada más, así que no sería descabellado decir que esta se ha quedado en el tintero.
Evil Dead 4: esta es una que los fans del fanta-terror llevan esperando más de una década. Independientemente de cual de los dos finales de El ejército de las tinieblas (1993) sea el oficial, la idea de Ash enfrentándose una vez más a los deadites que invaden el mundo humano en masa es demasiado atractiva como para desperdiciarse. Y entonces, ¿cuál es el problema? Pues que Bruce Campbell ha expresado en varias ocasiones su negativa rotunda a protagonizar la película si no es Sam Rami quien se apoltrona en la silla de director, y como bien dice Bruce, no puedes pedirle a un tío que está en la cresta de la ola que deje de hacer dinero con secuelas de Spiderman sólo para ponerlo a dirigir una nueva película de Evil Dead. Está más que claro que una nueva entrega sin Bruce Campbell es imposible, y mucho me temo que a medida que pasen los años, esa posibilidade se irá haciendo cada vez menor. De momento tendremos que conformarnos con su equivalente en clave de parodia, My name is Bruce (2007), película que todavía lucha por conseguir distribución en los Estados Unidos y que obviamente nunca llegaremos a ver en una sala de cine de aquí.
Fatal Frame: hará cosa de unos cuatro años Dreamworks se hizo con los derechos de este popular videojuego japonés y anunció la inminente adaptación cinematográfica, lo cual inmediatamente despertó el interés de muchos. Supuestamente existe un guión ya escrito (ambientado casi en su totalidad en Japón) y se hablaba de varias opciones a la hora de escoger un director. Sin embargo, todo eso ha quedado en el limbo. Desde hace dos años no se sabe nada de esta película, algo que imagino se podrá atribuir al escaso entusiasmo que despierta en este momento la otrora contagiosa fiebre por el horror japonés de rápido consumo. En todo caso, aquellos que en su momento disfrutamos con Silent Hill (2006) no perdemos del todo las esperanzas.

domingo, noviembre 04, 2007

Segunda cita del Horrorfest

Llega noviembre y con él el After Dark Horrorfest 2007, la proyección durante pocos días (en algunos cines de Estados Unidos) de ocho películas de terror rechazadas originalmente por las distribuidoras. La web oficial del festival ya tiene la lista y sinopsis de las ocho cintas a presentar y la verdad es que este año prometen bastante, siempre y cuando se pase por algo la cutrez del trailer que publicita las ocho películas. De todas ellas, la que tiene la pinta más interesante (para mí, al menos) es The Deaths of Ian Stone (2007), que cuenta la historia de un hombre que vive cada día una "vida" distinta... siempre para encontrar una muerte violenta antes de cumplirse las 24 horas. Además, parece ser que la ofreta de este año es un poco más variada en cuanto a temática, cosa que no sucedía el año pasado, en el que las películas se dividían en dos únicos estilos: fantasmas que regresan del pasado y más-que-vistos slashers.
Por cierto, ya se encuentran disponibles en DVD aquí en España varias de las cintas del Horrorfest pasado, como Unrest (2006), Los Hamilton (2006). Dark Ride (2006), la japonesa Reincarnation (2005) o la española Los abandonados (2007), siendo esta última la única que llegó a estrenarse en cines. La mala noticia es que la mayor parte de estas películas no son demasiado destacables (si bien la de Takashi Shimizu tiene muy buenos momentos), y en algunos casos particulares encubren auténticos pestiños cuya ausencia de las carteleras está más que justificada. Esperemos solamente que la tanda de este año nos depare una mejor suerte. De momento parece ser que será así. Las reseñas irán cayendo, claro está, con criterio de disponibilidad.

jueves, noviembre 01, 2007

Reseña: Invasión (2007)

Para ser la cuarta versión de una historia ya conocida, Invasión (2007) parece no haber aprendido la lección muy bien. Lo que tenía que ser la entrada en Hollywood del director alemán Oliver Hirschbiegel se queda en una mediana adaptación que no solamente es la que más libertades se toma en cuanto a la novela original de Jack Finney, sino que incluso fracasa en alcanzar los mínimos de disfrute de género a los que sí supieron llegar sus tres versiones anteriores. Hasta qué punto esto es culpa del director o de los productores que metieron la mano (entre los que se encuentra Joe Silver, padre de esta criatura) no lo sé. Sólo puedo decir que el resultado está muy por debajo de lo que se esperaba, y que los ultracuerpos parecen haber sufrido su primera derrota seria en su invasión a la Tierra.

Al partir de terreno ya conocido por todos, Invasión no tiene necesidad de grandes preludios explicativos: ya se sabe desde el principio que una raza extraterrestre está tomando por asalto nuestro planeta, y lo hace bajo la forma de un virus que se propaga tras la caída a la Tierra de uno de nuestros propios artefactos espaciales. Dicho virus se extiende por nuestro sistema (algo que la película machaca una y otra vez en innecesarias secuencias de ordenador) y convierte a los humanos en clones extraterrestres. La principal de las ciudades afectadas es Washington D.C., lugar donde la psiquiatra Carol Benell (interpretada por Nicole Kidman en un cambio de sexo del protagonista) descubre en sus pacientes una extraña paranoia que les hace creer que sus seres queridos ya no son los mismos. El resto ya lo sabemos: los replicantes alienígenas pronto comienzan a aumentar en número y a hacer presión sobre los humanos, quienes deben huir mientras buscan una cura.

Es en sus instancias ya conocidas donde Invasión consigue sus mejores frutos. De por sí, el hecho de que transcurra en una gran ciudad hace evidente que es la versión de Phillip Kauffman la que ha servido de mayor fuente de inspiración, algo que se nota en esas escenas en las que la invasión está teniendo lugar frente a las narices del personaje protagonista, así como en la presencia de Verónica Cartwright en un pequeño papel. Asimismo, aquellos momentos en los que los ultracuerpos hacen presencia grupal y acosan a la doctora son bastante buenos e intensos, pero esto difícilmente puede ser considerado un mérito propio ya que es algo que hemos visto ya en otras tres ocasiones. Aún así se alcanzan grandes momentos, especialmente aquellos que conciernen a un criminalmente desaprovechado Daniel Craig cuya participación se reduce a poco más que el guaperas de turno.

Donde sí falla esta versión de los ultracuerpos en sus ya muy comentadas escenas de acción, que en varias ocasiones parecen metidas con calzador y no vienen muy a cuento, con lo que se nota a leguas que fueron una imposición del estudio para aligerar el ritmo de la película. Dichas escenas casi siempre se limitan a una persecución en coche bastante pobre y repetitiva, en la que vemos a los extraterrestres comportarse como zombis inteligentes (simil que se refuerza en la forma como se propaga el virus), algo que desentona completamente con lo ya visto. Además, la típica trama del niño en peligro cobra demasiada relevancia y distrae a la película de ahondar en el subtexto de conformismo e igualitarismo que "parece" ser el centro de la historia, un subtexto que aborda la presencia perenne del conflicto en la raza humana y que, de una forma en un principio bastante interesante, vincula a esta película con otros clásicos como Ultimátum a la Tierra (1951). Lástima que, llegado el final, el "mensaje" de la película se hace demasiado obvio y parece estar resaltado de tal forma que hasta el más palurdo de la sala pueda darse cuenta. El desenlace, debido a esto, resulta fácil y desabrido, muy lejos del visto en otras versiones, incluso en la de Abel Ferrara.

Invasión, por lo tanto, no pasará de ser una película fácilmente olvidable, quizás destacable únicamente como vehículo de explotación de Nicole Kidman. En cuanto a género, es la versión de los ultracuerpos que menos potencia sus posibilidades (esto incluyendo la imperdonable ausencia de cierto elemento distintivo de la saga) y su segunda lectura queda demasiado puesta en evidencia. En fin, hasta el remake que viene.