Quiso la suerte que no pudiese ver The Loved Ones (2009) antes de haber hecho esta lista, de lo contrario con toda seguridad habría tenido un lugar en ella. Lo digo no sin cierto conocimiento de mis limitaciones como espectador, ya que es bien sabido por los que frecuentan esta página que no soy un gran admirador del horror físico ni tampoco alguien que sepa disfrutar de la relativamente reciente moda del cine de torturas, el cual ya por cierto ha prácticamente desaparecido de las pantallas. Pero de todas estas películas que buscan aturdir al espectador con sus descarnadas visiones de martirio corporal, esta curiosa producción australiana es para mí una de las mejores y también una de las que sabe encarar con valentía los clichés de este subgénero para darles la vuelta de una forma bastante ingeniosa y eficiente.
Estas vueltas están representadas para mí en las curiosas decisiones temáticas y estéticas del director y guionista Sean Byrne, quien aborda aquí su primer largometraje de ficción (hasta entonces Byrne sólo tiene créditos en cortometrajes y documentales, incluyendo por cierto el documental divulgativo del libro de autoayuda El secreto). El argumento muy probablemente lo conocéis ya, pero en caso contrario basta saber que trata de un chico secuestrado por una tímida jovencita de su instituto que procede a demostrarle su amor mediante una serie de horribles torturas durante una grotesca simulación de un baile escolar en medio de su casa. Ya de entrada la inversión de los típicos roles de género es interesante y hace de esta una película diferente, eso y el macabro sentido del humor visible no sólo en la representación del baile escolar en todo su esplendor cursi, incluyendo música ochentera y decoración en la que predominan las luces de discoteca y el color rosa.
La clasificación de esta película en el subgénero de las torturas es, sin embargo, superficial; a pesar de ser cruel, despiadada y en ocasiones bastante difícil de ver, si The Loved Ones funciona es principalmente por su villano principal y el espectacular trabajo de la actriz Robin McLeavy en el papel de Lola. Al igual que en Misery (1990), indudable influencia de esta película, lo que hace temible a la antagonista no es tanto su componente psicótico como su carácter impredecible, que juega en todo momento con las esperanzas de su víctima y por lo tanto del público.
La película también intercala la historia del secuestro y la tortura con escenas de personajes que aparentemente no tienen ninguna relevancia para aquello que está sucediendo pero que tienen un significado especial, ya que al igual que en Cabin Fever 2 (2009), el auténtico tema de esta cinta es el mundo emocional de los jóvenes y la devastación que causa. Estas escenas (y la cinta en general) tienen un tono bastante oscuro y pesimista que se deja sentir por encima del ocasional humor que destila. De todas maneras, estamos hablando de una gran película de la cual sería un error destacar únicamente sus concesiones a los fans del horror físico; si algo queda claro es que The Loved Ones supera el concepto de cine de torturas para presentar un relato incómodo cuyo sentido del humor (por una vez y para variar) no está enfocado hacia un desprecio o banalización del género que toca. Sumad eso a las actuaciones del elenco principal y tenemos ya un aspirante a clásico para los años venideros. Todavía está por verse, pero no me sorprendería.
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