En lo que sí se nota el cambio es en el formato utilizado: la primera cosa a destacar de Quarantine 2 es que sus responsables han decidido abandonar el formato de metraje hallado de la primera parte para optar por la perspectiva omnisciente de toda la vida, aunque el poco holgado presupuesto hace que se mantenga el look amateur y la estética de cámara al hombro, sobre todo en los primeros veinte minutos, que están ambientados en el avión y que sorprenden por su minimalismo y lo claustrofóbico de su locación. Por un momento pensé que toda la película transcurriría allí, pero la cinta pronto se encarga de aterrizar para poder trasladar el horror zombi al más amplio escenario de la terminal desierta y bajo cuarentena.
Si pensábais ver esta película por cualquier razón (aunque sea el vil motivo del completismo) es bueno que vayáis dejando las expectativas en la puerta; comparada con esta, la primera Quarantine es una obra de arte cuyo único pecado es ser el remake de una cinta muy popular y reciente. Esta segunda película toma la loable decisión de abandonar el camino trazado por la saga española, pero al mismo tiempo no parece aprovechar el material para hacer nada nuevo, más allá de una muy superficial explicación de los orígenes de la plaga (no, no es el mismo que en REC) y una estéticamente curiosa secuencia con visión térmica que parece ser la obligada reminiscencia al clímax de visión nocturna de la primera película. Al menos el desenlace es mejor de lo que esperaba, pero la película se parece demasiado a muchas otras cintas de infectados que han pasado por delante de nuestros ojos en los últimos años, y honestamente no veo por qué necesitamos una más.
No deja de ser entretenida, y aún con lo poco original, me pareció bastante mejor que la Rec 2 original, que no sabía muy bien por donde tirar (al menos, sí aprovecharon todo el tema de las posesiones para la tercera parte, y fue bastante divertido)
ResponderEliminar