Sin querer entrar demasiado en detalles, la premisa de la película no es lo que se dice muy original, y varios de sus elementos más interesantes remiten a otros clásicos de horror ambientado en el subsuelo urbano como la británica Death Line (1972) o la americana C.H.U.D. (1984), e incluso de ejemplos más recientes como The Descent (2005), con la que tiene muchos semejanzas. El formato narrativo que usa es, de hecho, la principal diferencia que podemos encontrar. Por desgracia es este mismo formato el que le juega una mala pasada y termina siendo su principal punto en contra al alargar innecesariamente una película cuyo principal atractivo está en el supuesto metraje realista. Aparte de eso hay que resaltar que este material supuestamente real está intercalado con entrevistas que no sólo no aportan nada al básicamente comentar de forma supérflua cosas que ya estamos viendo, sino que encima son en sí mismas un spoiler ya que revelan quien sale con vida de la experiencia y quien no.
Pero aparte de los conflictos de originalidad y del hecho de que se alarga demasiado para lo que cuenta, la verdad es que es una película bastante digna con algunos momentos de terror bastante buenos considerando lo generalmente poco atractivo que es este formato, aunque aquí quizás esté pecado de poco objetivo ya que por lo general me suelen atraer mucho estas historias ambientadas en un mundo subterráneo debajo de la ciudad donde se esconden horrores indescriptibles. En este sentido lo interesante de la película es precisamente lo que no cuenta, al sugerir un catálogo de monstruosidades de los que únicamente vemos una parte. Eso y el subtexto de leyenda urbana con el que comienza (y que por desgracia no es demasiado explotado) la hacen un tanto más tolerable. Lamento sólo que el formato de falso documental le quite gran parte de su interés, ya que en los últimos años hemos notado bastante que esta decisión estética es simplemente una forma bastante obvia de abaratar costes de producción.
Con todo y eso, uno de los detalles más interesantes de The Tunnel tiene que ver con su curioso método de distribución, ya que sus realizadores combinaron el estreno en cines con ofrecer la película gratis a través de torrent, con el objetivo de desperta interés en la película a nivel mundial en aras de un eventual lanzamiento en mercado doméstico. Esta iniciativa (que ojalá se repita en más ocasiones) por lo visto les funcionó, ya que está confirmada una segunda parte para dentro de poco.
Cuando se acaba la comida fresca y nutritiva, no queda otra que comerse bocadillos insípidos como The tunnel. Luces apagadas, cámara con Parkinson e historia de dos pulsaciones por hora. Este refrito al microondas no te va a indigestar ni mucho menos; yo me lo comí de lástima.
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