Paul Hyett, veterano realizador de maquillaje y efectos especiales, realiza como director esta pequeña pero interesante película de licántropos que, a diferencia de la mayoría de sus congéneres de esta o cualquier otra época, comete el gran acierto de poner el énfasis en la parte estética y en el cuidado a la hora de elaborar unas criaturas acordes con la imagen que nos hemos hecho de estos monstruos. No es poca cosa, ya que precisamente uno de los motivos de que la figura del hombre-lobo no haya sido tan correctamente explotada como otras criaturas del cine de terror ha sido precisamente el poco cariño que se ha tenido a la hora de representar al monstruo como una figura temible. Incluso películas interesantes como la reciente Late Phases (2014) han visto reducida su efectividad debido a lo poco inspirado y hasta risible de sus monstruos. De otros casos es mejor ni hablar.
En el caso de Howl (2015), su director acomete un esquema mucho más sencillo optando por un estado de sitio sin muchas explicaciones en un escenario hasta cierto punto original: un tren nocturno con apenas un puñado de pasajeros que de repente se queda accidentado en medio de la campiña británica y es atacado por un grupo de licántropos ansiosos de probar la carne humana. De entrada me encanta la manera en que la existencia de estas criaturas nunca es explicada ni puesta en duda, y la película de hecho no pierde tiempo en revelar su origen ni poner en duda su naturaleza. Prácticamente desde el principio queda claro cual es la amenaza a la que se enfrentan los protagonistas y cual es el peligro real que se esconde tras su situación.
El argumento tiene, eso sí, muchas cosas que hemos visto antes, sobre todo en el cine zombi: al peligro de los hombres lobo que acosan el lugar hay que sumar el rol que juegan algunos de los pasajeros, que inmediatamente actúan unos contra otros en lugar de apoyarse para salir de su terrible situación. La película establece desde el principio el rol de cada uno de ellos, resaltando una especie de discurso acerca de la dominación y la cultura del macho alfa presente en la actitud del protagonista hacia su colega femenina y la inevitable confrontación con el tipo duro que pronto se convierte en el principal antagonista del grupo. En este sentido hay un subtexto interesante aunque obvio dentro de este subgénero, y que por supuesto tendrá sus repercusiones hasta llegar a un final que, hay que decirlo, me pareció un tanto predecible y fue para mí el único punto flojo de la película. De todas formas, lo más interesante que hace Hyatt está, como decía arriba, en la parte estética; como era de esperarse teniendo en cuenta su pasado técnico, esta es una cinta violenta, agresiva y hecha prácticamente sin efectos digitales más allá de planos de ubicación y transición a la hora de mostrar a los licántropos transformarse. Estos, en cambio, están hechos a base de maquillaje y efectos "reales" dándoles una apariencia de orco imponente y muy efectiva, y la película no duda en mostrarlos cuando es necesario sin exponerlos demasiado.
Aunque sus innovaciones no vayan más allá de su ambientación, la verdad es que Howl es bastante atractiva teniendo en cuenta el panorama desolador de los hombres-lobo en el cine. Quizás no sea tan interesante como Ginger Snaps (2000) o la arriba citada Late Phases, pero si te gustó Dog Soldiers (2002) y como yo quedaste con ganas de esa secuela que nunca se hizo, esta es una que tienes que ver. La mención de esta última película no es casualidad ya que Paul Hyett trabajó en varias ocasiones al lado del director Neil Marshall, y con este su segundo largometraje queda claro que aprendió más de un truco de él.
A mi esta pelicula me a gustado bastante. Tanto en su ambientación como en sus lobos se nota a simple vista el aura de una pelicula de terror (algo ya muy raro a estas alturas). A mi gusto lo único que encuentro odioso fue la historia de trasfondo y complejos de algunos personajes y como los escupen en los momentos y situaciones mas inverosímiles y poco realistas. Fuera de eso es lo mejor que e visto en esta decada.
ResponderEliminarMe apunto esta de inmediato y añado Late Phases porque tampoco la conocía. Es cierto que los licántropos no han tenido muy buena suerte a la hora de ser llevados a la pantalla. En fin.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es curioso porque Sam Pertwee, uno de los protas de Dog Soldiers, hace un cameo en esta (el maquinista)
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