Directamente desde Nueva Zelanda nos llega el primer largometraje como director de Jason Lei Howden, hombre de efectos especiales apadrinado por Peter Jackson quien aquí se marca un muy interesante debut. Deathgasm (2015) es en muchos sentidos el sueño de todo fanático de este género, una comedia de horror en ocasiones brillante que mezcla el sentido del humor de antiguas joyas como The Evil Dead (1981) o Braindead (1990) con la sensibilidad estética del heavy metal, sin jamás perder el norte ni caer en la autoparodia. Pero al mismo tiempo, es una historia de amor juvenil y de superación personal que resulta entrañable incluso si no se es cercano a este tipo de música. Es también la historia del triunfo de un marginado, lo cual no debería sorprendernos porque el metal (y especialmente en su variante más oscura) siempre ha sido la música de los parias por excelencia: muéstrame un fan del heavy metal y te mostraré a un antiguo nerd.
En Deathgasm, dos jóvenes metaleros liberan por accidente a una entidad demoníaca al tocar un antiguo disco de vinilo de un artista de quien se decía tenía un pacto con seres de otras esferas, con lo que su trivial incursión en la magia negra pronto tiene terribles consecuencias cuando los demonios comienzan a poseer a sus vecinos y causar una masacre en los alrededores. Esta trama se intercala con la típica historia juvenil de un perdedor que se enamora de una chica por encima de "su nivel", quien no sólo se enfrentará con ellos a los demonios sino que incluso desde temprano es seducida por el poder emocional de la música que nuestro protagonista escucha. Lo mejor de todo es que estas dos tramas son presentadas sin ningún atisbo de ironía, sino más bien como un homenaje sincero tanto a la música como al cine de terror festivo. Es probablemente la mejor película de terror que he visto en torno al género del Metal, y aparte como comedia de horror está muy bien hecha.
Por supuesto, teniendo en cuenta el director que se encuentra detrás, los efectos especiales son en su mayor parte de carácter práctico, y la cantidad de sangre en pantalla es algo demencial, tanto que es imposible tomar la violencia en serio, cosa que nos recuerda a cada momento al hacer del enfrentamiento con los demonios algo que se aborda siempre en plan de comedia. Incluso la resolución del conflicto, que por supuesto no voy a revelar aquí, participa de este tono y termina de vincular a la película con esa celebración de una música supuestamente violenta y agresiva. Hay momentos muy buenos a nivel de comedia, y tiene además la ventaja de contar con unos protagonistas simpáticos que ganan ante nuestros ojos una vez que se desata la masacre y deben enfrentarse a los demonios armados hasta los dientes con todo tipo de artilugios caseros.
No negaré que en algunas ocasiones sus dotes cómicas llegan demasiado lejos, como ocurre por ejemplo con un monstruo final un tanto risible a nivel de estética, pero en todo lo demás Deathgasm es un gran acierto, y si eres de los que estaba indeciso por darle una oportunidad ahora que está disponible, entonces no lo pienses más. Para mí fue una de las comedias de horror más interesantes del año en que se estrenó, y sin duda alguna una genuina y auténtica carta de amor a la música "satánica" que le ha dado razón de ser. Muy recomendable y sobre todo muy divertida.
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