A nivel de argumento, elenco y valores de producción, The Lazarus Effect (2015) pintaba muy bien: su premisa y trama partía de un tema que de entrada me interesa mucho como es el encuentro de la ciencia con lo sobrenatural, y me recordaba a otras producciones que en el pasado han dado muy buenos resultados como Re-Animator (1985) o, sobre todo Flatliners (1990), aquella película de terror juvenil de Joel Schumacher que un día debo revisitar. Al final ha terminado desaprovechando todos estos ángulos interesantes y un elenco bastante eficiente para convertirse en una película de monstruos convencional y con salidas un tanto confusas, lo que definitivamente la aleja de los ejemplos arriba citados y la convierte en algo más cercano a una versión pseudo-sobrenatural de The Hollow Man (2000), con una calidad comparable.
Como en aquella película de Paul Verhoeven, aquí tenemos a un grupo de motivados científicos, esta jóvenes y de muy pocos escrúpulos, que elaboran un suero experimental destinado a ayudar a los pacientes en coma y que descubren, para su sorpresa, que su invento es capaz incluso de rescatar a su espécimen de la muerte. Tras un severo traspié con las autoridades de su universidad, los chicos intentan repetir su experimento causando la muerte accidental de uno de sus miembros, y no se les ocurre nada mejor que usar el suero en ella para revivirla. Por supuesto, al ser esto una película de terror, lo que vuelve del más allá no es exactamente aquello que partió.
Este argumento tiene grandes posibilidades y por momentos parece que la película se lo toma en serio a pesar de que todo el ángulo científico es dudoso e inverosímil, pero lo que sí queda claro es que esta no es una historia de fantasmas, sino una película de monstruos que habla del potencial del cerebro humano y de poderes ocultos de la psique que se desatan en el pequeño laboratorio convirtiendo la cinta en una gran secuencia de persecución. Es importante destacar esto porque nunca queda claro exactamente el alcance del cambio en la personalidad de la chica y por qué de repente parece haberse convertido en un ser de comportamiento demoníaco a pesar de que se supone que todo lo que ocurre tiene un basamente científico. Es decir, no estamos como en The Hollow Man ante un personaje egocéntrico cuya condición da rienda suelta a aspectos hasta el momento ocultos de su personalidad; por el contrario el personaje de Olivia Wilde parece ser desde el principio una buena persona que inexplicablemente se convierte en un demonio tras haber estado "al otro lado", dejando a la película en un estado de confusión al no saber exactamente qué quiere ser, y decantarse en cambio por un esquema muy trillado en el que los personajes van muriendo uno a uno en ocasiones de forma hilarante.
Hay cosas interesantes sin duda alguna: lo más curioso de todo es su decisión de hacer del monstruo una chica joven, algo poco habitual puesto que en este tipo de historias por lo general es un hombre quien desarrolla los poderes y su novia quien tiene que detenerlo, pero me fue imposible tomarme la película en serio por la manera tan barata en que presenta sus por otro lado atractivas ideas y la forma tan rápida y superficial en que se resuelve todo el conflicto. Es una lástima porque hay sin duda talento detrás de ella, pero tras verla no me extraña que haya pasado años engavetada hasta su estreno. Olvidable y muy poca cosa.
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