Reincarnation (2005), o Rinne, como se le conoce en su Japón de origen, es otro trabajo del director Takashi Shimizu, quien deja de lado sus acostumbradas historias de fantasmas y juegos narrativos para realizar una película mucho más convencional destinada en su momento al proyecto J-Horror Theater, una antología de cintas de terror que intentó aprovechar el interés de Occidente por este tipo de cine. El plan se quedó, sin embargo, a medias; de las seis películas que originalmente conformaban la propuesta sólo llegaron a realizarse tres, siendo las otras dos Infection (2004), de Masayuki Ochiai y Premonition (2004), de Norio Tsuruta. De las tres restantes, dos de ellas (Retribution (2007), de Kiyoshi Kurosawa, y Kaidan (2007), de Hideo Nakata) se rodaron y estrenaron de forma independiente.
Decíamos antes que Reincarnation es una película mucho más convencional dentro de lo que Shimizu nos tiene acostumbrados. El argumento, que gira en torno a una masacre acontecida en un hotel en las afueras de Tokio y el rodaje de una película sobre los hechos en el mismo lugar del crimen, está evidentemente inspirado en El resplandor (1980), y no sólo en el tema del hotel lleno de fantasmas sino también en determinados momentos y recursos que remiten de forma muy clara a la película de Kubrick. Sin embargo, y a pesar de tener una narrativa lineal que carece del desorden temporal que caracterizaba a la saga de Ju-on, sí hay un juego de carácter estructural al ser esta una película narrada no sólo desde el punto de vista de la chica protagonista (una actriz que consigue el rol protagónico debido a su inusitada conexión con el personaje) sino también otros personajes periféricos cuyas líneas argumentales coinciden todas en el hotel donde ocurrió la matanza.
A pesar de que el principio puede parecer un tanto carente de fuerza, Shimizu guarda sus mejores momentos para el clímax final, no sólo a nivel argumental sino también porque es aquí cuando la película abandona gran parte de su estética realista para adoptar una atmósfera mucho más acorde con el cuento de fantasmas que propone. Es aquí también donde el director se aprecia mucho más contundente en cuanto al imaginario empleado, no sólo en lo referente a la ya citada El resplandor sino también a alusiones obvias a otros clásicos como El amanecer de los muertos (1978). Cierto es, sin embargo, que en muchas ocasiones su tratamiento del miedo puede pasar por indulgente en algunas imágenes que se supone que deben dar miedo porque sí (sobre todo en lo que se refiere a la aparición de niños en medio de un relato de terror), pero otras son muy poderosas, incluyendo el que probablemente sea uno de los muñecos más inquietantes que he visto jamás en una película.
Reincarnation fue conocida en el público occidental por primera vez gracias a la primera edición del After Dark Horrorfest, y aunque se trataba de una de las más potables de ese año, lo cierto es que llegó tarde, cuando la fiebre por las importaciones de terror asiáticas estaba ya en decadencia. A pesar de que no llega a los niveles de otras producciones similares (incluyendo la obra del propio Shimizu) es todavía reinvindicable frente a otros ejemplos mucho más conocidos. El final incluye una revelación sorpresa que ciertamente no me esperaba pero, por fortuna, es sólo un aspecto más de la película y no se siente que esta haya estado dirigida exclusivamente hacia ese truco final. Por el contrario, el equilibrio argumental está muy bien llevado y Shimizu demuestra ser un director de atmósferas incluso en su faceta más comercial.
Shimizu mola, esta va a la saca..
ResponderEliminarHace mucho que la ví, pero recuerdo algo de un paralelismo entre película y pasado del hotel que me pareció ACOJONANTE. Una casa a lo De Palma / Satoshi Kon.
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