Seis años después del estreno de la original nos llega esta secuela de Night of the Demons (1988), uno de los grandes clásicos menores del fantaterror de los ochenta y que ya habíamos examinado por aquí como una de esas películas que, a medio camino entre el horror y la comedia, reivindican el espíritu lúdico de Halloween. Esta segunda parte tiene como objetivo repetir aquellos elementos exitosos de su antecesora, dando como resultado una secuela muy modesta que, aunque lejos del nivel de la original, no carece de méritos propios.
Una de las cosas más evidentes de Night of the Demons 2 (1994) es la manera como busca recorrer de nuevo el camino trazado por la original elevando la dosis de comedia. La trama de la película de Kevin Tenney se repite, de hecho, con pocas variaciones: nuevamente una fiesta clandestina de Halloween libera a los demonios habitantes de Hull House, con la diferencia de que esta vez las criaturas infernales, lideradas por el espíritu de Angela, irrumpen en un internado religioso cercano para cebarse con los estudiantes. La locación da pie no sólo a un mayor número de víctimas humanas sino también a un subtexto de burla hacia la religión cristiana que está presente a lo largo de todo el metraje y se hace muy evidente incluso desde la primera escena, en la que Angela despacha a un pareja de apóstoles, así como en la presentación de dos personajes secundarios que cobran gran importancia cerca del desenlace: el cura liberal (no sólo en cuanto a su permisividad para con los estudiantes sino también porque en una escena lo vemos leyendo El guardián en el centeno antes de dormir) y la conservadora monja erigida en guardiana de la castidad del ala de señoritas (entre ellas una Christine Taylor en uno de sus primeros papeles cinematográficos). Este personaje de la religiosa acapara la mayor parte de los chistes de la película y es tan caricaturesca que parece salida de un corto de Tex Avery. En sí el tono general es bastante explícito en cuanto a los elementos cómicos, que dominan la película en detrimento de las secuencias de horror y de tetas, pilares de la original y que aquí ceden un poco el protagonismo ante las evidentes intenciones paródicas de esta secuela.
No quiere decir esto, sin embargo, que Night of the Demons 2 carezca por completo de elementos de terror. A manera de referencia con el original tenemos el regreso del fatídico lápiz de labios de Linnea Quigley, que aquí vuelve al ataque contra una desdichada víctima. Asimismo, la película no se olvida nunca de las dos mayores influencias de esta saga: The Evil Dead (1981) y Demons (1985), de las que vuelve a tomar algunos de sus mayores aciertos. El maquillaje de los demonios está en ocasiones muy bien conseguido teniendo en cuenta la mayor modestia de esta película en cuanto a presupuesto, y algunos efectos especiales son sorprendentemente eficientes, sobre todo en el final cuando los protagonistas, liderados por la monja convertida en auténtico paladín justiciero, se enfrentan a Angela transmutada en monstruo infernal. En cuanto a esta, nuevamente está interpretada por Amelia Kinkade, la única integrante del elenco original que regresa para esta secuela, y a quien por cierto se le notan bastante los años que han pasado entre una película y otra.
De hecho, si algo tiene en su contra la cinta es que, en el fondo, no es más que una ampliación light del concepto de la original, con menos presupuesto y al mismo tiempo con menos ambiciones. Aquellos que hayan disfrutado de la primera sin duda sabrán apreciarla por lo que es, y reconocerán asimismo sus autocomplacencias y la estética marcadamente noventera de los personajes (frente al look pasmosamente eighties de su antecesora). El resto sabe qué es lo que se va a encontrar: una repetición del esquema de la original con mayor énfasis en el humor, sin ese genuino espíritu de Halloween que destilaba la primera película, pero al mismo tiempo con la suficiente sabiduría para no tomarse demasiado en serio.
Pues para mí es una de las mejores secuelas que he visto. Ya quisieran muchas secuelas ser como esta...
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