Con la sexta parte de su exitosa franquicia, la Paramount decidió darle a los fans de Viernes 13 lo que querían y centrarse exclusivamente en la figura del asesino, con muy buenos resultados. En cierta forma, dicha entrega fue la última en la que se usó el concepto básico de las primeras películas, y con ello la saga de Jason Voorhees abandonaba la trilogía de Tommy Jarvis para empezar una nueva etapa en la que abrazaba toda su condición de caspa ochentera. Tras Viernes 13 parte 7: La nueva sangre (1988) cada secuela del asesino de la máscara de hockey surgía alrededor de la idea de un "concepto" que a veces funcionaba y a veces no. Fue a partir de este año cuando comenzó a barajearse la posibilidad de enfrentarlo a Freddy Krueger, pero los dos estudios (Paramount y New Line Cinema) no lograron ponerse de acuerdo, y de esta forma, coincidiendo con el estreno de Pesadilla en Elm Street 4 (1988), llega la séptima entrega de las crónicas de Crystal Lake y su no tan modesto body count.
A pesar de que esta séptima parte permanece en mi recuerdo como una de las que más disfruté en su momento, he de reconocer que no se encuentra entre las mejores. Sin embargo, tiene suficientes elementos destacables que la convierten, al menos, en una de las más importantes. La primera de ellas es, como ya podéis adivinar, el hecho de que es la primera en la que el stuntman Kane Hodder interpreta a Jason. Siempre se ha dicho que el suyo es el mejor hasta la fecha, y razones no faltan; prácticamente todos los manierismos que con el tiempo hemos identificado con el personaje comienzan con Kane, y si bien es cierto que el personaje ya tenía un largo camino recorrido, no es hasta que Hodder se pone la máscara cuando Jason alcanza su perfección como reconocible icono de los slasher films. De la misma forma, la premisa que en esta ocasión se sacan de la manga los guionistas es harto curiosa: toda la trama gira en torno a una chica con poderes telekinéticos que, sin quererlo, resucita a Jason de su tumba acuática para que pueda despachar con impunidad a un grupo de jóvenes fiesteros en una cabaña a las orillas del lago. Este concepto, llevado con pulso firme por el polifacético e inagotable director John Carl Buecher (artífice de Troll (1986), una de las más gloriosas "pelibirras" de todos los tiempos), convierte la película en Jason vs Carrie.
A diferencia de la sexta parte, Buechler no llega a empujar su película hasta los terrenos de la comedia, y tampoco da a Jason tanta presencia en la pantalla, lo que no significa que no haya momentos de genuino humor. Los personajes de los jóvenes son lo más estereotipado posible (para que el público pueda diferenciarlos), y las viejas reglas de la saga se mantienen impolutas (en un determinado momento hay tres parejas teniendo sexo simultáneamente). El desarrollo del argumento es, eso sí, completamente irracional y dedicado al público más que a los mismos personajes. Me explico: casi ninguna de las víctimas sabe en ningún momento de la película quién es Jason Voorhees pero nosotros como público sí, a pesar de que la final girl encuentra el famoso e inexplicable album de recortes de periódico que aparece en varias partes de la saga. De la misma forma, si bien las muertes de los jovenzuelos no son tan exageradas como las de la sexta entrega, sí que resultan extrañas debido a la gratuita omnipresencia del asesino, que aparece de repente desde ángulos imposibles mostrándonos una vez más que aquello que está fuera del encuadre de la pantalla no existe ni siquiera para los personajes de la película. Mención especial merece, por supuesto, el ya famoso "susto del gato", que se hace aún más especial teniendo en cuenta que el dichoso felino nunca había aparecido antes. Jason también parece dedicar un tiempo considerable a colocar los cadáveres en sitios estratégicos para que los encuentre la siguiente víctima, y también parece tener una predilección especial a la hora de usarlos para decorar árboles (lo cual, pensándolo bien, podría haber sido una poderosa herramienta visual).
Pero a pesar de todos estos fallos hay algo realmente bueno y que redime casi en su totalidad a la película, y es el enfrentamiento final entre Jason y su no-tan-indefensa-víctima. Por fin, después de seis películas, el gigantón de la máscara y el machete tiene un contrincante digno de él, y es a través de toda esta larga secuencia en la que comprobamos la fiereza del personaje interpretado por Hodder, resaltada además por uno de los maquillajes más grotescos de la saga en su totalidad. La lucha entre los dos personajes está plagada además de destrozos, muebles volando por los aires, cables y raíces que atacan, lenguas de fuego, explosiones y demás artificios, por desgracia rematados con un Deus Ex Machina imprevisible por lo arbitrario e inexplicable que resulta, tanto a nivel de imagen como de argumento. Evidentemente no contaré aquí cual es dicho momento, pero si habéis visto la película sabéis a qué me refiero.
En fin, una de las entregas más golpeadas de la saga, pero con suficientes aciertos para hacerla una de las más recomendables. Sólo por la actuación de Kane y por su enfrentamiento final contra la Carrie-que-no-es-Carrie hay que echarle un vistazo. Por supuesto, de sobra sabemos que esta no sería la última vez que el carnicero de Crystal Lake haría una aparición, pero de eso hablaremos en otro momento.
Recuerdo con cariño esta pelicula (aunque no con tanto como la anterior) y te aviso, en mi lista de reseñas a mediano plazo esta la octava parte, asi que es posible (o puede que no) que las estemos poniendo mas o menos en las mismas fechas, quien sabe.
ResponderEliminarSi que la putean mucho pero a mi esta me entretuvo lo suficiente como para guardar un buen recuerdo. Incluso las cosas más caducas son totalmente disfrutables.
ResponderEliminarSaludos!!
hey gran blog, te añado al feed!
ResponderEliminarLo malo es que ésta película es la más censurada de toda la serie. Sería interesante verla UNCUT con toda su violencia, pero creo que no existe una copia sin cortes.
ResponderEliminarNo es la mejor de la serie, pero mucho mejor que otras como "Jason Takes Manhattan".
¡Saludos!
Lo que dices es muy cierto. La tijera del estudio se nota bastante en esta película, así como en las dos inmediatamente anteriores.
ResponderEliminarAparentemente, las únicas que son realmente violentas son las primeras partes de la saga, especialmente aquellas en las que trabajó Tom Savini (no podía ser de otra forma). Después pareciera que las hubiesen recortado para adaptarlas al público mayoritario. Aunque ahora están saliendo en Zona 1 unas ediciones muy buenas de la saga en su totalidad (bueno, las ocho de la Paramount, quiero decir), así que a lo mejor nos sorprenden con algún UNCUT.
Un gran saludo.
"Una Carrie que no es Carrie"
ResponderEliminarMe gusto siempre mucho la idea cuando la ví ... sin embargo me parece que la saga ya se estaba empezando a cansar. O de pronto es solo mi impresión, sin embargo me ha encantado el analisis. Tambien es muy cierto lo del confrontamiento final.
Lastima que nunca me he podido ver la 8 parte, la cual, incluso para Leonard Maltin, es como "lo mejorcito de toda la saga" .. a pesar de que como dicen no es que suceda mucho en Nueva York. Toca mirarla, que ya estaras proximo a reseñarla.
Saludos.
Otra película clásica en mi infancia. junto con la sexta ambas marcaron mi afición por el asesino del machete... pero de lejos no hay como las 4 primeras. por cierto que el maquillaje de esta entrega es muy bueno con un jason casi cadaverico pero aun conservando esa fuerza y resistencia inusuales.
ResponderEliminarSolo la veria para recordar viejos tiempos