Supongo que a estas alturas ya todos sabéis que Don Mancini está a punto de sacar otra película de Chucky este año, casi una década después de la última entrega. Se da por lo tanto la oportunidad perfecta para revisar toda la saga desde sus inicios. Es curioso, porque a pesar de que tengo las secuelas bastante frescas en la memoria, no recuerdo haber visto la Child's Play (1988) original desde aquella lejana primera vez, así que decidí echarle nuevamente un vistazo para ver qué tal se sostenía hoy en día. El resultado ha sido una ligera decepción puesto que, al menos desde mi punto de vista, esta archiconocida película de los ochenta no ha envejecido tan bien como algunas de sus contemporáneas, y mucho que temo que, al igual que otras sagas como Viernes 13, su verdadera notoriedad vino con las continuaciones.
A la hora de revisarla es bueno destacar las cosas que realmente funcionan. La historia, para empezar, es atractiva: un asesino en serie con conocimientos de magia negra que transfiere su alma a un muñeco y perpetua sus crímenes mientras busca la forma de volver a un cuerpo humano, enfrentado a un crío que es el único que conoce su secreto y que por supuesto se convierte en el principal sospechoso de los asesinatos cometidos por su juguete. La premisa del muñeco asesino ya se había hecho antes, pero siempre había sido tratada de una forma muy sutil que en ocasiones daba espacio a cierta ambigüedad que aquí está del todo ausente; desde el principio sabemos que Chucky está realmente poseído y que es él quien comete los crímenes, lo que sin embargo no quita que la escena en la que finalmente le escuchamos hablar por primera vez sea una de las mejores de la película.
Gran parte del mérito de Child's Play lo tiene el excelente trabajo de voz del siempre genial Brad Dourif, quien da voz a Chucky con una maestría difícil de superar e imprimiendo una personalidad inequívoca al muñeco, por lo que no es de extrañar que los responsables de esta saga hayan seguido contando con él para todas las secuelas. Pero hay en el guión más que un simple trabajo de slasher en miniatura, puesto que la película funciona también como una gran sátira del consumismo que ya desde el principio juega con la fascinación masiva por el muñeco "Good Guy" que alberga el alma del asesino (un paralelismo bastante claro con aquellos Cabbage Patch Kids que se hicieron famosos en los ochenta). Tampoco es casualidad que el muñeco asesino sea comprado ilegalmente.
Por desgracia estos interesantes detalles son lo más destacable de una película un tanto confusa en cuanto a tono: Child's Play podría haber sido perfectamente una película de terror para un público joven, pero en vez de eso juega con la posibilidad de ser una cinta más seria aunque nunca se decide realmente por ello, dando tumbos entre el humor y el slasher de forma bastante irregular y desaprovechando muchas oportunidades. Una de las más grandes carencias del argumento, ya desde el principio, es que nunca se establece el personaje del asesino Charles Lee Ray antes de ser Chucky, por lo que quedamos únicamente con esa imagen de vulnerabilidad que no pierde nunca durante la cinta. En ocasiones se hace difícil creer que Chucky es realmente una amenaza porque hay demasiadas escenas en las que el peligro viene de una simple confrontación física con el muñeco, como si los personajes y el público hubiesen olvidado que después de todo es una figura de plástico que no pesa casi nada. Tampoco ayuda el hecho de tener a un crío tan nefasto en la película (es verdad, el niño actor es terrible, sin duda lo peor de la cinta), cuya actuación arruina momentos genuinamente siniestros como la complicidad inicial que llega a formarse entre el crío y el muñeco asesino, una relación que ya de por sí daba para una película entera pero que aquí queda reducida a algo marginal, lo que deja esta primera entrega en una cinta con grandes ideas pero cuya indecisión de tono la hace caer en comedia involuntaria y en uno de los clímax más ridículos jamás vistos.
Aún así es una película singular, bastante entretenida y hasta cierto punto icónica, pero me temo que lo que realmente ha trascendido con el tiempo es el indudable atractivo de Chucky como personaje, por encima de aquellas películas que ha protagonizado.
Uno de los viejos clásicos que se recuerdan con nostalgia
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