Estrenada paralelamente a su gemela ya reseñada aquí, Ju-on: Black Ghost (2009) forma parte de la bilogía de cintas producidas para celebrar el décimo aniversario de la saga de The Grudge. Esta segunda parte del binomio, al igual que White Ghost (2009), está completamente desligada de la serie original y construye en cambio su propia historia siguiendo el estilo de la obra de Shimizu. En este caso, a pesar de que en cierta forma es una especie de precuela de su compañera (parte de la película tiene lugar en la misma casa), se trata de una historia completamente independiente que se puede ver por sí sola, con lo que realmente da igual el orden en que veáis las dos cintas.
Una cosa curiosa, y que muy probablemente sea su mayor marca de identidad, es que en esta ocasión el origen de la maldición viral que acosa a los personajes no tiene nada que ver con un crimen, lo que por otro lado representa una evidente ruptura con el argumento que habían presentado todas las encarnaciones anteriores de The Grudge. El estilo narrativo, sin embargo, se mantiene: pequeñas historias contadas en desorden cronológico alrededor de personas que mueren de forma terrible a manos de un fantasma vengativo. Sin embargo, en un alarde de originalidad poco habitual en esta saga, esta vez el componente estétido es distinto al mostrar el fantasma como una mujer completamente negra de la cabeza a los pies, una sombra viviente que parece estar vinculada a una niña que permanece en coma en un hospital y que va matando a todos aquellos que entran en contacto con ella, extendiendo así la maldición.
El aspecto estético, el argumento más elaborado y el carácter quizás más surrealista de las muertes me parecieeron aspectos bastante originales que, por lo menos ante mis ojos, terminaron encumbrando esta película por encima de White Ghost, a la que supera en prácticamente todo al mismo tiempo que se aleja de forma un tanto más arriesgada de aquellos preceptos que hacieron famosa la saga original. Por desgracia los mismos fallos siguen presentes, siendo el principal de ellos ese acabado tan barato que tiene su producción, acorde con los primeros trabajos de Shimizu pero que termina perjudicando muchas de las escenas de miedo, especialmente aquellas en las que se intenta hacer uso de efectos especiales para mostrar la apariencia oscura del fantasma, así como el desenlace de exorcismo en el que la cinta adopta un tono mucho más alejado de las sutilezas de entregas anteriores.
A pesar de todo esto, sigue siendo una película de terror muy efectiva con momentos muy buenos que sin duda caerán bien a aquellos seguidores de la saga y que la hacen algo más memorable que otras entregas menos inspiradas. Como nota final, quisiera destacar el hecho de que esta es, hasta la fecha, la única entrega de The Grudge escrita y dirigida por una mujer, la cineasta Mari Asato, que ha seguido trabajando en el género de terror desde entonces. Curiosamente, este es un hecho que nunca se mencionó en su momento a pesar de que la película tiene un énfasis en los personajes femeninos que no muestran otras entregas de la saga. En todo caso, este es otro detalle que la hace interesante y digna de echarle un vistazo.
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