Al igual que la primera parte, esta secuela comienza con un pequeño prólogo de otro caso de los Warren, y ya desde los primeros fotogramas Wan juega con la familiaridad del público asiduo al horror cuando el alejamiento de la cámara nos muestra las inconfundibles ventanas de la casa de Terror en Amityville (1979), probablemente uno de sus casos más sonados y que ya de entrada establece el tono de la película a la vez que introduce un sentido de urgencia en el argumento al enfrentar al matrimonio de Ed y Lorraine con un nuevo némesis. Sin embargo, esto es sólo una escena al comienzo porque el argumento realmente va de otra cosa: tal como todos sabéis ya, el caso al que los Warren se enfrentan esta vez es el del llamado "poltergeist de Enfield", una de las más famosas historias "reales" de fantasmas de Inglaterra, y que ya ha sido material de adaptación de numerosas películas, entre ellas la excelente Ghostwatch (1992), que aprovecho para recomendar una vez más.
Una vez establecida la premisa, la verdad es que no hay muchas novedades en esta segunda parte. The Conjuring 2 toma muchas de las pautas ya establecidas no sólo por su antecesora sino por gran parte del cine de terror sobrenatural de décadas pasadas. Sin embargo, esto es en gran medida una buena noticia porque tanto la dirección de Wan está a años luz de lo que normalmente solemos ver en el cine de miedo comercial. Una cosa que siempre se destaca aunque nunca lo suficiente es cómo la película se niega a utilizar sustos "falsos", es decir que aquellas escenas que buscan crear una tensión en el espectador siempre culminan en algo realmente sobrenatural y no toman al público por idiota. Pero curiosamente, si la película funciona es sobre todo por los Warren y porque la relación entre los dos es el auténtico centro emotivo de la trama, mucho más que la típica premisa de la familia en peligro. Esto es algo que nunca está de más repetirlo porque los verdaderos Ed y Lorraine Warren no eran ni por asomo tan carismáticos y ciertos detalles sobre su vida y aventuras los convierte en personajes bastante cuestionables que son ampliamente superados por sus contrapartes en la ficción.
Entiendo que el 2 en el título pueda alejar incluso a aquellos que gustaron de la primera parte pero sería un error. Esta continuación de The Conjuring es una muy buena película de miedo que demuestra que detrás de ella se encuentra gente no sólo conocedora de las cosas que funcionan en este género sino además con un mínimo de respeto por su público, además de contar con un ángulo dramático poco usual en este tipo de producciones. En serio, creo que el único problema real que tiene esta película es que, a la hora de la verdad, no es tan buena como la primera parte, por lo que las inevitables comparaciones no le harán justicia.
La primera parte me gustó mucho, pero esta segunda se me ha escapado de la cartelera sin verla, así que tendré que verla en casa. La tuya no es la primera reseña positiva que leo, así que no la dejaré pasar. No abundan las películas de terror en las que, como dices, no se abuse del susto fácil. La primera de Conjuring no tiraba de ese recurso fácil, y si dices que esta tampoco lo hace es que es imprescindible.
ResponderEliminarUn saludo.
La primera entrega me gustó bastante más, pero como secuela, esta no desmerece. Los Warren como protagonistas siguen siendo unos personajes de lo más carismáticos, y quizá por eso los eché un poco en falta durante el tiempo que dedicaron en pantalla a los protagonistas del nuevo caso.
ResponderEliminarUno de los mejores momentos fue la manera de recrear de forma muy breve el caso de Amityville y de paso, introducir al antagonista principal de la película (aunque el Hombre Torcido que compartía un par de secuencias, también chapó en cuanto a diseño). Parece que este también va a tener su propio spin-off, del que no me fío mucho después de ver la sosa Annabelle. Aunque por lo pronto, el diseño de la monja-fantasma-demonio sí que es bastante más inquietante que la muñeca en cuestión.