Pasó mucho tiempo (demasiado quizás) antes de que, por recomendación de dos voces cuyo criterio tengo en gran estima, terminara por ver Ghostwatch (1992), falso documental realizado por la BBC en 1992 y transmitido en supuesto "directo" haciéndose pasar por un reality legítimo, con el conocido fenómeno de culto posterior. Sería justo que en estos momentos se reavivara el interés por esta película teniendo en cuenta el éxito de cintas como Paranormal Activity (2007), la cual toma una evidentísima inspiración de esta producción británica que puede pasar desapercibida a aquellos que como yo no la conozcan. Por fortuna siempre se está a tiempo de llenar dicha carencia.
Entrando ya en el tema, Ghostwatch no es más que la puesta en escena de un supuesto especial de Halloween de la BBC en el cual un equipo de rodaje monta guardia en una casa de los suburbios londinenses donde durante un tiempo se ha tenido noticias de varios fenómenos paranormales. La casa, perteneciente a una mujer y sus dos hijas, ha sido denominada como el lugar más "embrujado" de Inglaterra, y la periodista que en ella se ha apersonado espera, en el transcurso de la noche, poder transmitir en directo el encuentro con los espíritus que parecen haberse apoderado del lugar, todo esto intercalado con los comentarios del presentador del programa y una experta en fenómenos sobrenaturales e incluso llamadas telefónicas del público, invitado a participar de la experiencia contando sus propias historias de fantasmas. A pesar de que todo fue efectivamente un montaje ficticio (las escenas de la casa fueron rodadas semanas atrás y sólo las secuencias del plató fueron rodadas en directo) se trató de una broma muy bien elaborada que contó con la presencia de presentadores y periodistas reales de la BBC (principalmente rostros conocidos como el del presentador Michael Parkinson y la reportera Sarah Greene) y una línea telefónica real en la que evidentemente se le advertía a los espectadores que aquello que estaban viendo no era genuino antes de contar su historia. De hecho el artículo de Wikipedia dedicado a esta única transmisión televisiva es muy interesante y cuenta como este primer (y último) episodio de Ghostwatch causó cierto furor colectivo a pesar de que algunas pistas delataban su naturaleza de ficción, tales como un crédito de "escrito por" para el guionista Stephen Volk y el hecho de que se proyectara en un espacio (Screen One) reservado para telefilmes. Sin embargo, tal como me han recordado otras personas en ocasiones, hay que considerar que todo esto ocurrió en la era pre-Internet.
A manera de preparación (algo por otro lado común en este tipo de películas), el inicio es bastante lento y repleto de escenas de diálogos, pero a medida que la noche va avanzando y los fenómenos empiezan a ocurrir de forma cada vez menos sutil, algo en lo que la película incluso colabora con el público gracias a la estrategia de "parar" y comentar aquello que está ocurriendo, a lo que se suman los comentarios de los televidentes que llaman a la línea telefónica y revelan que aquello que está ocurriendo en la televisión tiene consecuencias en otros parajes. Esto aparte del ahondamiento en la propia mitología del fenómeno paranormal y su relación con horrendos crímenes del pasado. Todo esto culmina en un inmejorable tramo final en el que el programa se sale literalmente de control y cualquier atisbo de ligereza o humor presentado al principio encuentra su reverso tenebroso en la maldición de la casa y un ataque sobrenatural del que no sale indemne ni siquiera el propio estudio televisivo.
Es por eso que aparte de las ingeniosas maneras de aprovechar su formato, Ghostwatch sigue siendo recomendable como genuina película de terror independientemente de que el contexto original sea ya parte de la historia. Por lo visto, el fenómeno de histeria colectiva causada en su momento por la película fue lo bastante notable para que la BBC prohibiera su retransmisión, si bien cuenta con su respectiva edición en DVD e incluso está disponible de forma gratuita en el canal de Google Video de la cadena inglesa, por lo que no hay excusas para no verla. Existen evidentemente muchas otras entradas en este mundo del terror en forma de falso documental que han seguido los pasos de esta producción británica al intentar acercarse de manera supuestamente realista a una "leyenda" local que no es más que una creación literaria más o menos elaboada. Algunas de estas cintas, como The Last Broadcast (1998) o la más conocida El proyecto de la bruja de Blair (1999), basaron su éxito además en una campaña de publicidad viral que ha cambiado las reglas del juego. No es este el caso; así que aprovechemos la ocasión de esta trío cuatricentenario para recomendar un acercamiento a Ghostwatch y "descubrir" el correcto aprovechamiento de un recurso narrativo más allá del fenómeno de masas, justificado o no.
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