Nota explicativa: "10 de hace 10" es el nombre de una nueva sección en la que re-visitamos diez películas estrenadas hace diez años, en la esperanza de ver qué tan bien (o mal) han envejecido. La idea es que consigamos publicar estas diez entradas durante el 2015, año del décimo aniversario de "Horas de oscuridad". La inspiración para este invento la tenéis aquí.
miércoles, noviembre 04, 2015
10 de hace 10: Saw 2 (2005)
Es imposible hablar del horror mainstream de la década pasada sin hablar de Saw. El motivo no tiene que ver sólo con el éxito que tuvo y por haber levantado la que probablemente sea la franquicia de terror por excelencia de la década del dosmil, sino también por haber dado inicio a la carrera del director James Wan y el guionista Leigh Whannell, que con el tiempo (y algunos cuantos éxitos más en su haber) se han convertido en referentes de una nueva tanda de directores de género que todavía estamos disfrutando. Pero es que además Saw, al dar inicio a una tendencia que algunos calificaron de porno-tortura (término que no me gusta nada, a decir verdad), propició el regreso del horror físico a la pantalla, uno en el que el sufrimiento de las víctimas, la muestra gráfica de charcutería y el nihilismo en el desenlace pasó a ser la norma y terminaría por convertirse en otro lugar común más. En este sentido podemos decir que fue la primera película del terror que se sentía completamente perteneciente al nuevo milenio, y eso no es poca cosa.
Con todo y eso debo reconocer algo: la primera entrega, que se estrenó causando conmoción en el 2004, no me convenció demasiado. En aquel momento no la aprecié mucho y a decir verdad la consideraba poco más que un remedo algo más accesible de Seven (1995), con el interés puesto no tanto en la trama de investigación sino más bien en las diferentes trampas del asesino, aparte de que la idea de las trampas elaboradas con trasfondo moralista remite de forma casi inevitable a la famosa cinta de Robert Fuest El abominable dr. Phibes (1971), aquella en la que Vincent Price también interpretaba a un genio del mal decidido a cobrarse una venganza ofreciendo a sus víctimas la posibilidad de sobrevivir sólo a costa de un gran sacrificio personal. Hoy en día mi opinión al respecto se ha matizado un poco: la verdad es que la primera Saw (2004) es una película muy eficiente y genial en su sencillez, su limitado escenario y el genuino interés que puede llegar a despertar su argumento. Las trampas de su guión o lo inverosímil de algunos momentos son aspectos que siguen siendo innegables, pero palidecen con el nivel de desvergüenza que luego alcanzarían sus secuelas.
Y hablando de secuelas, esta saga también se lleva el premio a la mayor constancia que jamás haya tenido una franquicia de terror comercial: entre 2004 y 2010 hubo siete películas de Saw, todas ellas estrenadas religiosamente a razón de una por año y siempre alrededor de las festividades de Halloween. Ninguna otra saga puede presumir de lo mismo, pero es que además se hizo un intento bastante loable de dotar a todas estas películas de al menos algún grado de continuidad, lo que en cierta forma anticipa nuestra actual obsesión con el formato de larga duración típico de las teleseries. No siempre funcionó, es cierto, y de hecho hay una clara división entre las tres primeras entregas de Saw (que giraban alrededor del asesino, Jigsaw) y el resto (que iban más sobre su discípulo y su legado). La principal diferencia entre las tres primeras y las demás viene dada, en mi opinión, porque sólo en las tres primeras participaron sus creadores originales, Wan y Whagnell.
Lo que nos lleva finalmente a la cinta de la que queremos hablar hoy y cuyo balance hacemos luego de diez años de su estreno: Saw 2 (2005) fue, evidentemente, la primera secuela, la reacción inmediata al increíble éxito de la original. Wan esta vez no ejerce de director, sino que el puesto fue para Darren Lynn Bousmann, otro joven integrante de esa nueva ola de directores de terror, que terminaría dirigiendo también las siguientes dos entregas de la saga y también sacando adelante otros proyectos personales en los que por desgracia no corrió con tanta suerte. Es por supuesto una secuela hecha a lo grande, no sólo por el mayor presupuesto sino también por la premisa: un mayor número de víctimas y una casa entera llena de trampas mortales, así como el argumento de una búsqueda con llaves y mecanismos secretos que a decir verdad funciona bastante bien para mantener el interés aunque la referencia obvia sea esta vez Cube (1997), algo reconocido por los propios realizadores. A pesar de que en su momento no me agradó tanto, un segundo visionado tras una década me ha hecho cambiar de opinión. Es incluso en muchos sentidos una cinta superior a la original principalmente por la mayor cantidad de tiempo en pantalla que tiene Jigsaw, lo cual además sirve para disfrutar de la actuación de Tobin Bell en el que probablemente sea el papel de su carrera. También es un gran acierto la sustitución de Danny Glover por Donnie Whalberg en la trama policíaca, y a diferencia de lo que ocurriría en otras entregas de la saga, la contraposición entre el argumento del "juego" de Jigsaw y la investigación policial está planteada prácticamente desde el principio. Además, la revelación sorpresa del final tiene un punto novedoso en su manejo de los tiempos narrativos como el principal velo puesto ante los ojos del público, engañado por medio del montaje cinematográfico al hacérsele creer que los eventos que veía intercalados ocurrían al mismo tiempo cuando en realidad no era así. Es un muy buen truco y uno nada fácil de pillar.
Pero la verdadera apreciación por Saw 2 viene tras revisar de nuevo las secuelas: con el tiempo, Lionsgate exprimiría la saga hasta lo indecible, y ya de hecho el final se sintió muy desganado y típico de una franquicia que había perdido su razón inicial de ser. Esta segunda entrega por el contrario es el punto justo, la única continuación que debió haber existido, y una película muy entretenida con algunos momentos y trampas perturbadores. No todo es bueno, obviamente, puesto que algunas situaciones requerirán de una suspensión de la incredulidad considerable, pero al menos Jigsaw no había llegado a los niveles de omnipotencia de los que haría gala en entregas posteriores. Después de haber renegado de ella en varias ocasiones, debo decir que Saw y Saw 2 son mucho mejores de lo que recordaba. En pocas ocasiones hemos hablado del momento idóneo para bajarse de una franquicia, y este es uno de ellos. La saga de Saw nunca volvería a alcanzar este nivel, y la avalancha de imitadores que vinieron después proyectarían su sombra sobre la original, pero una década es suficiente para solventar ese error.
3 comentarios:
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Saludos. Muy buena reseña.
ResponderEliminarRecuerdo haberla disfrutado mucho en su momento. Especialmente por el detalle del manejo de los tiempos al que haces referencia, una especie de "trampa a los jigsaw" para el espectador, ese tipo de vainas no se ven casi ahora en las películas de terror.
ResponderEliminarEn general me gusta la franquicia, algunas de las películas son desechables en solitario, pero como un conjunto están muy bien. De hecho mi favorita es la VI donde "Hoffman" logra safarse de la trampa y se desgarra la mitad de la cara, no sé pero esos últimos 20 minutos en esa película creo que están muy dirigidos y editados.
A mí me pasó al revés: cuando la vi en su momento no me gustó tanto y ahora la he disfrutado mucho más. Y sí, la franquicia es algo especial y marcó el desarrollo del horror mainstream de una forma mucho más profunda de lo que quisiera admitir.
ResponderEliminarY para mí está claro que Darren Lynn Bousmann merece tener más suerte con sus proyectos :-)