En The Devil Inside (2012) tenemos la conjunción de dos tendencias bastante recurrentes en el cine de terror comercial de hoy en día: por un lado el auge del formato de metraje hallado o falso documental que se ha multiplicado a la enésima potencia gracias al éxito de Paranormal Activity (2009), y por otro lado el recuperado interés por las historias de exorcismos y el uso de la religión como tema central de una historia de horror. El cruce entre los dos responde evidentemente a una estrategia comercial ante la que es casi imposible fracasar al mezclar la rentabilidad del falso realismo (con sus irrisorios costes de producción y la más que probada tolerancia del público ante sus carencias estéticas) y el morbo por la religión de una sociedad en gran medida marcada por la ofensiva conservadora de la Iglesia, algo que esta película deja bastante claro al meter con calzador la infaltable crítica a la cúpula jerárquica del Vaticano y sus pretendidos misterios.
Por desgracia para la película del director William Brent Bell, uno de los mayores problemas a los que debe enfrentarse es la cercanía temporal con El último exorcismo (2010), una película bastante más sólida con la que comparte formato y premisa. Eso y el empaque de un producto comercial bastante obvio diseñado para dar con el filón fácil de las posesiones diabólicas de toda la vida, género bastante curioso en el que casi siempre el espectador se encuentra a sí mismo deseando estar viendo El exorcista (1973), puesto que nunca faltan las referencias (y por lo tanto comparaciones) con la película de William Friedkin.
Sabiendo esto, es muy probable que incluso los espectadores menos espabilados sepan ya de antemano que en The Devil Inside se dan cita casi todos los clichés de las cintas de posesiones, a excepción de uno: en esta ocasión la poseída no es una joven chica sino la madre de la protagonista, recluida en un psiquiátrico cerca del Vaticano al que la joven acude en compañía de un director de documentales para intentar "descubrir la verdad" detrás de la condición de su madre y de los asesinatos que cometió cuando se le intentó practicar un exorcismo años atrás. La premisa mejora un poco con la aparición en escena de una pareja de jóvenes sacerdotes que deciden hacer un ritual clandestino y se encuentran con más de lo que pueden manejar.
El punto interesante de The Devil Inside está precisamente en esto; sus personajes están un poco más desarrollados que en el promedio de este tipo de películas y el argumento maneja bien su minimalismo al detallar bien a sus cuatro o cinco actores y hacer un uso adecuado de sus limitados recursos. El problema subyace quizás en su ocasional efectismo, su empleo demagógico y folletinesco de la religión revestido de "película seria" y sus concesiones a los clichés de cintas de exorcistas incluyendo el uso de contorsionistas en el elenco. El hecho de que en ella no ocurra nada que no hayamos visto antes cientos de veces, sumado a un final bastante abrupto que se siente criminalmente incompleto (como si la película no hubiese sabido cómo cerrar de forma satisfactoria) hacen de este un ejemplo de falso documental tramposo y genérico diseñado para sacar un rendimiento rápido en taquilla que sólo funciona debido a lo barata de su producción. En mi opinión bastante prescindible.
Pues he de decir que realmente a mi no me agrado, y menos por el fina, me pareció una explotación innecesaria de temas ya vistos...
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