viernes, septiembre 04, 2009

Reseña: Historias de terror (1962)

Firmes en nuestra intención de revisar todas y cada una de las Poe-movies de Roger Corman, llegamos a la cuarta de ellas, titulada Historias de terror (1962), la cual marca la reconciliación de Corman con la American International Pictures, permitiendo así el regreso de Richard Matheson como guionista y Vincent Price en el papel protagónico. A diferencia de las anteriores entradas, esta cuarta película de la saga cormaniana de Poe consta de tres historias diferentes e independientes entre sí, inspiradas en otros tantos cuentos del autor pero, en la misma línea de sus antecesoras, tomándose amplias libertades a la hora de llevar a cabo su adaptación.

Tales libertades son bastante evidentes desde el primer segmento, Morella, el más corto de los tres pero también el más impactante a nivel de atmósfera y el que más fielmente continúa el modelo gótico de las cintas anteriores. Con apenas un par de personajes y una magnífica ambientación representada en el irreal escenario de una mansión completamente cubierta de telarañas, el trío Corman/Matheson/Price revisita los viejos temas de Poe de la soledad y el deseo de la muerte, así como la figura del esposo atormentado por la pérdida de su mujer y la ya icónica figura de la amante exhumada. El argumento no solamente adapta el cuento al que se refiere sino que también mezcla elementos de otros relatos del autor para ofrecer una historia de fantasmas completamente minimalista que contrasta con los otros segmentos que le siguen.

El segundo bloque de esta antología es El gato negro, uno de los relatos más populares de Poe y también uno de los que ha sido adaptado en más ocasiones. Quizás teniendo esto en cuenta, el guión de Richard Matheson reconvierte el febril y delirante cuento original en una pieza de comedia mezclada con otros relatos, en la que la atención se centra no en elementos terroríficos sino en el mano a mano interpretativo entre Vincent Price (que cede aquí el protagonismo) y otra leyenda del cine de terror como Peter Lorre, que para entonces ya se acercaba al final de su carrera. Tanto Price como Lorre abordan sus personajes desde un tono farsesco y bufón que puede molestar un tanto a aquellos espectadores que busquen encontrarse con una historia de terror al uso, pero que en esta ocasión está muy bien logrado tanto en la actuación de los dos protagonistas (impagables los amaneramientos de Vincent Price como un erudito catador de vinos) como en la explotación cómica de los excesos del alcohol. Olvidaos de escenas como la del hombre arrancando el ojo al gato porque nada de eso encontraréis aquí; esto se trata ante todo de una comedia en la que ningún momento, por escabroso que sea, está alejado del objetivo de la sátira, ni siquiera dos fantasmas jugando a la pelota con una cabeza humana.

El tercer y último relato es El caso del señor Valdemar, el cual reúne también a Vincent Price con otra luminaria del cine de miedo en sus últimos años como Basil Rathbone. Como ya viene siendo constumbre, esta adaptación se toma una gran libertad con respecto al argumento original introduciendo un conflicto que estaba ausente en el relato de Poe pero que aquí es perfectamente coherente con la temática de maldad acostumbrada por Corman en este ciclo. El segmento es al mismo tiempo diferente en cuanto a su estética brillante y colorista, en marcado contraste con la oscuridad de los segmentos anteriores. La trama de los jóvenes enamorados es un tanto insulsa y de folletín, pero Rathbone lo compensa haciendo, como de costumbre, un gran villano cuya maligna presencia es capaz de hilar toda la trama y llevarla hasta un final que poco tiene que ver con Poe y más con los cómics de horror de la EC, pero que aún así no deja de ser efectivo. En general se puede decir que de no ser por este trío de intérpretes (Price, Lorre y Rathbone), Historias de terror no hubiera pasado de ser una película menor dentro de este ciclo de Roger Corman, pero su presencia hace que la cinta pase de ser meramente eficiente a convertirse en algo a destacar. Las Poe-movies de Corman puede que no hayan sido fieles adaptaciones de la obra del autor americano, pero no se me ocurre mejor homenaje.

2 comentarios:

  1. Anónimo3:25 a. m.

    Yo me quedo, pese a que es fácil con la segunda historia, pero no tanto por la trama como por las interpretaciones. El duelo de catadores me parece una escena estupenda.

    Saludos.

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