Incluso si no has estado siguiendo este blog desde sus inicios, lo más probable es que conozcas The Descent (2005). Después de todo, fue esta película la que puso en el mapa al director británico Neil Marshall, componente de un nutrido grupo de jóvenes cineastas de terror que comenzaron a despuntar en la primera mitad de la década pasada. Marshall, cuyo estilo de terror parece estar impregnado de sus preferencias por la acción desenfrenada, ya muestra prácticamente todos sus puntos fuertes en este su segundo largometraje, uno que en su momento fue todo un éxito que cosechó numerosas alabanzas de gran parte de la crítica de terror mainstream de aquellos años. Yo también quedé muy impresionado en aquel entonces, tanto que la cinta coronó el ránking de lo mejor que había visto en el género ese año. Ahora, diez años después, surge de nuevo la pregunta: ¿qué tal le ha sentado esta década desde su estreno? Para resolver la duda he vuelto a ver la película después de algunos años sin hacerlo (tengo más de uno y dos visionados de ella, valga decir) y trataré de poner algunas reflexiones al respecto aquí.
En primer lugar, y para aquellos que no sepan de que va el tema, The Descent es la historia de un grupo de amigas aficionadas al deporte extremo que viajan hasta un remoto bosque en el norte de los Estados Unidos para hacer espeleología en una cueva hasta entonces inexplorada, hasta que un derrumbe las deja aisladas del exterior y perdidas en medio de aquel laberinto. Tan sólo esto ya sería suficiente para hacer de la película una buena muestra de terror, pero Marshall decide ir a por más al hacer que las protagonistas tengan que lidiar no sólo con la búsqueda de una salida sino también con unos terribles monstruos habitantes de la caverna que les harán la vida imposible.
Ha sido precisamente este detalle lo primero que se me ha venido a la mente a la hora de revisionar la cinta: toda la primera media hora, cuando las protagonistas se adentran en la misteriosa caverna y quedan finalmente atrapadas, es tan angustiosa y está hecha de forma tan efectiva que perfectamente podría haber sido toda la premisa y seguiríamos estando ante un trabajo bien hecho. En particular la escena en la que una de ellas se queda atascada en medio de un túnel que debe atravesar arrastrándose con rodillas y codos me causó una sensación considerable de claustrofobia, aunque esto puede que sea una apreciación subjetiva. Lo que sí está claro es que Marshall maneja muy bien todo este tramo, y aunque todas las escenas de cuevas están realizadas en un plató artificial construido en un estudio en Londres, la fotografía minimalista y cerrada con abundantes tinieblas e irregularidades sabe ocultarlo muy bien, al menos en esta primera parte.
Ha sido precisamente esa tendencia lo que moldeó la carrera de este director tanto antes como después de esta cinta. Tanto en The Descent como en su película anterior, la también muy recomendable Dog Soldiers (2002), el cine de Marshall es casi siempre asociado a esa manera despreocupada de afrontar el cine de acción y mezclarlo con otros géneros, y ha sido eso a lo que se ha dedicado después, mezclando este género con la ciencia-ficción apocalíptica en Doomsday (2008) y la épica histórica con Centurion (2010), donde termina de momento su carrera como director de cine en solitario. El que fuera una de las voces más prometedoras del horror a principio de siglo ha terminado siendo absorbido por la televisión en series como Black Sails, Game of Thrones, Hannibal o Constantine, con mayor o menor grado de éxito.
Así que diez años después, y cuando el género de terror parece haber tomado un camino completamente distinto, es interesante descubrir que The Descent continúa siendo un ejemplo muy sólido de terror visceral salpicado de acción, con unos monstruos muy bien hechos y una dirección de primera con Neil Marshall tras el volante. Por supuesto cuatro años después nos llegó una secuela con otro director y que, tal como comentaba por aquí, resultó ser un trabajo muy inferior. La buena, sin embargo, es esta, todavía una de mis películas de terror favoritas y una que combina elementos que siempre he disfrutado como el terror de subsuelo, el poderío femenino y un final muy hijodeputa que podéis ver siempre que no cometáis el error de poner la censurada versión americana (que por cierto, fue la que dio paso a una continuación). Esta película ha aguantado muy bien el paso del tiempo y supera el tribunal de su primera década con solvencia.
The Descent, el libro de Jeff Long, es una de mis novelas favoritas, la recomiendo más que ampliamennte; The Descent, la película, siempre la he imaginado como un capítulo en ese libro.
ResponderEliminarEs muy interesante
ResponderEliminarMuy buena película, y que no ha envejecido ni un ápice (y sólo son 10 años!). Yo he visto el final de la alucinación, no sé si ese es el quee te gusta. Me interesaría saber de qué va el otro final, dizque americano y que dio origen a la secuela. Saludos
ResponderEliminarSPOILER: el final alternativo precisamente elimina la última escena, aquella que revela que la fuga fue una alucinación. Termina con Sarah escapando de la caverna, dando a entender que ha sobrevivido.
ResponderEliminarUna de mis películas de terror favoritas, también, junto con Session 9. Tus comentarios sobre cómo se centra en la acción me han sorprendido, por ciertos, porque me suele aburrir el cine de acción. En este caso, creo que funciona perfectamente y forma parte intrínseca y natural del conjunto. Al límite de la supervivencia solo queda arriesgarlo todo y confiar en la adrenalina. Desconocía la existencia del final alternativo que has comentado. Gracias por re-reseñarla, me ha traído buenos recuerdos y ganas de volver a verla, again.
ResponderEliminarGracias por la respuesta. Al parecer, el final original estuvo mejor que el americano. Esta cada vez más creciente manía de hacer finales alternos (no se bajo qué criterios) debería ser señalada por las páginas especializadas o por los blogs (me pasó con "Paranormal Activity 1"). También cuando una peli es uncut o no. Recuerdo que cuando vi "A l´interieur" (la brutal peli francesa) fue una versión de 1´15 minutos y me di por satisfecho. Tiempo después supe que era la versión uncut y que la versión original tenía 5 minutos más. No es una exquisitez sino una manera de saber cómo es la obra completa u original. Saludos
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