Al igual que como me ocurrió con
Tucker and Dale vs Evil (2010), con
Ava's Possessions (2015) el principal punto de interés que le hallé fue precisamente su premisa, tan evidentemente atractiva desde el punto de vista de una comedia de horror que para mí resulta todavía sorprendente el que nadie lo haya intentado antes. El tema de las posesiones diabólicas ha sido tocado hasta el hartazgo en los últimos años, pero con la posible excepción de aquella parodia con Leslie Nielsen y Linda Blair titulada
Reposeída (1990), la verdad es que no había visto un acercamiento cómico que abordara de forma exclusiva este tema. Esta que tenemos aquí hoy, además, lo hace con inteligencia y con un conocimiento del subgénero muy amplio que esconde algo que siempre se ha comentado de las películas de exorcismos: que en el fondo son elaboradas metáforas de problemas como la adicción o los trastornos psicológicos, temas que se tocan también aquí.
La premisa a la que me refiero es la siguiente: la protagonista es una joven llamada Ava que, previsiblemente, ha sido poseída por un demonio y exorcizada. La diferencia es que en esta ocasión la trama comienza donde estas historias normalmente terminan: después del exorcismo, cuando Ava, ahora liberada por fin de la entidad que la mantenía sometida, debe afrontar las consecuencias legales de todo lo que hizo mientras el demonio habitaba en su cuerpo. Como única alternativa para evitar ir a la cárcel, la joven acepta ingresar en un programa de ayuda destinado a víctimas de posesiones diabólicas, donde descubrirá a otros como ella y se dará cuenta de que quizás su inesperado huésped no ha terminado todavía de martirizarla.
A partir de aquí se construye una muy interesante película que va no tanto sobre posesiones diabólicas y mucho en cambio sobre la situación de vulnerabilidad en la que queda alguien dañado por situaciones como los trastornos mentales o la toxicodependencia. Digo estas cosas no porque en la película se mencionen sino porque todos los aspectos del grupo de ayuda y las situaciones de abuso y peligro por las que pasa Ava son calcadas de este tipo de argumento. Claro, la película en el fondo sigue siendo una comedia, pero el trasfondo es mucho más siniestro de lo que originalmente parece aún con su estética indie y su constante sátira de la nada envidiable situación de su protagonista. Lo consigue, como decíamos arriba, mediante el aprovechamiento de una premisa con mucho potencial, algo que se nota en cómo da respuesta a numerosas interrogantes que surgen de este tipo de cine: en un mundo donde las posesiones diabólicas son reales, ¿quién se encarga de los daños ocasionados por los poseídos? También es muy divertida la forma en que cada personaje lidia con su situación, destacándose especialmente una jovencita del grupo de ayuda que añora la conexión especial que tenía con su demonio y que hará lo que sea para ser poseída de nuevo.
En fin, una comedia de terror muy divertida que no sólo conoce bien el subgénero que está parodiando sino que encima logra colarnos un trasfondo mucho más oscuro de lo que parece. El hecho de que incline la balanza tan fuertemente hacia la comedia probablemente impedirá que se convierta en un clásico, pero aquellos que sepan pasar esto por alto la disfrutarán mucho. Yo ciertamente lo hice.
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