Somos lo que hay (2013), remake americano de la película mexicana del mismo nombre que ya hemos reseñado aquí, ha resultado al final ser muy predecible en cuanto al camino que ha tomado, en poco diferente al que ya hemos visto en estas nuevas versiones hollywoodenses de películas que han triunfado en otros países. La base argumental de la que parte es la misma, y la mayor parte de los cambios que introduce sólo están destinados en realidad a hacer más digerible (comercialmente) una historia que bajo su truculencia tenía objetivos mucho más complejos. Con todo, es una experiencia distinta que muchos de los que gustaron de la original querrán de todas formas visitar. Aquí intentaremos dar una idea general de por qué.
Al igual que su contraparte mexicana, esta versión de Somos lo que hay nos introduce en el mundo de una familia de caníbales en la que la muerte repentina de un miembro de la familia pone en peligro la unidad familiar al entorpecer una ceremonia de corte antropófago que tiene que llevarse a cabo y para la cual el familiar muerto era una parte esencial, recayendo ahora esta responsabilidad en los hijos mayores. A partir de aquí es donde la película empieza a meter sus notables diferencias: aparte de la ambientación americana rural (en contraposición a las barriadas de Ciudad de México en la original), ahora es la madre la que muere debido a una misteriosa enfermedad y son las hijas las que deben asumir su legado mientras el padre procura la víctima. Pero el sexo de varios de los personajes es en realidad el menor de los cambios; la principal diferencia entre esta versión y la anterior es (tal como pensábamos originalmente) un cambio en cuanto a las intenciones temáticas de esta cinta.
Es así como su sustitución del inframundo de la capital mexicana por el ambiente rural típico del gótico americano hace que la nueva versión abandone por completo el comentario social de la película original y lo cambie por un discurso acerca del fanatismo religioso palpable en la estética de los personajes y una referencia obvia al origen de la formación de estas comunidades apartadas. Además, y muy probablemente debido al escaso componente de terror de la original, esta película es mucho más explícita que su antecesora en lo que se refiere al tema del canibalismo, y da muchas más explicaciones acerca del pasado de la familia y la naturaleza y significado exactos del ritual que se disponen a llevar a cabo, lo cual muy probablemente termine siendo de agrado de aquellos que, como yo, consideran la original demasiado aburrida para una sesión de cine de terror. A pesar de todo esta sigue siendo una cinta muy discursiva y es sólo hacia el final cuando toma un giro de terror más convencional, resumido en un desenlace que busca impactar al espectador.
Tengo que decir que todos estos cambios y explicaciones adicionales no bastan para que termine de recomendar la película del todo. Estéticamente es hermosa y toca algunos temas que me han parecido muy interesantes, y valga decir que es menos aburrida que la original, pero con todo y eso la versión mexicana tenía cosas más inquietantes a nivel de discurso que en esta han sido sustituidos por una violencia fácil y ya muy vista como la de ese absurdo desenlace. Así que a la hora de decidirse creo que habrá que tener en cuenta qué es lo que se está buscando; si se quiere disfrutar de una película más dada al horror aunque se sacrifique aquello que hacía destacar la original, entonces esta versión de Somos lo que hay sería la correcta. Eso sí, tampoco hay que esperar gran cosa.
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