Una de las cintas más esperadas por mí durante meses fue el nuevo trabajo de Eli Roth, The Green Inferno (2013), la cual luego de rodar por varios festivales durante casi dos años, ha terminado por tener un estreno muy modesto en varios países del mundo... excepto en los Estados Unidos, donde muy probablemente pasará a engrosar las filas de los productos directamente a formato doméstico. Cuesta entender por qué esta cinta ha pasado sin pena ni gloria, pero lo cierto es que ha terminado por ser algo muy distinto de lo que esperaba, o al menos algo muy diferente a la idea preconcebida que algunos (me incluyo) tenían en cuanto a los referentes del nuevo trabajo de Roth y su entrada de lleno en la explotación del subgénero caníbal, favorito entre los cineastas europeos a los que este director constantemente cita.
Lo cierto es que The Green Inferno tiene muy poco que ver con aquellas viejas glorias del cine caníbal como The Last Cannibal World (1977), Cannibal Ferox (1981) y por supuesto Cannibal Holocaust (1980), a la que hay varias referencias directas empezando por el hecho de que Roth toma para su película el título provisional que Ruggero Deodato quería para la suya. Sin embargo, no vamos a encontrar en la cinta de Roth casi nada de la brutalidad o el crudo realismo (a veces involuntario) de aquellas explotaciones italianas; por el contrario, el bueno de Eli parece estar mucho más interesado en continuar con su mirada a los peligros de tierras lejanas que ya había explorado en Hostel (2005) y Hostel 2 (2007). Si acaso, The Green Inferno puede ser considerada sin duda como la verdadera tercera parte de la saga Hostel ya que aquí se repite prácticamente la misma estructura de jóvenes primermundistas que son atraídos de forma engañosa a una tierra exótica y peligrosa donde terminarán siendo pasto para los locales. La principal diferencia es que ahora se trata de la selva amazónica en vez de los países del antiguo bloque comunista, y que esta vez la carnada no es la promesa de sexo fácil sino la gratificación que da un altruismo ególatra y burgués.
Esto es básicamente el argumento, y aquellos que esperaban una película cruda y sangrienta que se explaya en el sufrimiento de sus personajes van a quedar bastante decepcionados; a pesar de que hay sangre y violencia a raudales, lo que predomina en la película es una carga de humor en ocasiones bastante negro pero que inevitablemente termina aligerando la propuesta y haciéndola significativamente más light que sus antecesoras a las que mira con reverencia. Roth tiene a su favor el rodar en locaciones reales y con un nutrido grupo de extras de etnias indígenas, pero el truco queda revelado gracias a la calidad digital de su imagen y a unos decorados en ocasiones muy evidentes, aparte de que queda terriblemente claro cuáles de los miembros de la tribu son actores disfrazados y cuáles no. Esto rompe un poco la ilusión de lo que estamos viendo y nos recuerda que estamos ante una película que sigue la estela de Hostel pero que resulta mucho más suave.
Por supuesto no todo son decepciones; ese humor que Roth se gasta es, como siempre, muy bueno, y la película mete unas puyas muy acertadas a esa indecisión vital que a veces se confunde con verdadera filantropía, así como los peligros de unas buenas intenciones que se quedan en la superficie. Aquellos que hayan visto las dos entregas de Hostel sabrán anticipar varios de los giros argumentales de la película (que se dan idénticos, creedme) pero estamos ante un trabajo lo bastante bueno como para que valga la pena y me parezca inexplicable este ninguneo que está teniendo en su país de origen. Una cosa es segura: el amor de Roth hacia el cine de caníbales es genuino, hasta el punto de que los créditos finales nos ofrecen una larga lista de clásicos de este subgénero que habrá que revisar. Esta, por desgracia, es mucho más ligera que todas ellas, pero su gloriosa imagen final me dejó muy claro a mí cuales eran las verdaderas intenciones de su director, y con eso me basta.
Tengo muchas ganas de verla! ¿Dónde la has podido ver?
ResponderEliminarLa vi en el Fantasy Filnfest Nights aquí en Berlín, en marzo.
ResponderEliminarLe falta más canibalismo pero de todos modos es una película muy buena, se las recomiendo.
ResponderEliminarUna lástima que no colmara tus expectativas. Me molesta un poco que este director no se decida a desprenderse de la fórmula de "turistas en peligro" que adoptara en la exitosísima Hostel.
ResponderEliminarAunque al menos The Green Inferno parece poseer más virtudes que la calamitosa Aftershock, anterior título con sello Eli Roth en esto del terror, fuera de sus labores como productor.
http://ciruelasdeultratumba.tumblr.com/post/97894474267/009-aftershock-2012
donde la vieron,,,como es que ya la vieron si aun no sale
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