The Burning (1981) es otro de esos clásicos de la edad de oro de los slasher films al que muchas veces se ha tildado de ser poco más que un remedo de la Viernes 13 (1980) original, que casualmente se estrenó un año antes. Hay varios motivos para desdeñar esta teoría, siendo el primero de ellos que el propio Harvey Weinstein (guionista y productor que junto con su hermano Bob comenzó con esta cinta el camino a ser uno de los tipos más influyentes del mainstream hollywoodense) afirmó haber estado trabajando en el guión mucho antes de que se estrenara la primera entrega de la saga de Jason Vorhees, además de que siendo estrictos el mismo Viernes 13 ya de por sí tomaba varias de sus claves de la cinta de Mario Bava Bahía de sangre (1971), por lo que tampoco puede hacer alardes de originalidad.
viernes, enero 18, 2013
Reseña: The Burning (1981)
Pero lo más importante de todo es darnos cuenta de que The Burning es realmente una película distinta cuya única semejanza con Viernes 13 es el estar ambientada principalmente en un campamento de verano y haber contado con el trabajo de Tom Savini en los efectos especiales, asegurando así una similitud en cuanto a la forma de mostrar la violencia. Del resto, hay que reconocer que esta cinta es bastante atípica en cuanto a la forma de presentar su argumento y en cierta forma precede varios de los puntos habituales a los que slashers más conocidos recurrirían a lo largo de sus secuelas. La trama es la típica de unos jóvenes que gastan una broma al cuidador del campamento que se salda en un terrible accidente en el que dicho personaje resulta gravemente quemado, haciendo el necesario salto a varios años después cuando el cuidador, convertido en un monstruo salvaje y lleno de ira, regresa al campamento para ejecutar su venganza no sólo contra aquellos que le malograron sino contra quien se le ponga a tiro.
De entrada, una de las cosas más interesantes de la película y que la separa de varios de sus congéneres contemporáneos es el total abandono de la subtrama de misterio que normalmente suele acompañar a este tipo de cintas; en The Burning sabemos desde el principio quien es el asesino y el por qué de sus crímenes, no sólo mediante un (excelente) prólogo en el que vemos la broma pesada de los campistas, sino también en una secuencia ambientada (no podía ser de otra forma) en una Nueva York sucia y decadente donde el gigantón "Cropsy" comete su primer asesinato. A partir de ahí la película se centra únicamente en el carácter horrible, brutal y omnipresente del "monstruo", algo que los demás slashers no haría hasta sus secuelas. Una vez explotado esto son pocas las sorpresas, con el asesino despachando a los campistas uno a uno o a veces en grupo, como en una gloriosa secuencia transcurrida en una balsa a plena luz del día y que trajo a la cinta varios problemas con la censura. Sorprende por otro lado no sólo la recreación de los momentos gore de Savini fuera del habitual escenario nocturno sino también la abierta representación de la sexualidad de los protagonistas despojada de la marca puritana de Viernes 13 en cuanto a la vieja regla de que aquellos que tienen sexo mueren; en esta cinta la libido de los personajes no se ve necesariamente castigada.
Savini por supuesto se guarda sus mejores cartas para el final, cuando nos es revelado el aspecto del asesino y la película hace gala de sus grotescos efectos de maquillaje en una manera mucho más evidente. Por todos estos motivos, The Burning es una película altamente recomendable para llevarnos a lo que sin duda fue la mejor época del cine de asesinos emblemáticos. A menudo la crítica ha destacado el hecho de que en esta cinta se dio el inicio de carrera no sólo de los Weinstein sino también de actores muy conocidos hoy en día como Jason Alexander, Fisher Stevens o Holly Hunter (quien sin embargo únicamente aparece al fondo) pero para mí el verdadero punto a resaltar es el hecho insólito de que a pesar de su calidad y a diferencia de otros ejemplos de slashers ochenteros, esta cinta tiene un final completamente cerrado y no tuvo secuelas, lo que la equipara a otros de sus contemporáneos como My Bloody Valentine (1981) o The House on Sorority Row (1983) que renunciaron a resucitar a sus asesinos una y otra vez. Si no la habéis visto, es el momento.
4 comentarios:
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Mira que curiosidad, Hombre Lobo:
ResponderEliminarhttp://www.yellmagazine.com/strange-kids-club-presents-the-burning-2-poster-art-artist-nathan-thomas-milliner/41645/
Gran Blog, amigo!
;)
Ya esta vista, pues me sorprendio bastante, para mi mejor que sleepaway camp, no obstante aquella tenia un final rotundo aunque criticado por algunos.
ResponderEliminarDesde aqui animo a hacer una reseña o varias de los clasicos slashers ochenteros. Que viva la serie B!. Saludos!
Reconozco que el final y la escena de la balsa me parecieron fascinantes, pero en conjunto me parecio un filme un pelin flojo.
ResponderEliminarUn saludo!
Mario Parra
Acabo de verla luego de tu reseña. Buena, la verdad. Y coincido que es mejor que Sleepaway Camp tb.
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