Tras El amanecer de los muertos (2004), esta es la segunda vez que los grandes estudios deciden hacer un remake de alguna obra importante de George Romero despojándola de su contenido inicial y tratando de hacerla más accesible en aras de una comercialidad mal entendida. La comparación con la película de Zack Snyder es pertinente ya que The Crazies (2010) sigue más o menos el mismo camino trazado seis años atrás pero sin la misma efectividad, empezando por una premisa que hoy en día parece estar ya bastante gastada; aquellos que hayan visto el original de Romero recordarán sin duda que lo primero que se dice al haber de ella es que con todo y su planteamiento base no es una película de zombis. Pues bien, este remake sí que lo es. No sólo repite casi todos los preceptos del cine de infectados/cadáveres andantes (¿existe alguna diferencia a estas alturas?) sino que encima desecha aquellas cosas del original romeriano que la hacían destacar.
Si bien la base argumental es prácticamente idéntica (un pueblo pequeño puesto en cuarentena por el ejército debido a un extraño virus que hace que la gente se vuelva loca) esa misma estrategia comercial de la que hablábamos antes reduce la trama a sus mínimos; a diferencia de la versión original, la historia se mueve esta vez en un solo nivel, siguiendo exclusivamente la odisea del comisario local que intenta sólo rescatar a su mujer y escapar del pueblo sitiado, desechando así toda la subtrama de la lucha entre los científicos y militares que plantan cara al virus cada uno a su manera. La presencia de estos últimos, a decir verdad, es bastante sutil y no se sabe muy bien qué es lo que intentan hacer aparte de mantener a la gente encerrada. Esta decisión daña a la película por dos motivos: el primero de ellos es que hace de la presencia de los militares algo meramente supérfluo para añadir un elemento de tensión muy básico y carente del interés de la original, en la que la lucha entre los personeros del Gobierno para encontrar la forma de acabar con el virus contribuía a esa desesperación general que terminaba apoderándose del argumento. Aquí en cambio los agentes gubernamentales son simplemente un recurso narrativo sin rostro que aparecen y desaparecen convenientemente para que los protagonistas en fuga puedan enfrentarse a los grupos de infectados.
El segundo inconveniente de esta omisión, en el que esta nueva versión falla al no reconocer aquello que hacía especial a la película de Romero, es el siguiente: en la original la verdadera amenaza para el pueblo no eran tanto los infectados como los propios militares, quienes poco a poco iban perdiendo el control y terminaban siendo un peligro ante el cual los ciudadanos debían enfrentarse. Esa idea aquí está completamente desaprovechada al convertirse The Crazies en una película de zombis un poco más inteligentes de lo normal (eso y el hecho de que no se contagian unos a otros parece ser lo único que les diferencia de, por ejemplo, los engendros de Danny Boyle) con algunas buenas secuencias como la del autolavado (probablemente el mejor momento de la película) pero sin el contenido realmente transgresor de la cinta de Romero, que la supera con creces a pesar de su bajo nivel de producción y sus actores no profesionales. Esta, en cambio, a pesar de todos sus recursos resulta bastante genérica con sus infectados de maquillaje grotesco y gritos sobrenaturales, sus imágenes de pueblo devastado, sus personajes completamente nulos e inútiles como las dos mujeres que acompañan al sheriff y su ayudante, o incluso ese clímax final que intenta dotar a la película de un contenido apocalíptico que por supuesto no puede dejar atrás el guiño a una posible secuela.
Este último detalle es particularmente significativo porque nunca hubiese imaginado que una nueva versión hecha casi treinta años después llegase a desechar el amargo final de la película de Romero en virtud de algo más digerible para el público, a pesar de que la cinta no se ha cortado un pelo antes en lo que respecta a imágenes crueles. Lo de la historia de zombis disfrazada es más evidente que nunca si tenemos en cuenta que el desmoronamiento gradual de los infectados es mucho menos marcado que en la original y que, a diferencia de la versión de los setenta, esta vez el virus no parece tener un efecto distinto en cada persona. Aquellos que no hayan visto la versión de Romero y que tengan ganas de una película de infectados de las del montón puede que encuentren algo realmente positivo en esta encarnación de The Crazies, pero incluso dentro de esta liga creo que resulta supérflua. Pasemos por alto momentánemente el hecho indiscutible de que esta cinta es la banalización de una película altamente política y quedémonos con una realidad amarga que cierra el círculo de esta reseña: sólo la primera secuencia de El amanecer de los muertos de Snyder tiene mucha más fuerza que toda esta película de la que hablamos hoy.
No se porque siento q me hice spoiler leyendo esta reseña.
ResponderEliminarMi opinion sobre esta peli es que comienza muy bien. Nada del otro mundo, pero los primeros 20 min de la peli fueron muy bien llevados... mas adelante se perdio todo lo que se habia logrado (mantenerme entretenido).
ResponderEliminarPues a mi si me gusto, por que sabia lo que me esperaba, aunque si se siente muy influenciada por el remake de Dawn Of The Dead.
ResponderEliminarSaludos
Pues yo es una película que admiro y defiendo siempre que puedo. Creo que ha sido juzgada dura e injustamente. Es una serie B (poco más de 10 millones de dolares) más que apañada, pesimista, sombría y con un suspense sostenido. De todas formas me ha gustado mucho tu blog, aprecio mucho que esté especializado en cine de terror (ya te tengo agarrado entre mis linkados), quizás te interese el mio también dedicado el género: www.horrorjeur.tk
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