Aquel que no haya leído Los libros de sangre de Clive Barker, antología de relatos en la que se encuentra El tren de la carne de medianoche, haría bien en dejar de leer esta página ahora mismo y dedicarse a buscar dicho libro. Estaría con ello haciéndose un favor, ya que no exageramos al decir que representa uno de los picos más altos de la literatura de horror de las últimas décadas. Es también una cima que su autor nunca ha podido superar, y creo firmemente que si Barker ha de ser recordado por su aportación al género de terror, será principalmente por esa obra. Dicho esto, The Midnight Meat Train (2008) no es la primera versión que se hace de los relatos incluídos en la antología (allí están la curiosa Rawhead Rex (1986), guionizada por el propio escritor, y la más reciente Book of Blood (2008), que pasó sin pena ni gloria), pero sí ha sido una de las más publicitadas y esperadas por gran parte de los seguidores del autor de Hellraiser (1987). Fue también una película muy maltratada por su distribuidora, Lionsgate, que la condenó al oscurantismo relegándola a unas cuantas salas previas a su lanzamiento en vídeo, decisión por lo menos desconcertante.
En lo que respecta a la adaptación se mantiene la esencia del argumento de Barker: un hombre descubre en el subterráneo de madrugada el destino de aquellas personas desaparecidas sin dejar rastro, masacradas sin piedad por un asesino de traje gris con pinta de carnicero que les cuelga cual reses del techo de los vagones. El cuento original era extremadamente sencillo, por lo que evidentemente la película se ve obligada a engordar el argumento agregando subtramas y desarrollando personajes con el objetivo de alcanzar el tiempo mínimo de un largometraje. Por desgracia lo hace recurriendo a un montón de lugares comunes; es así como el personaje protagonista (un simple transeúnte en el cuento de Barker) es reconvertido aquí en el enésimo exponente de "artista atormentado" que se obsesiona con la figura del asesino, mientras que el resto de personajes repite asimismo otros estereotipos complementarios: la jefa cruel y cínica, la novia que intenta frenar la caída del prota y el amigo que la palma, todos ellos topicazos. De hecho el único que se salva es Vinnie Jones como el silente asesino del metro, y a pesar de que su personaje difiere por completo del que se describe en el cuento original, tiene la suficiente presencia como para convertirse en un importante foco de atención gracias a su impagable pinta de tipo duro.
Como ya sin duda todos saben, esta película está dirigida por el cineasta japonés Ryuhei Kitamura, cuyas dos películas más conocidas, Versus (2000) y Azumi (2003), se caracterizan por un retrato fantástico de la violencia tan exagerado y estilizado que llega a parecer surrealista. De la misma forma, las secuencias charcuteras de The Midnight Meat Train dejan ver muy claramente quién está tras la cámara; la sangre y las mutilaciones abundan, pero es imposible tomárselas en serio ya que las matanzas perpetradas por el personaje de Vinnie Jones son tan hiperbólicas y están tan adornadas de malabarismos estéticos, que de haberse esperado un año más seguramente la película hubiese sido lanzada en 3-D. Y esta estilización no se limita únicamente al gore, también está presente en ese tren literalmente cromado, así como en un uso francamente abusivo de la imaginería digital y ciertos pasajes más propios del montaje de videoclip, cosas que por sí solas no me molestan, pero que en esta historia me parecen completamente fuera de lugar.
Con esto sólo digo que el estilo de Kitamura, si bien francamente inconfundible, no parece amoldarse bien al tipo de historia que está contando, dejando de lado toda la sobriedad del relato de Barker para centrarse más bien en una fantasía de viñeta que, francamente, no le sienta tan bien. Lo que no quita, claro, que Kitamura alcance momentos y secuencias muy divertidas, sobre todo en lo que se refiere a las acciones de su asesino, que no están desprovistas tampoco de cierto oscuro sentido del humor, pero son momentos y escenas que contrastan terriblemente con el aparente tono de seriedad que se quiere dar a la historia por medio de la ya tan manoseada premisa del artista-que-desciende-a-los-infiernos-de-su-obsesión, y que en el caso de este relato en particular, perjudica sobre a todo una revelación final que, por la manera como está ejecutada en esta película, resulta bastante risible y sin la contundencia que tenía en el cuento de Barker. En definitiva, The Midgnight Meat Train tiene sus aciertos, y es en general una cinta muy disfrutable, pero está muy lejos de ser una de las grandes adaptaciones de Clive Barker como sí son, por ejemplo, Candyman (1992) o la ya citada Hellraiser. Y sobre todo, dista mucho de ser la oscura e intensa película de terror que sus responsables quisieron hacernos creer.
Azumi no me gustó especialmente, pero Versus era tan rematadamente exagerada que es imposible no sentir simpatía por ella. La verdad, disfruto con la forma de hacer las cosas de Kitamura, pero nunca jamás lo habría imaginado vinculado a un proyecto como éste. Estoy totalmente de acuerdo contigo. De todas formas, la pongo en cola...
ResponderEliminarR.
Creo que está entre las cinco peores películas que he visto este año. Vamos, que la odie visceralmente. Ni emociona, ni divierte.
ResponderEliminarHola amigos, tuve la suerte de leer el relato corto de Barker, y la peli francamente me decepciono mucho, sobre todo el final en que le quitan el protagonismo a los padres de New York (parecian venom de la bazofia Spiderman 3, no tenian dialogo lo peor) y se lo dan al maquinista del tren, francamente deplorable
ResponderEliminarSeñor anónimo, le agradecería que si va a soltar un spoiler lo indique antes. No estaría de más.
ResponderEliminarCoincido contigo Hombre Lobo en tus comentarios acerca de los contrastes de tonos narraivos en la película. La seriedad con la que se maneja la película en general, hace que su conclusión caiga como un baldazo de agua helada y hasta raya en lo ridículo dentro del contexto del filme. Definitivamente tiene fallos. Pero su descabellada premisa y su (muy fuera de contexto) final me hicieron disfrutar la película que tuvo varios momentos que me tomaron por sorpresa. A mí me gustó.
ResponderEliminar¡Saludos!
No sólo la conclusión (que es la misma del relato pero mal presentada) sino todo el tono hiperbólico de la violencia desentona con la aparente seriedad y "oscuridad" de la trama del artista atormentado y su obsesión. Me parece en general una película entretenida pero sin más.
ResponderEliminarA mi parecer el relato de Barker, por lo sencillo que es creo que se ajusta mas para adaptarlo en un cortometraje, esta exageración de las subtramas me es tan incomoda que le quito la escencia aún más decadente de la historia original, por cierto coincido con las exageraciones digitales, un abuso realmente, algo innecesario...
ResponderEliminarEstuo buena como para pasar la tarde comiendo pop corn
Una película muy mediocre. En realidad el relato como bien lo dices es más sencillo y ahí rádica la riqueza de la anecdota. En el film se pierde un poco la escencia y al final se pierde en un caos de contradicciones.
ResponderEliminarSoy el unico al que le encanto esta pelicula? tal vez porque me la vi con varios amigos y explotabamos en carcajadas y aplausos con las escenas gore... pero a mi me parece que ese estilo Kitamura en las escenas de accion le quedo que ni pintado.
ResponderEliminarCuestion de gustos, supongo. ya que si ven mi reseña, esta es demasiado positiva.
El libro está bastante mejor, solo merece la pena la escena del martillazo en el ojo!!
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