En virtud del completismo y aprovechando que la tenía al alcance de la mano, decidí darle una oportunidad a esta tercera entrega de I Spit on Your Grave (2010), muy a pesar de que la segunda parte, que reseñamos aquí hace poco, no me había dejado lo que se dice muy impresionado. Guardaba sin embargo algo de esperanzas para esta tercera entrega, ya que I Spit on Your Grave 3: Vengeance is Mine (2015) al menos retomaba al mismo personaje de la primera parte, Jennifer Hills, y aunque ya no tenía al mismo director al menos auguraba una historia un tanto distinta que rompía con el esquema establecido por sus antecesoras. Al final es cierto que intenta ser diferente, pero también es sin duda alguna la peor de la trilogía y hace que a su lado la segunda parezca mucho mejor de lo que es.
No creo que le arruine la sorpresa a nadie si digo que esta tercera parte ya no es en realidad una película de terror sino más bien una historia de vigilantismo muy en la línea de aquellas que solía hacer Charles Bronson durante los ochenta, pero con menos gracia. Esta vez Jennifer Hills ha decidido cambiar de nombre y de vida y refugiarse en un grupo de ayuda mutua de personas que intentan superar su experiencia de abuso sexual, hasta que la muerte de una amiga a manos de un depredador termina de empujarla a cometer una nueva ola de asesinatos con los que intenta reparar estos crímenes de forma un tanto torpe. Creo que ya de entrada esta fue la primera decepción que me llevé con la película, ya que a pesar de que está interpretada por la misma actriz (Sarah Butler, lo único bueno de la cinta, a decir verdad) el personaje de Jennifer parece aquí completamente distinto, mucho más débil y menos resuelta de lo que parecía al final de la primera entrega, y más allá de las fantasías de violencia que tiene día a día, parece como si tuviera que redescubrir su brutalidad desde cero, con lo que prácticamente no queda nada de aquella aprendiz de Jigsaw que habíamos visto la última vez.
Las limitaciones de guión y formato hacen además que esta sea una película mucho menos elaborada que la anterior y considerablemente menos explícita en cuanto a violencia, así que olvidémonos de aquellas crueles muertes que veíamos en la primera parte. Aquí por el contrario se trata de algo mucho más convencional y de hecho sólo hay una muerte realmente destacable que implica una felación/castramiento que seguramente habréis visto ya porque ha sido utilizada en numerosos gifs aunque no sepáis de qué película se trataba. Pero es que incluso esta muerte está hecha de tal manera que más bien parece un chiste hecho a costa de la víctima masculina, un tratamiento humorístico presente en casi todas las muertes de la película, lo que resta seriedad al conjunto y hace que parezca más bien una parodia de la original.
El único elemento interesante de I Spit on Your Grave 3 es precisamente uno que comentábamos arriba acerca de las fantasías de poder de la protagonista y su posibilidad de que los crímenes que vemos no sean reales, pero la película nunca se decide por un lado u otro de esta idea por lo que todo queda algo difuso. Pero incluso aunque fuese así, eso no haría sino dejar aun más evidente que estamos ante una secuela muy inferior que minimiza y banaliza los logros de la primera. Al menos la segunda, pese a que era más de lo mismo, podía tomarse un poco en serio, cosa que en este caso resulta difícil.
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