Entre las cosas que me gustan está la idea central del argumento referente a la posesión ligada a objetos malditos, en este caso una caja que mantiene prisionero un demonio y que se apodera de una incauta chica. La idea de la maldición ligada a un posesión material que va pasando de mano en mano es algo que me parece interesante y más si tiene un trasfondo cultural como el que esta película muestra, con todo y que el tema del Dybbuk ya había sido tratado antes con resultados mucho más pobres. The Possession también tiene algunos logros interesantes a nivel de imagen, sobre todo al principio cuando la naturaleza del horror no es conocida y la presencia del mal se va haciendo cada vez más palpable en el comportamiento de la víctima.
Por desgracia todo esto se va a la basura muy pronto; en un afán consciente por ser una película de terror del montón, la historia del Dybbuk va superpuesta a un drama familiar de medio pelo nada arriesgado y tremendamente burdo y mundano, el típico trasfondo de padres divorciados carente de todo impacto, en el que perderse el recital de tu hija es por lo visto el acto más abominable que se puede imaginar. La falta de conflictos realmente importantes, escenas de auténtico terror o simplemente un intento por hacérselo pasar realmente mal a la cría protagonista muy probablemente se deba a la presión ejercida sobre la película para alcanzar una clasificación por edades que le permitiese llegar a un público mayoritario. Esto trae como consecuencia, obviamente, un producto mediano que recurre a sustos baratos y a una retahíla terrible de lugares comunes como la muy lamentable escena de exorcismo, la triste figura del rabino exorcista (probablemente el personaje menos desarrollado de la película) y el por lo visto obligatorio momento en que un personaje le pide al demonio que le tome a él en lugar de a la chica.
No hay realmente nada más qué decir de The Possession. El tiempo que he tardado en escribir esto es probablemente poco menos que el que necesitaré para olvidarme de ella, pero su escaso atractivo no tiene que ver únicamente con la alargada sombra de El exorcista (1973) sino también con una manera muy equivocada de afrontar la comercialidad del género de terror sacando estos productos desganados en la certeza de que el público se traga cualquier cosa. Es una lástima porque el director Ole Bornedal sí que consigue algunos detalles destacables que por desgracia quedan sepultados en una cinta carente por completo de interés incluso para los seguidores más masoquistas del cine de posesiones diabólicas.
Reseña: The Possession fue una gran película de terror. Yo ya había visto esta película más de 6 veces. Es impresionante .....
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