Hace unos meses decidí pasar del estreno de Abraham Lincoln: Cazador de vampiros (2012) pensando que estaba muy claro con qué tipo de película me encontraría. Vista ahora con algo de retraso, hay que decir que el resultado es una película francamente desconcertante, que si bien no está muy lejos de lo que inicialmente pensaba que sería en términos de entretenimiento y de balanza terror/acción, sí ha terminado por sorprenderme en cuanto al tono empleado para contar la historia, hasta el punto en que por lo visto su director, el ruso Timur Bekmambetov (responsable ya de trabajos similares de acción extravagante como Guardianes de la noche (2004) y Wanted (2008), entre otros) ha querido usar el argumento base para añadir un capítulo más a su obra personal y a su estilo particular de ver el género de superhéoes.
El título de la película por sí solo ya dice todo lo que tenéis que saber de la premisa; si bien es sabido ya que la cinta está basada en una novela de Seth Grahame-Smith (quien también se encarga del guión), no está de más repetir que el verdadero motivo de su existencia es subirse al carro que el propio autor montó con su novela Orgullo, prejuicio y zombies, iniciando así una prolífica tendencia por parte de varios autores de mezclar elementos clásicos de la literatura o la historia con aspectos propios de la literatura de género popular. Aclarado esto, he de decir que con todo y su tratamiento de acción, lo más reseñable de la cinta que nos ocupa hoy es el curioso hecho de que no estamos realmente ante una parodia, sino que por el contrario hay un genuino esfuerzo por evadir una mayor concesión al camp y dar al argumento un enfoque bastante más "serio" de lo que podría esperarse al narrar la historia en un tono de bio-pic épico en el que se cuenta la vida de un hombre que se dedicaba a la política de día y mataba vampiros de noche, alternando entre el drama histórico y las acrobacias típicas del cine oriental de artes marciales.
La mezcla no siempre funciona, pero lo hace lo suficiente para hacer de esta una película mucho más interesante de lo que estaba dispuesto inicialmente a conceder. Con esto quiero decir que lo fácil hubiese sido irse por el lado de la comedia chorra visto lo disparatado del argumento base, pero haberse atrevido a dar cierto empaque de seriedad a la premisa hace bastante por vencer mis recelos iniciales, aunque quizás esto no habría funcionado tan bién de no haber estado involucrado Bekmambetov y su particular modo de rodar la acción. De hecho el cineasta ruso vitaliza el guión de Grahame-Smith al dar a la película un aire de irrealidad mucho mayor que el que pueden dar los vampiros en sí mismos, máxime en una secuencia como aquella en la que un joven Abraham Lincoln se enfrenta a su némesis en medio de una estampida de caballos, todo un monumento a la exageración pero que por fortuna no desentona con aquello que la cinta ya nos viene mostrando desde el principio.
Lástima que no todo se sostenga tan bien. Se echa de menos, por ejemplo, la presencia como personaje de Edgar Allan Poe, que salía en la novela original como uno de los aliados de Lincoln y que aquí hubiese dado mucho juego a la hora de agudizar ese ambiente pulp del que la cinta hace ostentación. Asimismo, la intercalación de la trama vampírica con la historia americana no está tan bien llevada porque los intentos del guión por relacionar la lucha contra las huestes del Mal con los motivos verdaderos de la guerra de secesión no están tan bien desarrollados. Este juego histórico da pie sin duda a grandes imágenes como la horda de soldados no-muertos abriéndose paso entre las balas durante la batalla de Gettysburg, pero huye de los aspectos más polémicos que se intuyen como la posibilidad de hacer de Lincoln un antihéroe menos interesado en la lucha en pos de la libertad de las esclavos que en ejecutar su venganza contra los seres de ultratumba que causaron la muerte de sus padres. La conclusión que nos queda es que estamos ante una cinta muy divertida que acomete el admirable atrevimiento de querer ser seria con su premisa, pero que se queda a medias en cuanto a su ejecución. Eso sí: Bekmambetov, como siempre, asegura el espectáculo. A vosotros toca decidir si con eso basta.
A mí me sorprendió para bien. No le pedía mucho a la cinta, pero me basta el estilo del director que me había convencido con Guardianes de la Noche, y sobre todo, que intenten tomarse la historia un poco en serio, o al menos, no ser abiertamente cómica.
ResponderEliminarbuuffff pues yo precisamente fui al cine a verla con muchooo miedo precisamente por el director, con todos los respetos a renaissance no se si he visto peor pelicula que guardianes de la noche, un bodrio infumable, un insulto al espectador de dos horas y media y con la jeta de que hicieron secuela jajajja.
ResponderEliminarHablando sobre abraham lincol, la peli es entretenida, eso si, seriedad poca y terror menos.