Debido quizás a la presencia de su actriz protagonista, una Franka Potente en plena ascendencia, Anatomie (2000) fue una película muy exitosa en la historia del terror mainstream alemán. Otro elemento a su favor puede haber sido su cercanía temporal con Scream (1996) y todos sus productos derivados, de las que toma su estructura de thriller juvenil ambientado en un contexto universitario, con sus personajes arquetípicos y con la ventaja de mostrar una violencia un tanto más gráfica. Finalmente, hay que destacar a su favor el morbo por los cuerpos muertos diseccionados. Confieso que no la había visto, y aunque me acerqué a ella con las expectativas muy bajas ha terminado por sorprenderme y conseguir un par de momentos bastante memorables a pesar de su factura de producto en el fondo inofensivo.
De entrada una de las cosas más típicas que tiene es su recreación en el ambiente universitario, pero por fortuna este se encuentra reducido a apenas un puñado de personajes y en ningún momento se pierde de vista el que parece ser el eje central de la película: la mortal curiosidad de la protagonista por descubrir el verdadero motivo de la muerte de uno de los cadáveres de la morgue universitaria, un chico a quien ella llegó a conocer y al que una terrible casualidad ha puesto delante suyo en una clase de anatomía. De hecho la película no es más que un whodunit de manual en el que descubriremos al asesino entre los personajes que ya nos hemos encontrado previamente. Sin embargo, una de las cosas más curiosas que tiene, y que definitivamente la separan de otros trabajos similares tipo Scream es que aquí la revelación "sorpresa" acerca de la identidad del asesino no se deja para el final (como suele pasar por lo general) sino que ya es revelada desde más o menos la mitad de la película, con lo que al menos se ofrece algo de novedad al mostrarnos la historia desde el punto de vista del asesino y ahondar un poco en sus motivaciones más allá de la investigación de la protagonista.
Por desgracia la identidad de este asesino y las motivaciones de sus crímenes se sienten un poco tiradas por los pelos y vinculadas a un extraño subtexto de pseudo-cientificismo que echa mano del arquetipo de sectas y grupos herméticos que tantos clichés ha dado en el pasado. Decepciona un poco porque el tema está tratado desde una perspectiva un tanto risible. No puedo decir mucho más para no dar demasiados detalles, pero sí puedo adelantar que la manera como se muestra a estos personajes antagonistas parece un tanto ridícula y por momentos se asemeja a una parodia sin llegar completamente a serlo. Esto hace que se pasen de lado aspectos interesantes que la trama deja asomar, como la vinculación del argumento con el pasado nazi de Alemania y el conflicto que se palpa entre la generación que sirvió al Tercer Reich y sus hijos, quienes le recriminan su participación. Este tema, de una validez total en la Alemania actual, es algo por lo que la película pasa de puntillas y a lo que no termina dando ningún cierre.
Donde sí destaca por supuesto Anatomie es en su carga de violencia y en el efecto genuinamente perturbador del empleo artístico de cadáveres, algo que inevitablemente lleva a los trabajos del artista alemán Gunther von Hagens, quien no diseñó los cuerpos que se ven en la película pero que por supuesto sirvió como una de sus principales inspiraciones. Es una lástima que esta película no haya tenido una mayor proyección en otros países al otro lado del Atlántico durante el momento de su estreno, ya que hubiera sin duda aprovechado el tirón del horror juvenil de finales de los noventa. Hoy en día probablemente no pase de ser una simple curiosidad, pero en su momento llegó incluso a producir una secuela a la que me terminaré acercando tarde o temprano.
caray! tendre que conseguirla!!
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