Time is on my side, canturrea alegremente el asesino de este thriller sobrenatural que resulta más eficiente de lo que se piensa. Dirigido por Gregory Hoblit y estrenado en una época en que este tipo de relatos apocalípticos estaba bastante de moda (coincidiendo además con la cercanía del nuevo milenio), Fallen (1998) es una película que nos acerca a las huestes del Mal vistas a través del ojo racional de la investigación criminalística. Denzel Washington interpreta aquí a un policía que finalmente presencia como el asesino que ha perseguido durante años es llevado a la cámara de gas; pero el archienemigo en cuestión es más resuelto de lo que parece, y pronto empieza a hacer uso de su peculiar facultad, desconocida hasta entonces por todos: este asesino es capaz de abandonar su cuerpo a voluntad, traspasando su espíritu (y con él su control) a cualquier persona con tan sólo establecer contacto físico. Pronto comienza su nueva ola de crímenes post–mortem ante la mirada atónita del detective, quien descubre que su rival no solamente es cada vez más escurridizo, sino que además, su habilidad sobrenatural hace que nuestro héroe no pueda confiar en nadie.
Semejante premisa hizo de Fallen una película interesante ante mis ojos, y sin embargo, no me abandona la sensación de estar ante un producto mediano que no supo explotar todas las inmensas posibilidades que ofrecía su historia. Especialmente interesante se torna ésta una vez que descubrimos la verdadera naturaleza del asesino (curioso, porque en este sentido el título de la película es en sí mismo un spoiler), pero inevitablemente la historia se queda a media máquina. Para cuando llega el desenlace final, en una batalla en la que el personaje de Denzel Washington (correcto, como casi siempre) aparentemente tiene todas las de perder, uno lamenta que las mejores armas de esta película se hayan quedado guardadas.
Porque es ése precisamente el problema: no hay nada personal en esta película. Simplemente la historia se va desarrollando sin ningún tipo de ambición por el tema que está tratando. Para muestra un hecho: la investigación “sobrenatural” acerca del asesino (que lleva a descubrir su verdadera naturaleza) de repente se ve truncada y no tiene mayor consecuencia que la de informar al personaje principal (y al público) sobre el origen de sus facultades. Todo esto aderezado con una sub–trama familiar del detective con su sobrino que no viene muy al caso porque no se convierte, al final, en ningún conflicto. Estamos ante una película con una buena premisa, pero sin sustancia, sin algo que brille, una de esas películas que se hacen para cubrir un catálogo, en otras palabras: no tiene alma (lo cual no deja de ser paradójico).
A pesar de ser una propuesta interesante, Fallen es una película que quizá debió caer en las manos de un director con un estilo más definido, alguien que supiera sacar partido a las posibilidades de su guión. Aquí, en cambio, nos quedamos con un producto correcto pero no necesariamente destacable. Aunque eso sí: la escena de persecución en la que el asesino va intercambiando cuerpos a una velocidad vertiginosa a través de una calle atestada de gente es sin duda genial. Ojala todo hubiera tenido ese mismo nivel.
A mi me gustó mucho... no sabes cuanto tiempo me pase silbando. Ti-i-ime... is on mu side. ¡Yes, it is!
ResponderEliminarY la última frase cerrando el círculo del relato con la primera frase de la película que nos avanza lo que ocurrirá, es realmente buena.
time is in myyyy sideee, yes it is!!!
ResponderEliminarLA tnadita es demasiado buena, tienes razòn esa escena donde se transfiere a varios cuerpos es demasiado buena. Pobre denzel, tenia una cara alli de espanto jjejejeje