Universal no fue el único estudio en transformar obras de la literatura de horror en "monstruos" para su público. Ya en tiempos del cine mudo, la Paramount había producido este largometraje basado en la novela de Robert Louis Stevenson El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. La película es conocida en España con el poco estimulante título de El hombre y la bestia, pero aquí hemos decidido emplear su título original para no despojarla de sus antecedentes literarios, puesto que ya la propia película se encarga de ello. Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1920) fue también una producción comercial muy importante al estar protagonizada por John Barrymore, una de las mayores celebridades del Hollywood de su tiempo y miembro de una extensa familia de actores americanos que comienza en el siglo XIX y se mantiene hasta nuestros días.
Por supuesto este es un argumento que todos aquí conocen, incluso aunque no hayan leído la novela: Henry Jekyll es un científico que intenta dar con una poción que aisle la parte maligna de su ser y termina por el contrario dándole forma física en la figura del terrible Edward Hyde, con quien comparte cuerpo. Una cosa que no hay que olvidar, sin embargo, es que el libro original de Stevenson estaba escrito como un misterio, y que la verdadera naturaleza de Hyde no era revelada hasta el final. Es importante destacar esto porque este ocultamiento no ocurre (al menos que yo sepa) en ninguna de las adaptaciones cinematográficas de la novela, ni siquiera en esta: desde el principio sabemos que Jekyll y Hyde son la misma persona, un conocimiento que se mantiene hasta nuestros días hasta el punto que la dualidad del personaje, que en un principio era una sorpresa, ha terminado por convertirse en el aspecto más popular de su argumento. Esto demuestra hasta qué punto el cine de masas ha terminado por reemplazar a la novela en el imaginario colectivo.
Dentro de esta idea lo mejor de la película, con diferencia, es el trabajo de caracterización de John Barrymore, quien con un maquillaje relativamente sutil (al menos comparado con otras obras posteriores) eleva muchísimo una película francamente mediana en todos los otros aspectos: fuera de Barrymore no hay ninguna actuación destacable, y la cinta es parca en elementos de horror y se mantiene en este sentido más fiel al mensaje de la novela en la que se hablaba de Hyde como un hombre profundamente inmoral pero no necesariamente inhumano. Otras versiones de la obra en el futuro resaltarían el lado monstruoso de este personaje, pero aquí no es así, a pesar de que efectivamente la figura de Hyde resulta grotesca y desagradable hasta el punto de que su imagen terminaría influyendo muchas de sus representaciones posteriores, incluyendo la animación.
La Paramount decidió abordar Dr. Jekyll and Mr. Hyde de una forma mucho más seria de lo que lo harían otros trabajos posteriores, como demuestra el tono mayoritariamente sobrio de la película. Por supuesto hubo concesiones comerciales como la introducción de una subtrama amorosa ausente en la novela, y aunque en muchos aspectos resulta inofensiva comparada con otras de sus contemporáneas, vale la pena sólo por ver el talento de un actor como John Barrymore dándolo todo con su personaje. Tras casi cien años de su estreno, la película ha pasado a ser de dominio público y puede ser encontrada sin dificultades, así que queda recomendada.
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