Una cosa debo aclarar, sin embargo: la idea de la que parte esta cuarta entrega es hasta cierto punto muy interesante y da pie a elucubraciones acerca de la trama que podrían haber sido muy exitosas en otras manos. El subtítulo de la entrega no es casual ya que en esta ocasión el argumento se desarrolla por primera vez fuera de la misteriosa casa del 112 de Ocean Avenue, la cual finalmente ha sido desvalijada y sus muebles puestos a la venta en la calle. Es aquí donde comienza la historia, cuando una lámpara de pie de la casa es comprada y llevada a California sin saber que dentro de ella se esconde parte de la maldición, con las muy previsibles consecuencias. De entrada la idea de la maldición de la casa extendiéndose por todo el país a través de los objetos que en ella estaban me parece muy buena, y ciertamento más aprovechable de lo que al final hicieron, sobre todo porque al intentar darle un diseño "tenebroso" a la lámpara lo único que consiguieron fue arrojar por la borda cualquier atisbo de seriedad que uno podría haberle dado a la película.
Precisamente el diseño de la lámpara es lo que arruina por completo una historia que ya de por sí no tenía mucho que ofrecer. Aparte de las evidentes limitaciones que tiene por fuerza un trabajo hecho para la televisión en abierto, Amityville 4 no tiene ningún reparo a la hora de calcar elementos que funcionaron en otros éxitos de los ochenta, principalmente Poltergeist (1982), de la que toma la idea de una niña pequeña que tiene una particular conexión con la entidad sobrenatural y que por supuesto se convierte en el blanco principal de la amenaza que se esconde dentro del artefacto.
Hoy en día, imagino que una película como esta puede funcionar únicamente como disfrute irónico, y como prueba de que siempre se puede caer del estrellato ya que la protagonista de esta cinta es nada menos que Patty Duke, quien tuvo una carrera brillante en su juventud en la que ganó hasta un Oscar y que sin embargo hace de la cara más reconocible en este despropósito que, curiosamente, no mató la saga sino que fue sólo el punto de partida de una debacle que todavía se extiende hasta nuestros días. Atención al hilarante final cuando la lámpara diabólica es derrotada de la forma más disparatada y ruidosa posible.
Sí, la película es realmente horrible, como la saga en su totalidad. Recuerdo una secuela donde el mal proviene de una casita de muñecas, tremenda.
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