martes, octubre 23, 2007

Apuntes para una breve historia de la explotación (3)

He aquí la portada de la edición en VHS de The Slumber Party Massacre (1982), probablemente una de las mejores piezas de publicidad gráfica paridas por el cine de género en la década de los ochenta. Las razones por las cuales ha de ser incluida en nuestra particular colección de exploitapuntes saltan a la vista. Lástima, sin embargo, que nos encontremos ante otro de esos incontables ejemplos en los que la publicidad resulta ser engañosa; si bien el tono de la película es realmente el que nos muestra la imagen, no deja de ser cierto que esta se haya un poco "idealizada". Lo que sí es innegable es que este cartel representa el cánon en lo que se refiere a la reiterativa explotación de la fantasía misógina por excelencia, aquella en la que el macho recio y anónimo, en total control de sí mismo, masacra a las indefensas, frágiles e hipersexuadas féminas, ante cuyo encanto nuestro psicópata resulta inmune (no siempre las chicas son indefensas; a veces luchan y son valientes, lo importante es que estén vestidas en la menor medida posible). La virilidad a toda prueba del matón en cuestión está más que clara al ver sus fornidas piernas abiertas en desafiante pose de cowboy, con el taladro apuntando entre ellas cual potente símbolo fálico de dominación, toda una fiesta de analogías. Aunque claro, en el caso de esta película no podemos dejar de lado su intención paródica, ya que el guión está firmado por la activista feminista Rita Mae Brown (algo que ya explicaremos más a fondo cuando la inevitable reseña caiga dentro de muy poco).

De lo que queremos hablar aquí es de cómo la estética de The Slumber Party Massacre consiguió crear una legión de seguidores, empezando por sus dos secuelas inmediatas. De hecho, el cartel de Slumber Party Massacre 2 (1987) se caracteriza por ser completamente irreal y alocado, sin la fuerza del original pero resaltando el hecho de que la película se afinca más en el humor que su antecesora. La cinta (y esto se nota en el cartel) es una explotación banal de algo que ya era una explotación banal, un rizar el rizo hasta el inifinito. Algo similar ocurre en la siguiente entrega, Slumber Party Massacre 3 (1990), donde la saga ya abandona el fértil terreno de los ochenta y termina convirtiéndose en una trista parodia de sí misma. Esta vez vemos a las chicas desde arriba, en una pose menos sugerente que las dos entregas anteriores, meros adornos de una versión algo descafeinada de un clásico. Rescato, sin embargo, la frase del ídolo Joe Bob Briggs que podéis ver pulsando sobre la imagen. Tal como Bob, otros se encargarían pronto de recoger el testigo.

El error de Sorority House 2 (1990) y Cheerleader Massacre (2003) es que, evidentemente, deciden abrazar aquellos clichés de los que The Slumber Party Massacre se burlaba. Esto es evidente ya en la primera, cuyo cartel promete lo que en el fondo otorga: tetas, escotes y tangas contra cuchillos, garfios y demás instrumentos cortantes. La evocación de los preceptos estéticos de la película original es más que obvia, y la pose practicada de horror de las chicas nada tiene que ver con la estructura casi manierista del primer cartel antes mostrado en este texto. Mucho más vergonzoso es el caso del cartel de la derecha, en el que vemos no ya un homenaje, sino un descarado y barato plagio de la cinta del 82, esta vez aprovechando el filón erótico de las animadoras para un directo-a-vídeo en nada merecedor de ser asociado con siquiera la más cutre de las películas antes mencionadas.


No quería terminar, claro, sin hacer una pequeña referencia al cartel de The Mutilator (1985), la casposa película de Buddy Cooper que, de alguna manera, recicla el ya manido tema del frío metal del arma contra la cálida piel de la fémina pronta a ser despachada. La verdad es que es curioso ver como una pieza de arte gráfico que se originó en una parodia de las más dañinas fantasías misóginas ha terminado por convertirse en un modelo a seguir para aquellos que en cierta forma perpetuan dicho discurso de explotación. En el interín, el género nos ha deparado algunos casos muy disfrutables y otros no tanto. En esta época en la que la tortura más o menos gratuita parece estar de moda otra vez de una forma bastante frívola (aunque parece ser que, por fortuna, dicha moda está dando sus manotazos de ahogado), resulta cuando menos interesante echar un vistazo a aquella década en la que dichos productos sí que abundaban. De todas formas, el que un cartel como el de The Slumber Party Massacre haya podido generar prácticamente un género de publicidad engañosa de videoclub es algo notable. ¿Vil? ¿Explotador? ¿Divertido? Pues sí, sí y (oh Dios) sí.

8 comentarios:

  1. Anónimo11:56 p. m.

    Bien dicho, buen post
    aaron soto
    http://cinemainc.blogspot.com/

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  2. Estaba buscando información sobre Masters of horror, y me encontre con tu espacio; creo que esta muy completo e interesante, pero sobre todo resaltan tus opiniones personales sobre la materia. Felicidades y saludos desde México.
    http://catedralbizarro.blogspot.com

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  3. Qué buen post para descubrir y aprender sobre el género en uno de sus mayores momentos de oscuridad. La verdad que me he devorado las palabras por lo interesante que estaba el escrito. Saludos!

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  4. Bien escrito, y debo confesar que ese poster de "The Mutilator" me ha despertado un poderoso interés en ver esa película.

    Muchos Saludos

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  5. No habia oído hablar de ella. Lo se no merezco vivir. Pero tomo nota

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  6. Tengo que descargarme estas "basuras" pera ya, mendiós!


    Saludos VideoArenestres

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  7. Lo he dicho antes ¿verdad? ¡Me encanta esta sección!

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  8. Yo siempre he preferido los films en donde las mujeres sean dominantes, las hace ver mas sensuales. Tal es el caso de las esperada Bitch Slap!

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