La caída de la casa Usher (1960) representa en muchos sentidos una jugada maestra de Roger Corman y una de las películas más importantes de su carrera, esto último en cuanto a que le permitió el necesario cambio de registro después de haberse pasado la mayor parte de la década de los cincuenta realizando casposas (aunque en muchos casos notables) serie B de ciencia-ficción en blanco y negro, destinadas principalmente al mercado de las sesiones dobles. Esta adaptación del relato homónimo de Edgar Allan Poe demostró a todos que Corman podía hacer frente a un proyecto ambicioso que no sólo significaba un cambio de estilo radical, sino que encima permitía al estudio competir mano a mano con el resto de los horrores góticos colorizados de la época, especialmente los de la Hammer Films, rival natural de este tipo de producciones. La fórmula, de hecho, tuvo su considerable cuota de éxito: La caída de la casa Usher fue la primera de una serie de ocho Poe-movies, así como una de las mejores y más completas, con una efectividad que se mantiene incólume hoy en día, casi medio siglo después de su estreno.
A pesar de sus orígenes literarios, esta adaptación de Poe juega con otro tipo de convencionalismo: el de la tradicional historia de casas embrujadas aderezada con maldiciones familiares. Pero si bien el argumento se toma amplias libertades con respecto al relato en el que se basa (en un esfuerzo por hacer la historia más "cinematográfica"), la atmósfera presente en el original de Poe está trasladada muy fielmente a la pantalla: el duelo que se da entre el joven y apuesto Phillip y el siniestro Roderick Usher por una mujer, quizás la última y frágil muestra de belleza que queda en aquella solitaria casa que se cae a pedazos, es lo suficientemente interesante para mantener al espectador en vilo a lo largo de poco más que una hora en la que apenas hay un puñado de personajes y muy poca "acción" propiamente dicha.
De hecho, y a pesar de que arriba contraponíamos estas producciones de Corman a las historias de la Hammer, la verdad es que tienen muy poco que ver: ambas son cintas de terror de ambiente gótico y rodadas en color, pero es allí donde terminan sus semejanzas. Mientras que los productos de la famosa casa británica apelaban al factor shock de sus historias y hacían un despliegue inusual de violencia y sensualidad, las Poe-movies de Corman son muy contenidas (nada de aquel Shocking! o aquel Creeping Bloodcurling Terror! de sus primeras producciones), centrándose más en elementos como atmósfera, diálogo y actuaciones, aunque ello no significa que abandonen por completo sus elementos más explotativos, especialmente durante un inmejorable clímax final bastante osado en cuanto al desarrollo de la historia.
Pero si funciona no es simplemente por el material de Poe; lo que hace de La caída de la casa Usher la gran película que finalmente es reside en su esfuerzo de grupo. Aparte de la dirección de Roger Corman (sorprendentemente sobria para sus estándares), tenemos un muy bien equilibrado guión del cual es responsable Richard Matheson, quien sabe aprovechar al máximo el auténtico encanto de las casas embrujadas: la mansión Usher es un preciosista laberinto lleno de túneles, pasadizos secretos, cuadros siniestros y criptas subterráneas de las que sólo vemos una parte muy pequeña, ya que la cinta únicamente dura 79 minutos, créditos incluídos. La otra piedra angular de la película está, por supuesto, en la presencia del actor Vincent Price en el papel de Roderick Usher. Price está simplemente inmenso, lo cual no es poca cosa teniendo en cuenta que es un actor que suele subir la categoría de cualquier película en la que sale. Su papel en esta ocasión es inusualmente comedido, casi desprovisto de histrinionismo pero al mismo tiempo de los más retorcidos que le he visto hacer (la escena del velatorio es sublime, y la reacción del público en el cine tuvo que haber sido digna de verse).
Imagino que todos los que pasen por esta página conocerán de sobra el trabajo de Roger Corman y sobre todo su fase con Edgar Allan Poe, pero aquellos que todavía no lo hayan hecho harían bien en comenzar por esta película. Pocas veces se ha trasladado a la pantalla el pathos de Poe de una forma tan eficaz, y eso, viniendo de un director que provenía de los círculos explotativos, es decir mucho.
Si Richard Matheson y Vincent Price están en el filme, no me lo puedo perder!
ResponderEliminarSuena a una adaptación interesante y propositiva, sobre todo por la parte en la q mencionas que construye su propio lenguaje. Bien x eso.
Me gusta el nuevo banner del blog HombreLobo.
ResponderEliminar¡Saludos!
Como siempre, la cabecera se la debemos a los esfuerzos del señor Kuroi Yume, del blog "Tierras de cinefagia", algo que ennoblece esta bitácora. Del resto del blog, acepto la total responsabilidad.
ResponderEliminarPara mí es una película tan inmensa que no sabría por donde empezar a hablar de ella. Tampoco es que sea muy objetivo, porque todas las Poe-movies de Corman me apasionan.
ResponderEliminarCierto que en esta la unión Croman-Matheson-Price es inigualable. Afortunadamente se repetiría.
Aunque me encantan todas, poniéndose selectivo escogería ésta, el pozo y el péndulo, la máscara de la muerte roja y el cuervo.
La apunto en la lista de clasicos que, inexplicablemente, todavia no he visto. Esta apetece mucho.
ResponderEliminarPD Señor lobo, espero con ansia una reseña sobre "Let the right one in",(ya en cartelera). Pleaseeee
De esa serie de adaptaciones solo he podido verme TALES OF TERROR (La cual me gusta bastante - de hecho adoro a Corman) ... Y con lo que me dices (Vincent Price, Mansiones gigantes y color) ... ¡De verdad que me la quiero ver ya!
ResponderEliminarSe disfruta. Tal vez ahora me relamo porque cuando la vi tenía doce años, y me acojonó. Ahora me rio de los carnosos labios y el tupé de plástico del protagonista, pero Vincent Price lo puede todo.
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