Cold Prey 2 (2008), secuela de uno de los mayores éxitos comerciales del nuevo cine de terror nórdico (aunque también uno de los más convencionales), es una película por la que siento una confesa debilidad. A pesar de no haber sido tan bien recibida, en realidad me parece mucho más destacable que la primera entrega, al menos como muestra de lo que es un slasher clásico. Lo es en el sentido más literal de la palabra; esta continuación de la gélida aventura iniciada en la primera parte es, sin ir más lejos, una copia nada disimulada de lo visto en otros trabajos similares, especialmente Halloween 2 (1981), la cual fusila sin ningún disimulo al incluir un argumento muy similar situado inmediatamente después de los eventos del primer Cold Prey (2006) y ambientado en un hospital donde la heroína deberá hacer frente al asesino de una vez por todas.
Pero su falta de originalidad se ve más que compensada en esta ocasión al tener todo lo que un slasher necesita y mostrar una genuina evolución a partir de la primera cinta muy a pesar de de sus semejanzas estilísticas. La final girl Jannicke (otra vez interpretada por Ingrid Bolsø Berdal) no se limita a correr desesperada por los pasillos sino que se enfrenta valientemente al misterioso montañés que ha empezado a despedazar a los trabajadores del hospital. Este asesino en particular también ha sufrido una evolución al convertirse en una máquina de matar con una fuerza y habilidad casi sobrenaturales que chocan frontalmente con el supuesto realismo de la primera entrega, pero que hacen de esta una película de terror mucho más efectiva. En general Cold Prey 2 es mucho más sangrienta y otorga menos concesiones que su antecesora, lo cual es de agradecer.
Y lo más curioso de todo es que la película echa mano de toda esa truculencia y bagaje en cuanto a horror físico se refiere sin caer en la tentación de hacer su contenido más digerible mediante la ironía o el guiño fácil con el espectador, un error que cometen muchos ejemplos recientes de este cine de asesinos misteriosos. Es encomiable también la manera en que esta secuela complementa la original al ahondar un poco más en su propia mitología y explorar los orígenes del asesino (que ya se intuían en la primera parte pero que aquí están mucho más detallados gracias a la gratuita inclusión de un antiguo testido de dicha génesis) y cerrar con una vuelta al hotel abandonado donde comenzó todo, rematando con la confrontación final entre la bestia y la chica final.
No hay realmente mucho más que destacar: Cold Prey 2 es aún más básica que su predecesora en cuanto a argumento y probablemente no pasará a la historia como uno de los ejemplos más destacables del terror nórdico que nos ha llegado recientemente, pero su mayor fiereza y su sincero respeto hacia las formas clásicas del cine que emula (nuevamente, la primera secuela de Michael Myers asoma por todos lados) la hacen para mí mucho más válida que la primera parte, y sin duda bastante recomendable para aquellos interesados en el nuevo cine de terror comercial noruego. Echadle un vistazo y lo compraréis. Falta comprobar ahora si la tercera parte estrenada en 2010 (muy previsiblemente, una precuela) estará a la altura.
Vi la primera parte y he de decir que me resulto muy interesante y despues de lo que acabo de leer creo que vere esta segunda para ver que tal esta.
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