La novela El Club Dumas, de Arturo Pérez-Reverte, es un libro que me ha fascinado en gran medida, cosa que no puedo decir de gran parte del resto de su obra. No dudé un segundo en incluirla en el Top 12 de los libros que más disfruté en el 2005, y en cuanto a su adaptación al cine, el hecho de que estuviera a cargo de Roman Polanski (director singular por lo menos) era ya un aliciente en favor de su visionado. Si encima de eso le agregamos la presencia de dos actores tan inquietantes como Johnny Depp y Frank Langella, entonces todo está servido para un cóctel de primera. Sin embargo, no es el caso, ya que La novena puerta (1999), si bien resulta un thriller de lo más eficiente, no alcanza ni por asomo los estándares de ese maestro de la intriga que es su director, de quien no podemos olvidar (y tampoco dejar de extrañar) obras maestras como Repulsion (1965), El bebé de Rosemary (1968) o El inquilino (1976).
Porque el principal problema con el que nos encontramos aquí es que Polanski ha decidido con esta película abandonar toda la ambiguedad y la complejidad de la trama de Pérez-Reverte en favor de la concepción de un misterio más clásico y convencional. Dicha concesión no representa un fallo en sí mismo (ya lo había logrado con éxito el francés Jean-Jacques Annaud adaptando a Umberto Eco) pero en esta ocasión se ha quedado muy corto. El mismo título de la película ya muestra de manera palpable la simplificación que se ha hecho de la historia al desechar la trama de la novela acerca del manuscristo perdido de Los tres mosqueteros en favor de la búsqueda por parte del personaje de Johnny Depp de un libro llamado Las nueve puertas, especie de grimorio que se dice fue escrito en colaboración con el mismo Lucifer, y que contiene los secretos de la sabiduría absoluta. Lo que en la versión novelada era un relato complejo e intrincado con fuertes connotaciones meta-literarias acerca de la futilidad del ser humano como juguete de sus propios caprichos e intrascendencias, en la película de Polanski es una trama sencilla acerca de un "detective de libros" y una conspiración en su contra por parte de una secta de banales adoradores del Diablo.
Y no es que todo sea malo; Polanski logra transmitir a su creación la atmósfera que tanto ha explotado en sus trabajos anteriores, esa cadencia narrativa en la que no hay grandes momentos dramáticos ni trepidantes escenas de acción pero en la que en cambio se ofrecen instantes de tensión dignos de ser mencionados, la presencia constante de una "amenaza" indefinida que persigue al protagonista a la vuelta de cada esquina pero que en pocas ocasiones se manifiesta de forma directa (ejemplos de esto son los momentos en los que el personaje de Johnny Depp es víctima de los atentados violentos pero sutiles de su perseguidor). De esta forma se puede decir que la película se convierte en un flatline con uno que otro momento altisonante. El hilo narrativo incluso se permite ciertas omisiones que no habrían hecho otros directores, como por ejemplo el hecho de que las muertes de varios personajes nunca son mostradas, dejándonos en cambio con el mucho más contundente descubrimiento de sus cuerpos por el protagonista.
Precisamente es en torno a este personaje donde la película más ha perdido. En el libro, Lucas Corso es un personaje increíblemente complejo, un hombre cargado de cinismo y un refinado sentido del humor para con los demás, pero en el fondo extremadamente misántropo y atormentado. Su pasión por los libros (pasión meramente utilitaria, por lo demás) representa asimismo un aislamiento del mundo "real" que le hace la persona idónea para adentrarse en el mundo críptico de aquel misterio que pretende desentrañar. Muy poco de eso ha sido trasladado a la película, donde la elección de Johnny Depp ha convertido al personaje en simplemente otra incursión de este actor en el "mundo de las tinieblas", al igual que en aproximadamente el 99% de su filmografía.
En definitiva, no se trata de una mala película, que podría ser calificada incluso de muy buena si hubiese sido llevada a cabo por cualquier otro director, pero para los estándares de Polanski es en definitiva algo muy bajo, y por supuesto, la lectura de la novela resulta fatal para la apreciación de las escasas ambiciones de esta adaptación. Recomendable como abreboca para temas satánicos un poco más contundentes.
Yo quizas diria que esta pelicula es un buen aperitivo para luego descubrir muchas mas cosas y detalles en el libro.
ResponderEliminarConclusión: en estos casos hay que leer más. Cuando ví la película sabía que no me iba a gustar (soy prejuicioso) y es que la novela es estupenda.
ResponderEliminarBuen blog que acabo de descubrir (y terrorífico).
Si necesitas ayuda o quieres echar un ratito, pásate por mi gabinete.
Saludos
El libro y la pelicula ¡¡¡increibles!!!, una de mis favoritas.
ResponderEliminarEn mi opinión la película tiene muy buena factura y engancha, además a mi me encanta todo su contexto bibliófilo y eso; pero es verdad que se aleja del tono habitual en Polanski, que aquí se ajusta más a esquemas típicos; pero bueno, se disfruta.
ResponderEliminarLo peor de esta película es que cuando por fin empieza a despertar expectativas en el espectador se acaba... No hce falta decir que sin cumplirlas...
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