Antes de que su estilo como director se desviara hacia cómicos afroamericanos en decadencia haciendo de vampiros o (peor aún) la nefasta combinación de Meryl Streep + Gloria Estefan + violines, el nombre de Wes Craven era sinónimo de uno de los últimos autores de cine de terror de la vieja guardia. Los que le queremos aún seguimos esperando su regreso triunfal, cuyas esperanzas yacen principalmente en aquellas películas en las que Wes sí desplegó su particular universo de terror auto-referencial pero no por ello exento de otro tipo de constantes temáticas. En el presente, Craven se ha dejado llevar en demasía por su condición de mercader hollywoodense, a menudo apadrinando películas de dudosa calidad o participando en cualquier proyecto que le caiga entre manos desdeñando la construcción de ese corpus cinematográfico que, en mayor o menor medida, se había venido forjando durante los setenta y ochenta. Quizás sea eso lo que a la larga le haya impedido ganarse el aura de culto que sí se ha formado alrededor de niños maltratados por la industria como John Carpenter, o guerrilleros inmutables como George Romero. Aún asi, si Wes no merece estar en esta categoría de míticos, ¿quién lo merece?
Contrariamente a los dos nombrados arriba, Wes Craven llegó tarde al panorama cinéfilo, rebotado de sus estudios de filología y psicología, y por lo tanto del conservador ambiente académico. Sorprende entonces que su primera película de terror, La última casa a la izquierda (1972), no lo haya descolocado a él tanto como a la crítica. Más una cinta de venganzas que de terror al uso, su debut junto a uno de los padres del slasher, Sean S. Cunningham, supone también el inicio de un tema que se repite en varios de sus más importantes trabajos: la brecha muchas veces insalvable entre las distintas generaciones del clan familiar, el vacío que se produce entre progenitores e hijos y que encuentra su salida en la forma de secretos, mentiras y, por supuesto, muerte. La película, por cierto, fue calificada en su momento como una vulgar explotación a pesar de que, en la práctica, era poco menos que un remake encubierto de El manantial de la doncella (1960) de Ingmar Bergman, dando inicio a una serie de imitadores de historias de violación/venganza que encontraría su clímax a finales de los setenta con La violencia del sexo (1978), de Meir Zarchi.
Pero volvamos a Craven y a la que fue su segunda gran obra de culto:
Las colinas tienen ojos (1977). Esta historia de paletos mutantes caníbales nace, como la anterior, a la sombra de otra gran obra,
La matanza de Texas (1974), pero con mayor énfasis en esa temática familiar de su director y en el discurso violento de patio trasero de la civilización que ya se había visto en la película de Tobe Hooper. El éxito de esta nueva producción (mancillado por una terrible secuela realizada varios años después) permitió a Craven hacerse un nombre dentro del panorama de los cineastas de género, dando inicio a una serie de películas no necesariamente destacables que sin embargo fueron una preparación para la que sería su gran obra maestra, una película parida entre sus propias experiencias de juventud y la creatividad de alguien que planeaba llevar el subgénero slasher hasta el sitio en teoría más seguro que tiene el ser humano: sus propios sueños.
Con Pesadilla en Elm Street (1984), Wes Craven realiza no sólo la que fácilmente se puede considerar su mejor película, sino también una de las mejores cintas de terror de los ochenta o de cualquier época. Al igual que otros slashers de entonces, Freddy Krueger se convirtió en un icono moderno del terror tan reconocible hoy en día como Drácula o el monstruo de Frankenstein, y como estos, ligado también al rostro de un actor en específico, el omnipresente mercenario Robert Englund, quien ha dado vida al personaje a lo largo de ocho películas y una serie de televisión hasta el punto de ser, hasta la fecha, imposible de separar de la cinta de Wes (razón por la cual el futuro remake lo tiene muy difícil de entrada). Por desgracia Pesadilla... sufrió la suerte de todos estos grandes personajes: su inusitado éxito (responsable directo de que New Line Cinema se convirtiera en un estudio competitivo) le convirtió en pasto de los videoclubs, y durante una década el título se vio acompañado de números romanos que conformaron una larga lista de secuelas en las que el espíritu de la original terminó por perderse. Fue el propio Wes Craven quien puso fin a aquella demencia al dirigir La nueva pesadilla (1994), última secuela de la saga en la que se desmonta el mito de Freddy Krueger a través de una auto-referencia de la que no se salva ni el propio director, quien sale en un cameo haciendo de sí mismo.
Esa misma referencialidad sería la marca de fábrica de Scream (1996), la última gran película de Wes Craven y tras la cual se da inicio a su decadencia como director, productor y guionista. Su alianza con el escritor Kevin Williamson nos trajo una película con más inteligencia de la que normalmente se le concede, una cinta de terror hecha para explicar la banalización del cine de terror sufrida precisamente a manos de aquella pandilla de directores de los que Wes sin duda forma parte. Las ironías no acaban, por desgracia, allí: Scream terminó causando un efecto diametralmente opuesto a su intención inicial, convirtiéndose precisamente en aquello que criticaba al generar una ola de imitadores entre los que se contaba su máximo responsable, director de dos secuelas (hasta la fecha). Contrariamente a lo que se pretendía, el género de terror se aferró con más fuerza a sus clichés y topicazos, suavizados esta vez para satisfacer las demandas del público preadolescente, ahora con mayor poder adquisitivo y por lo tanto con una creciente influencia sobre el éxito taquillero de una película.
Desde entonces la carrera de Wes Craven ha entrado en picada con ocasionales sub-productos poco dignos de mención: Un vampiro suelto en Brooklyn (1995), Cursed (2005) y Vuelo nocturno (2005) son películas que mientras menos sean nombradas mejor. Su labor como productor tampoco ha dado resultados memorables, tampoco aquellas producciones de su faceta no-terrorífica (¿o sí?) como Música del corazón (1999) o Paris, je t'aime (2006). Sin embargo, su anunciado regreso para este año siempre será una noticia que causará algún revuelo en el corazón de sus martirizados fans. Que sí.
Gran sección para descubrir el trabajo y la vida de grandes maestros del género. Craven a pesar de su irregularidad no deja de sorprenderme. Saludos!
ResponderEliminarHe leído por allí que Michael "Lex Luthor" Rosenbaum (Smallville) será el nuevo Freddy ...
ResponderEliminar¿Sabes si hay algo de cierto en eso?
pero de verdad es necesario un remake de pesadilla en elm street? la madre que los parió..
ResponderEliminarParece mentira, pero, a pesar de ser uno de los grandes del genero y tener un buen puñado de peliculas a sus espaldas que causan fervor entre los aficionados, es terriblemente cierto que jamas ha alcanzado el status de culto, tal vez debido a lo irregular de su filmografia, donde uno puede encontrar lo mejor y lo peor.
ResponderEliminarQuiza lo mas destacable, aunque casi nadie hace referencia a ello, es el increible juego de espejos que ha ido tejiendo a lo largo de su carrera, y que llega a su maximo exponente en Scream
Wes Craven si ha ido en picada con varios proyectos bastante malos. Aunque en lo personal creo que "Red Eye" (Vuelo Nocturno) fue un pequeño thriller entretenido, se espera más de una película con el nombre de Wes Craven.
ResponderEliminarSaludos
Craven se autoinmoló dirigiendo las dos siguientes cintas de Scream, como bien comenta, y aún no ha sabido resucitar con un mínimo de dignidad.
ResponderEliminarY la denostada Pesadilla Final me parece una maravilla, no sólo por ese uso del metalenguaje, si no porque si alguien tenía derecho y poder de matar a Freddy, era su padre. Lástima que vengan los carroñeros a explotar otra vez el concepto, tornándolo, de buen seguro, en otra cutresalchichez seudoterrorífica más.
A mi, y a mucha gente, tambien me gusta "La nueva pesadilla"; comentaba Craven al respecto de su regreso a la franquicia que consolido a New Line Cinema que, pese que su paso por las salas comerciales sin pena ni gloria, habia sido una de las entregas que mejor habia funcionado en el circuito de video, gracias, decia, al exito de Scream, que consiguio que mucha gente mira la pelicula con otros ojos
ResponderEliminarMe encanta que hables de mi tio. La verdad es que le voy a enviar un email diciéndole lo bien que le tratas. Aunque para mi no hay peli mala, sera por eso de ser familia, je jeje
ResponderEliminarSaludos
Buenas Hombre lobo, y disculpas por estar desaparecido de este blog varias semanas, pero he tenido un mes de febrero muy ocupado. Hablemos de Wes Craven.
ResponderEliminarEstoy bastante de acuerdo con casi todo lo que mencionas. Por un lado, Pesadilla en Elm Street es y será su mejor película. Pero a mi Las colinas tienen ojos y sobretodo La ultima casa a la izquierda me encantan, tanto que estoy esperando a ver si algún día les da por sacar en DVD una buena edición coleccionista y tal, cosa que veo no sucederá.
Por otro lado, lo último que ha hecho estoy de acuerdo en que no tiene mucho interes. Incluso como productor la esta cagando (¿Cómo se le ocurre dar las riendas del guión de Las colinas tienen ojos 2 –del remake, se entiende- a su hijo, viendo que este no tiene ni puta idea de escribirlo?). Y Vuelo nocturno apuntaba alto, pero finalmente se quedo en un monótono thriller televisivo algo entretenido.
Hola Lobo:
ResponderEliminarTe escribo desde Argentina, mas precisamente Cordoba.
Siempre entro a esta pagina y la verdad es que admiro mucho tu trabajo, espero que sigas asi y no le aflojes.
Wes Craven sin dudas es uno de los mas grandes y uno de mis preferidos.
Pero es muy evidente sus altibajos... que le quedara a Wes, dirigir una cuarta entrega de Scream?... o volvera con algun personaje terrorifico como Freddy Krueger?... O nos aburrirá con otro bodrio como Musica del corazon?... No seria saludable que se le pegue algo de Eli Roth?...
Saludos Lobo, y espero ver pronto alguna reseña del mitico Stan Winston.
Saludos!
mmmmmm, porqué me da la sensación de que en esta muy buena página, y en esta muy buena sección, hace falta el nombre de George Romero?
ResponderEliminarSe te ha olvidado Lobo? Merece el mismo crédito que los implicados en esta sección no crees?
Coincido con usted, maese Demónico. Sin embargo, no he dado con la manera de escribir dicho texto en una forma medianamente aceptable.
ResponderEliminarUn saludo, y gracias por leer.